Por la emergencia, Córdoba resignará $ 34 mil millones
Macri lanzó una batería de medidas para lograr el déficit cero. Las retenciones impactarán en la provincia. El transporte público también se verá afectado por la quita de los subsidios nacionales que sumaban $ 3.600 millones.
Las medidas que anunció ayer el Gobierno nacional tendrán fuerte impacto en Córdoba. Las disposiciones económicas que afectarán de modo más directo a los cordobeses son las retenciones y la quita de subsidios al transporte.
Los impuestos a todas las exportaciones significarán a nivel local una transferencia de recursos de
28.900 millones de pesos, según calculan desde el Ieral, de la Fundación Mediterránea. Sólo los granos y sus derivados contribuirán con unos 21.600 millones de pesos.
Con disgusto, la dirigencia rural y los referentes agroindustriales afirmaron que van a colaborar porque son conscientes de los graves problemas que sufre el país.
Otro golpe es la eliminación de los subsidios nacionales al transporte público. Implicarán en Córdoba una reducción de 3.600 millones de pesos para ese sector desde enero de 2019. Los fondos de la Nación equivalen a 5 pesos del precio del boleto urbano. Si la quita se aplicara hoy, aumentaría a 22 pesos en la ciudad de Córdoba.
Por último, la Provincia deberá absorber el costo de financiar la tarifa social de la energía, lo que equivale a 1.200 millones de pesos.
Sumados todos los rubros, dan
33.700 millones de pesos.
Si bien el ministro de Economía Nicolás Dujovne admitió que la inflación puede llegar al 42 por ciento este año, los economistas consultados descartaron una espiral inflacionaria, ya que la recesión frenará el traslado de la devaluación al precio de los productos.
En un discurso grabado de 22 minutos, y en las medidas económicas que se anunciaron luego, el presidente Mauricio Macri expuso ayer sin vueltas y con dramatismo el momento de inflexión que atraviesa su Gobierno, compelido a asumir una batalla a todo o nada contra el déficit fiscal para que el Fondo Monetario Internacional anticipe al país los desembolsos que lo alejen de un default.
Dejó claro que los sacrificios que impone el equilibrio fiscal serán dolorosos y requerirán más medidas sociales para contener el crecimiento de la pobreza.
Pero no hubo autocríticas más profundas que el reconocimiento del “exagerado optimismo” que exhibió en sus primeros dos años y la admisión del fracaso del gradualismo, que atribuyó a causas como la peor sequía en medio siglo, la mala política del gobierno anterior, la suba del precio internacional del petróleo, las tasas de interés en los Estados Unidos o la guerra comercial entre China y Donald Trump.
El diagnóstico de la situación no fue complaciente. “Estamos en emergencia”, fue la frase que reiteró Macri para explicar el ajuste de más de 500 mil millones de pesos que se apresta a ejecutar desde hoy y hasta el final de su mandato. Asumió que “con esta devaluación la pobreza va a aumentar“–luego trascendió que la proyección de inflación de este año llega a 42 por ciento– y admitió también que la principal medida a la que acude para cerrar el bache fiscal “es malísima y va en contra de lo que el Gobierno quiere fomentar”: el establecimiento de cargos a todas las exportaciones del país, volviendo a retenciones de más del 28 por ciento para la soja.
No se puede
Tras dos años de “sí se puede”, ayer la palabra “no” fue la más reiterada en el discurso de Macri: apareció 66 veces en 22 minutos. “No teníamos dólares”, “no podíamos prever”, “no había reservas”, “no podemos gastar lo que no tenemos”, fueron las frases que se reiteraron, y que describen un paquete de medidas forzadas por el descreimiento del mercado y de los organismos de crédito.
“El golpe que recibimos en estos cinco meses es duro”, sostuvo, y aseguró: “Fueron los peores meses de mi vida después de mi secuestro”. Trascendió que esa frase no figuraba en el discurso que habían preparado los asesores Julieta Herrero y Alejandro Rozitchner, con la dirección de Jaime Durán Barba.
En los límites del PRO
El fortalecimiento de los dirigentes del PRO en el gobierno de Cambiemos quedó a la vista ayer en reiteradas oportunidades. Incluida la decisión de concentrar en 10 ministerios las tareas que llegaron a realizar 22 ministros, sin incorporar a un solo dirigente proveniente de otro sector político.
Macri hizo un llamado muy general a “todos los sectores” a contribuir para superar la emergencia, pero en ningún momento realizó la convocatoria que desde hace varias semanas esperan diferentes sectores del peronismo. La idea de un gobierno de coalición que muchos imaginaron como posible salida de la crisis no apareció ni de lejos en el discurso presidencial. Y menos en los anuncios posteriores.
La única referencia que incluyó un pedido concreto de Macri a la clase política tuvo que ver –en varias oportunidades– con la necesidad de que “Argentina tenga un presupuesto sólido”. Hoy los ministros de Economía de 19 provincias opositoras están convocados a los fines de avanzar en el acuerdo que permita que ese proyecto logre el aval del Congreso. Será presentado en 10 días.
Lejos de la oposición
Lo demás fueron críticas a la oposición. Entre las causas de la crisis, Macri reiteró que “se aprobaron leyes que destruían el presupuesto en curso, eso generó un impacto negativo, que aumentó la percepción de riesgo de la Argentina, y el dólar empezó a subir”, sostuvo, con relación a la denominada ley “antitarifazo”, que aprobó el peronismo y que fue vetada de inmediato por Macri.
Aseguró que no está pensando en las próximas elecciones, pero apeló de manera recurrente al escándalo de corrupción de los cuadernos K y también en reiteradas oportunidades apuntó a “los que se oponen al cambio y pronostican el caos para generar miedo”. También se refirió a una parte del peronismo como “los predicadores del miedo”, y aseguró: “Queremos que nuestro país sea mucho más que una colección de cuadernos escandalosos”, a la misma hora en que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvía a los Tribunales de Comodoro Py.
No obstante, el eje sobre el que volvió una y otra vez fue el ajuste. “Es un fracaso que en 70 años no podamos resolver nuestro equilibrio fiscal y que esto nos haya hecho convivir la misma cantidad de años con la inflación”, indicó Macri, que también apeló en varias oportunidades a las recurrentes crisis económicas.
“Esta no es una crisis más”, aseguró también. En ningún momento se esforzó por ocultar que esta es la crisis en la que se juega lo que queda de su gobierno. Y que es a déficit cero, o nada.