Comisionista, un oficio que resiste
Un vecino de la capital cordobesa podrá imaginar que el oficio de comisionista integra el lote de los que entraron en proceso de extinción. Eso, porque no vive en el interior provincial, donde esa actividad goza de muy buena salud. Y no sólo que no decayó, sino que parece ir sumando prestadores.
Esa realidad pone en evidencia la dependencia que, en mayor o menor medida y según los casos, mantienen los pueblos y ciudades del interior con la Capital. La descentralización, en muchos sentidos, está en deuda.
Los comisionistas van y vienen con trámites para entes oficiales que sólo atienden en la Capital o llevan y traen mercancías, objetos, documentos y varios etcéteras. Algunos, con utilitarios grandes, también cargan muebles y hasta hacen mudanzas.
Esa tarea entre el interior y la ciudad de Córdoba se reproduce, a su vez, como espejo dentro del propio interior: hay muchos que se dedican a unir los pueblos con la mayor ciudad de cada región.
El centralismo le asegura una larga vida al oficio, aunque la posibilidad de hacer algunos trámites on line le ha restado algunas tareas en los últimos años.
En primera persona
Desde hace 15 años, Jorge Teyssedou va y viene entre Traslasierra y la Capital. Igual que una decena de pares de su zona, enfrenta dos o tres veces por semana la travesía de varias horas que incluye atravesar la ruta de las Altas Cumbres. Si por niebla o hielo esa vía se interrumpe, debe “dar la vuelta” por Cruz del Eje y los 180 kilómetros iniciales aumentan a 360. “Puedo salir a las cinco de la mañana y volver a casa a las 23”, apunta.
Trámites en Tribunales, en obras sociales, en centros de salud