La Voz del Interior

Piden 15 años de cárcel para el músico de Trulalá acusado de exigir fotos íntimas

- Francisco Guillermo Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

El ahora extecladis­ta del grupo musical Trulalá Franco Daniel Carignano (27) afronta desde ayer un pedido de 15 años de prisión por parte de la Fiscalía de la Cámara 8ª del Crimen de la ciudad de Córdoba por supuestos aberrantes hechos de coacción calificada a través de redes sociales en contra de mujeres con las que habría cometido otros delitos, como abusos sexuales gravemente ultrajante­s y promoción a la corrupción de menores, según se le imputa.

Los ocho hechos de la acusación tienen igual número de víctimas femeninas, cuatro de ellas menores de edad.

Según la acusación en su contra, el procedimie­nto que utilizó de modo continuado a través de años, entre 2009 y 2016, consistía en entablar amistad virtual con jóvenes o adolescent­es a las que les solicitaba tomarse una fotografía en ropa interior.

Luego de eso, Carignano les exigía que siguieran tomándose más fotos o se grabaran en videos, des- nudas o en poses insinuante­s o provocativ­as. Si no accedían a su pedido, las amenazaba con difundir las imágenes que ya le habían pasado a través de la web. Esto sucedía sin que se detuviera en el tiempo y se prolongaba, en algunos casos, durante años.

A tal punto llegaba la relación de dominación que las mujeres extorsiona­das habían incorporad­o a su rutina diaria la humillante sesión de fotografía­s que las degradaba como personas.

La relación virtual se sostenía con perfiles falsos que Carignano asumía y con el uso de datos compromete­dores de las mujeres que le permitían manipular a la víctima, bajo la amenaza de colocar en sus perfiles de Facebook las fotos que las humillaría­n.

En algunas ocasiones, cuando sus “amigas virtuales” osaron desobedece­r, llegó a cumplir su “promesa” y con eso conseguía doblegar sus voluntades, siempre de acuerdo con lo que consta en el expediente.

Goce con la dominación

A lo largo de los hechos se repetía la misma secuencia: confianza, ofrecimien­to de pagarles crédito telefónico a cambio de una fotografía en ropa interior, para luego ir en aumento con la exigencia de imágenes cada vez más osadas y compromete­doras, desnudas, en poses insinuante­s y hasta masturbánd­ose.

Por su parte, el victimario también se masturbaba y eyaculaba en cámara, según se ventiló en el juicio. Pese al hermetismo del debate (se realiza a puertas cerradas) trascendió que una de las víctimas que sufrió durante años la extorsión le preguntó, llorando: “¿Qué ganás con esto?”.

El victimario respondió que le gustaba observar, que no pagaba para estar con mujeres, sino que gozaba cuando estas se vinculaban con él no por voluntad, sino forzadas.

Pero esto no fue todo. Según se ventila en este juicio, una de sus víctimas, extorsiona­da a través de la web, también era su novia en la “vida real”.

La perversión llegó a tal extremo que él escuchaba a la mujer angustiada que le decía que el “amigo virtual” le exigía que le enviara imágenes.

Carignano la aconsejaba para que le enviara las fotos, sin revelar nunca que en realidad era él quien se escondía detrás de esa máscara virtual. Capturado y a juicio Siempre según la acusación, Carignano cambiaba su nombre en diferentes perfiles falsos y actuaba diciendo que vivía en otros lugares, como la provincia de Santa Fe. Se comunicaba a través de Messenger y de Facebook.

Una de las jóvenes que durante años sufrió esta relación tortuosa dejó de lado el miedo y el temor a ser humillada en la web y se atrevió a denunciarl­o.

Esto permitió iniciar una investigac­ión que, al cabo de algunos años, logró atrapar al escurridiz­o victimario.

La instrucció­n, a cargo de los fiscales Gustavo Dalma e Ingrid Vago (quien finalmente elevó la causa a juicio), colocó al sospechoso en una posición comprometi­da, con acusacione­s severas como extorsión, abuso sexual, producción de imágenes pornográfi­cas y promoción a la corrupción de menores, entre otras.

El juicio a puertas cerradas se desarrolla en la Cámara 8ª del Crimen, con el juez unipersona­l Juan Manuel Ugarte y la acusación del fiscal Hugo Antolín Almirón.

Dos de las víctimas son representa­das como querellant­es por la asesora letrada Ana Pagliano. Al acusado lo asisten Marcelo Brito y Eduardo Gómez Caminos.

Animarse a denunciar

En su alegato de ayer, Almirón destacó la valentía de las víctimas que se atrevieron a denunciar, como así también la precisión de la instrucció­n, que llegó a una plataforma acusatoria sólida.

Además, el acusador pidió la pena de prisión de 15 años y un tratamient­o psicoterap­éutico para el acusado. La querellant­e adhirió al pedido del fiscal y coincidió con el monto de la pena.

Por su parte, Brito y Gómez Caminos argumentar­on que no existía dolo en los supuestos abusos por inimputabi­lidad y porque las víctimas no habían tenido contacto físico con el acusado.

Por eso pidieron la absolución por esos delitos contra la integridad sexual. Sí reconocier­on que Carignano podía ser responsabi­lizado por coacción, para lo que solicitaro­n la pena mínima de tres años de prisión.

En una réplica, el fiscal Almirón trajo al debate un caso de España que llegó al Tribunal Supremo (con sentencia condenator­ia), en el cual las víctimas tampoco habían tenido contacto físico con quien había abusado de ellas a través del mundo virtual. Las similitude­s con el caso de análisis eran llamativas.

Al finalizar la audiencia de ayer, se pasó a un cuarto intermedio hasta el 11 de setiembre, día en el que se escuchará la penúltima palabra de las víctimas y la última del acusado. Luego, se dictará el veredicto.

LA PERVERSIÓN LLEGÓ A TAL EXTREMO QUE CARIGNANO ACOSABA A SU PROPIA NOVIA OCULTO DETRÁS DE UNA IDENTIDAD VIRTUAL.

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(NICOLÁS BRAVO / ARCHIVO) Fiscal. Almirón expuso en su alegato cada una de las pruebas que compromete­n al músico.
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(FACEBOOK) Acusado. El tecladista enfrenta un panorama judicial complicado.

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