La Voz del Interior

“Me gustan los papeles chicos”

Saltó a la vista como un actor omnipresen­te al ganar el Martín Fierro revelación por su gran trabajo en “Un gallo para Esculapio”. El platense redobló la apuesta en “El marginal 2”, y estará en la película de “El Potro” y en la serie de Monzón.

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

El Martín Fierro en la categoría “revelación” que ganó este año Diego Cremonesi (1976) por su trabajo como Roque en Un gallo para Esculapio sirvió para unir un nombre y una cara que hace rato están girando en el audiovisua­l argentino.

En efecto, el actor platense hizo también del malogrado cantante carcelario “el Cuis” en la precuela de El marginal 2 (el martes emite el último capítulo) y con el que generó un fenómeno extratelev­isivo con su hit Piñata que ya tiene adaptación de estadio.

El ritmo pachanguer­o de la canción, producida por el Cypress Hill Eric “Bobo” Correa y Murci Bouscayrol, presagia la participac­ión de Cremonesi en El Potro, lo mejor del amor, de Lorena Muñoz sobre la vida de Rodrigo Bueno y recuerda el nombre cumbiero del Ráfaga que encarnó en Kyrptonita y Nafta súper, de Nicanor Loreti, versión vernácula de Flash.

Como si fuera poco, el actor (que vive con su familia en La Plata y tiene parientes políticos en Córdo- ba, adonde viene a pasar los veranos) hará del decisivo fiscal Carlos Pellizza en la miniserie de Monzón, tiene papeles en la película Rojo, de Benjamín Naishtat (va a San Sebastián y en la que comparte elenco con Darío Grandinett­i, Andrea Figerio y el chileno Alfredo Castro) y en Pistolero de Nicolás Galvagno en la que, dice, les rindió homenaje a sus ancestros italianos a tono de espagueti western.

Y hasta está en una de las escenas de El ángel, de Luis Ortega, que quedaron fuera de la edición final, en la que hace de víctima dentro de un auto junto a Mercedes Morán, Lorenzo Ferro y “el Chino” Darín y en la que entona una canción, fiel al lado musical de su vocación.

“Cuando me reuní con ‘el Bobo’ y Bouscayrol en la previa de El marginal 2 y conocí Piñata quise cantarla sí o sí, porque sabía que iba a ser un éxito –reconoce el actor vía telefónica–. En paralelo, hace 15 o 20 años que vivo de lo que hago con un personaje mío que es una especie de alter ego que se llama Paco Rimenver, con el que hago shows de humor y canciones en La Plata y alrededore­s. Con él canto habitualme­nte tango, melódico, folklore, pachanga, cumbia, cuarteto”.

Y matiza: “Me considero actor y lo que ansío es una carrera como actor, cantar me gusta pero no me interesa la carrera de cantante. Sí es cierto que mi trabajo ha estado relacionad­o con la música de algún modo. Además de trabajar en El Potro y Gilda y de la escena en El ángel fui parte de Alta cumbia, un filme sobre la cumbia villera del cordobés Cristian Jure (que se puede ver en cine.ar), que es mi cuñado, y filmé ahora La afinadora de árboles, de Natalia Smirnoff, con Paola Barrientos, en la que canto un poquito. Evidenteme­nte, siempre estoy buscando la excusa (risas)”.

¿Qué implicó el Martín Fierro? ¿En qué medida se siente Cremonesi una “revelación”?

“Fue un logro importante porque me llega en un momento en el que no soy ningún pibe”, contesta.

Y continúa: “Los premios son un mimo al laburo, al alma, ayudan a reconocer un trabajo que precisa de lo público en un contexto tan importante como el de Un gallo para Esculapio, una de las mejores series de la historia de la Argentina. Fue un sueño estar ahí, era mi primera oportunida­d importante en televisión y no podía desaprovec­harla. El premio no me cambió la vida, no es que me llovieron propuestas al otro día, pero me puso sobre la mesa ante gente que no me conocía”.

Hombre orquesta –¿Cómo definirías tu trabajo? –Lo que siempre quise fue no sólo trabajar en televisión y cine, sino tener personajes que me permitiera­n expresarme y jugar, que es lo más difícil. He hecho mil bolos en televisión que, además de pasar sin pena ni gloria, te impiden expresarte. Tuve suerte en que Undergroun­d y Sebastián Ortega confíen en mí para Roque y eso derivó en que me piensen para El marginal, que “el Cuis” funcione es una satisfacci­ón. A mí me gustan los papeles chicos. Mi sueño hoy es actuar al lado de Claudio Rissi, Daniel Fanego, Roly Serrano, Mercedes Morán, gente muy grosa para mí. Aspiro a seguir creciendo y aprendiend­o el oficio con papeles que no son espectacul­ares. Soy el instrument­o de una orquesta. Hay actores muy pendientes de sí mismos, yo pienso en el todo.

–Se subió a Netflix “Invisible”, la película de Pablo Giorgelli que trata el tema del aborto y en la que trabajás.

–Invisible es una película que adoro, estoy feliz de que esté en Netflix porque la gente la vio poco en cine. Me permitió tocar una cuerda de actuación buenísima, a pesar de ser un personaje chico es potente y trascenden­te. Invisible es valiente en cómo encara el tema, porque lo hizo varios años antes de que el aborto estuviera en boga y no pretende ser panfletari­a. Intenta ponerse en la piel de una piba, no de las pibas, e invita a pensar y no clausura sino que deja abierto a la interpreta­ción. Hay gente que espera que la película le diga lo que tiene que pensar, para mí eso acota lo artístico. Cuando hago de malo, no hago cara de malo, si ya el personaje lo es. Cuando hice a Roque pensé: “Cómo puedo lograr que a este tipo lo quieran un poco”. Ya era tan tremendo lo que hacía que para qué lo iba a cargar aun más. Me interesan esos contrastes, somos un mar de contradicc­iones.

ASPIRO A CRECER Y A APRENDER EL OFICIO CON PAPELES NO ESPECTACUL­ARES. SOY EL INSTRUMENT­O DE UNA ORQUESTA.

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