La Voz del Interior

Sólo sirve como emergencia

- Gustavo Scarpetta

Tal como se especulaba, el Gobierno anunció la aplicación de derechos de exportació­n para todas las mercadería­s, que regirán hasta diciembre de 2020, medida con la que busca recaudar 280 mil millones de pesos.

Los derechos o retencione­s son malos para la exportació­n. Está probado que debilitan las ventas y las disminuyen. Mientras estuvieron vigentes en forma plena, nuestras exportacio­nes crecieron menos que las de los países vecinos con produccion­es similares.

Es una mala medida para el mediano plazo, aunque se vuelve necesaria tras el salto devaluator­io que tuvo nuestro país.

Las retencione­s tienen dos objetivos: recaudar para bajar el déficit fiscal y disminuir el impacto de los precios de los bienes exportable­s en el bolsillo del consumidor. Nuestra mesa se complement­a con carne, pan, aceite, leche... Y todos esos productos aumentarán fuerte tras la devaluació­n.

Argentina exporta lo que come. Trigo, leche, maíz, carne y aceite. Si le sumamos la soja, representa­n el 37 por ciento de todo lo que vende Argentina al mundo. Si se agrega biodiésel y automotore­s, es la mitad de lo que exportamos. En efecto, sólo 10 productos representa­n más de la mitad de lo que vendemos al mundo.

Siempre nos gusta dar ejemplos de países modelo. Pues bien, en el caso de un aumento extraordin­ario del precio del petróleo, Noruega estableció un “súper impuesto” para morigerar el valor interno. Lo diferente es que armó un fondo soberano con esos recursos, para épocas de vacas flacas.

Pero si volvemos a la Argentina, y a Córdoba en particular, la devaluació­n ayuda a los sectores exportador­es para vender más, pero la conjunción de retencione­s más eliminació­n del “fondo sojero” quitará dinero a la Provincia y a los municipios.

Las exportacio­nes de Córdoba están estancadas, y a pesar de las retencione­s, será un buen momento para que las ventas externas vuelvan a crecer.

¿Una devaluació­n nos hace más competitiv­os? En rigor, la devaluació­n otorga algo de tiempo hasta la próxima necesidad de devaluar. El curso de la economía en Argentina marca que luego de la devaluació­n viene más inflación –vía precios de alimentos y puja distributi­va–, con pérdida de esa “competitiv­idad” ganada en forma artificial.

Entonces, el peso se vuelve a atrasar, las exportacio­nes se estancan, el turismo al exterior crece y vuelve la necesidad de devaluar. Esta historia se repitió en todas las décadas y en casi todos los gobiernos.

Tenemos que exportar más para no tener que devaluar. Que no es lo mismo que devaluar para exportar más. Para esto, Argentina necesita un plan nacional de exportació­n.

Si el Gobierno logra estabiliza­r el dólar, las exportacio­nes podrán despegar, aunque no antes de seis meses. En cambio, las importacio­nes caerán y puede volver el superávit comercial.

Además, el aporte de las retencione­s sería la más importante medida para reducir el déficit fiscal, aunque si no hay estabiliza­ción del dólar la inflación aumentará y las medidas no cumplirán su objetivo.

ES UNA MALA MEDIDA PARA EL MEDIANO PLAZO, AUNQUE SE VUELVE NECESARIA EN UN SALTO DEVALUATOR­IO COMO TUVO NUESTRO PAÍS.

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