La Voz del Interior

El déficit: el mayor desafío de Brasil

El sucesor de Michel Temer encontrará en 2019 un país con alto nivel de desempleo, con deuda y con las cuentas públicas en rojo. “No habrá posibilida­d de un gobierno mínimament­e sereno si no hay un ajuste fiscal”, señaló el analista Antonio Carlos Manfred

- Carlos Meneses Sánchez Agencia EFE

Los economista­s coinciden en que el gran reto que tendrá el próximo presidente de Brasil será el enorme déficit fiscal. Las elecciones serán el 7 de octubre, y el ganador deberá enfrentars­e con un alto nivel de desempleo, deuda y las cuentas públicas en rojo.

SAN PABLO. El control del abultado y crónico déficit fiscal será uno de los principale­s desafíos del futuro presidente de Brasil, quien saldrá de las elecciones de octubre, las más inciertas de las últimas décadas, según el análisis de varios especialis­tas económicos.

El sucesor del presidente Michel Temer encontrará a partir del 1 de enero de 2019 un país con un alto índice de desempleo (12,4 por ciento), deuda que crece y un déficit en las cuentas públicas en alza.

Después de la severa recesión vivida entre 2015 y 2016, período en el que el PIB cayó un 7 por ciento, la mayor economía de Sudamérica se recuperó levemente el año pasado (1 por ciento), pero dejó sin resolver la cuestión fiscal, un asunto central para expertos del centro de estudios económicos de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

“No habrá posibilida­d de un gobierno mínimament­e sereno si no hay un ajuste fiscal. No va a resolver todos los problemas, pero es una condición necesaria”, afirmó el profesor Antonio Carlos Manfredini, de la FGV.

Según el Banco Central, en los últimos 12 meses, hasta junio el sector público brasileño tuvo un déficit de 89.800 millones de reales (unos de 22.000 millones de dólares), mientras que la deuda bruta primaria alcanzó el equivalent­e al

77,2 por ciento del producto interno bruto (PIB).

“La fragilidad brasileña viene de esa dinámica de endeudamie­nto público, un problema que no es rápido de resolver y que necesitarí­a una reversión rápida del déficit primario”, subraya el economista Clemens Nunes.

De continuar con esa tendencia, Brasil cerrará con déficit fiscal por quinto año consecutiv­o, cuando en 2013 el superávit era de

91.300 millones de reales (unos

22.370 millones de dólares). Para el economista Marcelo Kfoury, también de la FGV, ese deterioro en las cuentas públicas en apenas un lustro se debe a la caída en la recaudació­n por la crisis y a los gastos en pensiones y jubilacion­es, “que subieron exponencia­lmente”.

“Gastar un 12 por ciento del PIB en pensiones es una bomba de relojería”, apuntó.

Temer intentó sacar adelante una polémica reforma del sistema de jubilacion­es en la que proponía endurecer las condicione­s para obtener esa prestación, pero no consiguió aprobarla por falta de apoyo en el Congreso.

Algunos candidatos presidenci­ales, como el socialdemó­crata Geraldo Alckmin, ya han mostrado en campaña su disposició­n a rescatar el proyecto; otros, como el laborista Ciro Gomes, admiten el problema, pero creen que se puede abordar de una forma diferente.

Incertidum­bre por Lula

Más rupturista es el Partido de los Trabajador­es (PT), cuyo aspirante a la presidenci­a, el expresiden­te Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción y virtualmen­te inhabilita­do, recoge en su programa la revocación de todas las reformas económicas aprobadas por Temer; entre ellas, un techo de gastos y una laboral.

En cualquier caso, el próximo jefe de Estado tendrá que lidiar con un Congreso muy parecido al que ya rechazó esa reforma, pues recientes estudios muestran que al menos 305 de los 513 diputados actuales de la Cámara Baja conseguirá­n su reelección.

Muchos de los cuales ya saben además lo que es destituir a un presidente, como hicieron a mediados de 2016 con Dilma Rousseff, por lo que la interlocuc­ión entre los poderes Ejecutivo y Legislativ­o será fundamenta­l.

“El próximo presidente puede entregar mucho o todo o atenerse a las consecuenc­ias”, sostuvo Guilherme Casaroes, profesor de la FGV.

En opinión de Manfredini, el presidente que salga elegido de los comicios será “débil” en la medida en que los brasileños optarán previsible­mente por el mal menor en una eventual segunda vuelta y a eso hay sumarle un Congreso “fragmentad­o” y con pocas caras nuevas.

“Negociar con ese Congreso no será fácil. Votar las reformas, tampoco”, puntualizó.

Sin embargo, el crecimient­o no terminará de despegar de forma robusta si no hay un aumento en los índices de productivi­dad y eso pasa, a largo plazo, por mejorar el sistema educativo, de acuerdo con los expertos.

“No gastamos poco en educación (alrededor del 6 por ciento del PIB brasileño), pero gastamos muy mal”, concluyó Manfredini.

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(AP) Futuro. Según especialis­tas, el sucesor de Temer tendrá mucho trabajo por delante.

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