Acusan a un pastor evangélico de abusar de mujeres
Un pastor evangélico fue enviado a juicio acusado de haber atacado a feligresas que acudían a la iglesia y de aprovecharse de ellas. Los hechos habrían ocurrido en Jesús María. Arturo Peralta podría recibir una alta condena.
El fiscal de Instrucción de Jesús María, Guillermo Monti, decidió elevar a juicio oral la causa en contra del pastor evangélico Arturo Humberto Peralta (55), quien continúa con prisión preventiva en la Cárcel de Bouwer y sobre quien pesan 10 acusaciones de supuestos abusos sexuales con y sin acceso carnal. ¿Las víctimas? Mujeres que formaban parte de la feligresía de su iglesia: Josafat.
Los hechos denunciados fueron considerados por la fiscalía como agravados por su condición de ministro del culto religioso, además de haber constatado que en muchos casos fueron continuados y reiterados.
El delito, en caso de condena, tiene penas que van desde los ocho hasta los 20 años de prisión. Como van en concurso real, la especulación es que en el juicio se pedirá la pena máxima.
Aunque se asentaron 12 denuncias, 10 de ellas terminaron teniendo alto valor de sospecha para el fiscal mediante el peritaje psicológico a las víctimas.
Las pericias al pastor y la abundante evidencia que se colectó de los teléfonos móviles, que se le secuestraron, terminaron de dar forma a la causa que se elevó a juicio. El fiscal también descartó que haya habido fabulación o confabulación por parte de las víctimas.
De todos los casos investigados, se supo que cuatro mujeres sufrieron abuso sexual sin acceso carnal en una sola oportunidad; otras cinco, abuso sexual sin acceso carnal en forma continuada; y la restante, abuso sexual con acceso carnal reiterado.
El presunto victimario se habría valido de su condición de religioso y recibía a personas humildes y vulnerables que concurrían a la iglesia Josafat, frente a la ruta nacional 9 norte.
Según la causa judicial, su supuesto método consistía en lograr que le confiaran sus problemas, en ocasiones secretos íntimos, para luego presuntamente extorsionar a las mujeres. Acto seguido, las habría amenazado con divulgar lo que sabía de ellas.
En general, el abuso consistía en tocamientos por fuera o debajo de la ropa. En dos ocasiones habría ido mucho más allá.
Carlos Nayi, abogado de cuatro de las denunciantes, no dudó en calificar la conducta del acusado: “Es un chacal, una persona que ha utilizado la posición de asimetría de poder, su condición de religioso, para penetrar a los más vulnerables, a los más humildes, a los más necesitados, a las personas que tenían problemas, y utilizó el nombre y la trayectoria de una iglesia que él terminó manchando”, dijo.
“Utilizó el ardid, una estafa moral, más allá de los delitos contra la integridad sexual, más perversa que pudo haber cometido una persona. Realmente se montó en una maniobra extorsiva para conseguir el resultado. La querella está convencida de que hay muchas más víctimas. Espero que se animen a denunciar este proceder ante la Justicia”, completó.
Sin dejar rastros
Las comunicaciones entre el pastor y las mujeres eran telefónicas, nunca a través de chats de redes sociales. La indicación era que se presentaran solas en el templo. En el caso de la única víctima que denunció haber sido obligada a mantener relaciones sexuales, un familiar contó que el acusado “aprovechó una crisis matrimonial de la mujer”.
Así las cosas, la habría incitado a mantener relaciones y después la habría amenazado con contarle todo a su esposo.
“Nos citaba para hablar y te encerraba, cerraba la puerta del frente con llave y la otra puerta que da a la iglesia con traba. Ahí empezaba. Yo, hasta llorando, le pedía que me dejara ir, que me soltara, que yo no quería. En algunos casos, te dejaba y en algunos no”, contó una de las víctimas.