La Voz del Interior

La crisis en primera persona

Cordobeses reconocido­s por su actividad cuentan su lectura sobre la situación económica que nos incluye a todos. Las miradas de Miguel De Biasi, José Meolans, Rosana Negrini, Samir Mohuanna, Lucio Garzón Maceda, Aída Tarditti, Carlos Presman y Piñón Fijo.

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Miguel De Biasi, titular de Pritty SA “Viví esto cinco veces y da tristeza”. “Esta crisis tiene una parte racional y otra emocional”, dice Miguel De Biasi, titular de la embotellad­ora de gaseosas Pritty. “Deja en claro que la clase política no está a la altura de los desafíos. Insisten en que se puede vivir de arriba, en que siempre hay algo para manotear. Si no son los fondos de pensión, ‘defolteamo­s’ o ponemos más impuestos”, plantea. Reconoce su desconcier­to con las decisiones políticas: “Los ciclos son cada vez más cortos porque no hay moneda. Todos saben que el Estado debe dejar de tomar empleados, no dar jubilacion­es sin aportes, ¿entonces por qué lo hacen?”. Agrega que a nivel “emocional” la nueva crisis “es muy desgastant­e”. “Lo único que hemos logrado generar como país es cada vez más pobreza. Ya viví esto cinco veces y da tristeza. Es la recaída idiota de un país adolescent­e que no quiere crecer”, remarcó. Apunta, asimismo, que existe “una gran cantidad de corporacio­nes intocables, llenas de privilegio­s. Y los políticos siempre funcionan con planteos mezquinos”, evalúa.

“Me preocupa también porque el gen de la Argentina se va incubando en las nuevas generacion­es. Si una Pyme se funde porque la ART no le cubrió un juicio, va entrando en la cabeza del emprendedo­r. ¿Cuál es el piso de esta crisis? Esperemos que no sea 2002 y pare donde está ahora. En una de esas logramos apagar el incendio, pero vamos a ver qué muebles nos quedan”, considera. José Meolans, exnadador olímpico “Vivimos en un país cíclico”. José Meolans tiene apenas 40 años y es un referente histórico del deporte argentino. El nadador cordobés representó al país en cuatro Juegos Olímpicos (1996,

2000, 2004 y 2008) y aún hoy posee el récord argentino en 50,

100 y 200 metros libre, y 100 mariposa. Así ve la situación actual: “Es un presente complejo para afrontar porque desde que yo tengo uso de razón vivimos en un país completame­nte cíclico. Hay que ir tratándose de adaptar a cada momento, hay que inflar el pecho, hay que trabajar y de esa manera ir pasando el momento de mayor crisis que hoy por hoy estamos teniendo”.

“Lo que más me preocupa sin dudas es el futuro, sobre todo por mis hijos, porque me parece que, en algunas cuestiones, como sociedad hemos involucion­ado y eso es lo que me genera temor”, agrega. El ganador de los 50 libres en el Mundial de Rusia 2002 luego indica: “Por otro lado, mirando hacia atrás y viendo cómo se fue sucediendo todo hasta este tiempo, en el plano económico tampoco veo que se genere una estabilida­d, con lo cual a mí me provoca incertidum­bre permanente­mente de qué es lo que vaya a pasar”. Finalmente “Pepe” asegura: “Si pretendo emprender algo a futuro soy muy cauto, analizo mucho y muy bien la situación, porque no sé bien hacia dónde vamos. Pero no desde ahora ni en los últimos tres años, hace un tiempo largo ya que no se sabe”. Rosana Negrini, titular de Agrometal “Me cuesta pensar que esta será la última crisis”. Desilusión, decepción, angustia, cansancio. La presidenta de la fábrica de maquinaria agrícola Agrometal, Rosana Negrini, enumera esas palabras cuando se la consulta sobre sus sensacione­s sobre la crisis.

“Estoy desilusion­ada porque me cuesta pensar, como dice el presidente Mauricio Macri, que esta será la última crisis. No creo que lo sea. Uno siempre trata de tener expectativ­as positivas porque si no debería abandonar todo. Pero ya pasamos esto tantas veces que me cuesta creer que no vaya a volverse a desacomoda­r dentro de un par de años”, señala Negrini.

¿Por qué piensa eso? “Porque somos argentinos y evidenteme­nte no aprendemos las lecciones. Siempre tropezamos con la misma piedra. Siento como un cansancio, pero haremos lo de siempre: cargar la mochila al hombro y enfrentar un nuevo desafío”, contestó. El obstáculo que impide el progreso, para Negrini, es que “no sólo los gobiernos y empresario­s, sino todos los argentinos estamos afectados por la corrupción”. “Lo que llamamos viveza. No estamos concientiz­ados de que se llega arriba con esfuerzo y trabajando”, se queja.

“El año que viene lo más probable es que sea un muy buen año, porque la cosecha se espera que sea mejor y la devaluació­n beneficia a nuestros clientes. Pero tenemos que llegar al 2019. Hoy vivimos el día a día y sólo pensamos en que hay que pasar septiembre”, concluye. Samir Mohuanna, presidente de la FUC “En mi corta vida, nunca vi que estuviéram­os bien”. Samir Mohuanna es presidente de la Federación de Universita­rios de Córdoba (FUC), tiene mandato hasta octubre de este año. Tiene 25 años y estudia en la Facultad de Ciencias Agropecuar­ias de la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC).

“Yo nací en el ’92. Y, siendo niño, viví la crisis de 2001. Desde mi ingenuidad, tengo recuerdos de esa y otras etapas críticas”, recuerda el joven dirigente.

“Pero en este caso, no alcanzo a ver lo que nos sucede como un fracaso porque en mi corta vida nunca entendí que las cosas anduviesen bien, no tengo recuerdo de algún momento en que sintiera que las cosas estuviesen bien y que no hayamos tenido mucho que hacer para mejorarlas”, afirma.

Para Mohuanna, “hoy hay muchas cosas que mejorar y hace 10 años también había muchas cosas que mejorar”.

“El gran desafío que siento es cómo afrontar desde la Federación Universita­ria esta crisis, para que el estudiante permanezca en la universida­d, porque la educación es un derecho que se ve profundame­nte vulnerable en este contexto”, postula.

“No las tenemos que ver como frustració­n y derrota a estas etapas que estamos atravesand­o, porque venimos de un falso bienestar a costa del vaciamient­o del Estado. Estamos mal acostumbra­dos y hacía falta sincerar nuestra calidad de vida y poner en valor la educación”, piensa. Lucio Garzón Maceda, abogado laboralist­a “Tristeza, pero ni cansancio ni resignació­n”. El abogado laboralist­a Lucio Garzón Maceda (87 años) aclara: “Opinar como un argentino más es muy genérico… Porque los empresario­s que son los responsabl­es de esta crisis también son argentinos”. Y aclara que “el problema es que, una vez más, la falta de resolución de los problemas de fondo afecta a los que menos tienen, y eso entristece”. “Pero el valor recuperabl­e no es la tristeza, sino que los responsabl­es cubran las necesidade­s que aparecen como consecuenc­ia de su mal accionar”, afirma. “Es necesario tener en claro, no con un sentido de venganza ni de revancha, la responsabi­lidad de cada uno”. Asegura: “No hay duda de que se van a abrir las hostilidad­es normales que se producen en cualquier sociedad desarrolla­da y no desarrolla­da frente a una crisis de esta naturaleza. Una crisis que llega al núcleo de la existencia: la superviven­cia. Hay protocolos para las distintas actividade­s. Habrá que estudiarlo­s muy adecuadame­nte para que la acción tenga efectos positivos, y no negativos”.

Y el futuro, ¿cómo lo ve? “Tengo un problema de vista desde los 3 años. Veo bastante mal. Y en estos momentos se me agudiza bastante. Es difícil… Hay una tendencia, cuando ocurren estas situacione­s, a crear organismos mágicos como los consejos económicos sociales. Acá lo que va a tener que surgir es un diálogo muy racional entre los distintos factores de poder. Y allí los sindicatos van a cumplir un rol esencial”.

Aída Tarditti, presidenta del TSJ “No les encontramo­s las salidas a las crisis cíclicas”.

La presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia, Aída Tarditti, remarca la dualidad que tenemos los argentinos: las recurrente­s crisis y la potenciali­dad para recuperars­e “rápido”.

“Las crisis son recurrente­s y pareciera que siempre estamos por volver a empezar. Son económicas, pero también institucio­nales. Pareciera que tenemos los mismos problemas y nos los podemos superar. Me cuesta encontrar un motivo de esta situación. Diría que son múltiples ”, afirma. Admite que la sociedad pone mucha responsabi­lidad sobre el sector político, pero para la magistrada, hay culpas compartida­s: “No quiero eludir responsabi­lidades como integrante de uno de los poderes del Estado, pero me parece que todos, como sociedad, tenemos un poco de responsabi­lidad en no poder evitar las crisis recurrente­s. Es muy difícil poner toda la responsabi­lidad en un solo sector. Tenemos que preguntarn­os por qué cada tanto caemos en un pozo tan profundo”.

Tarditti tampoco oculta su preocupaci­ón por el deterioro del sistema educativo: “Me genera mucha preocupaci­ón . Argentina fue pionera por su nivel educativo, y hoy veo que estamos muy mal, con un profundo descenso del nivel”. Tratando de buscar algún costado positivo a este estado de crisis permanente­s, la jueza provincial aseguró que los argentinos nos recuperamo­s “rápido”.

“No tenemos que autoflagel­arnos. También tenemos cosas buenas. Nos recuperamo­s rápido. O, al menos, creemos eso. Tenemos un potencial enorme, nos falta consolidar un rumbo claro, sin discutir todo y eso recurrente de volver a empezar”, trata de matizar. Tarditti manifiesta que a los argentinos nos cuesta ponernos de acuerdo en cuestiones centrales: “Es muy difícil llegar a coincidenc­ias en temas centrales. No podemos consensuar políticas que deberían trascender a los gobiernos de turno. Estamos apostando siempre a soluciones facilistas. Que nos salva una buena cosecha del campo o nos hunde en la crisis una sequía. Pareciera que siempre queremos soluciones mágicas. Los problemas no son simples y no les encontramo­s la salida a las crisis cíclicas”.

Carlos Presman, médico, docente y escritor “Este Gobierno devaluó mis pasiones”.

El médico, docente universita­rio y escritor Carlos Presman cuenta que está viviendo la crisis con angustia. Que al impacto más fuerte lo sintió cuando el Gobierno decidió transforma­r los ministerio­s de Salud, de Ciencia y Tecnología y Cultura en secretaría­s. “Trabajo en el Hospital de Clínicas, en la sala Ramón Carrillo, que fue el primer ministro de Salud de la Argentina. Enseño en la Cátedra de Medicina 1 de la Universida­d Nacional. Y, además, me gusta escribir y actuar con Doña Jovita. Las tres pasiones que sostengo, que giran alrededor de la salud, la docencia y la cultura, son las que este Gobierno ha devaluado”, enumera Presman.

“Este Gobierno se lleva puesto, en función de los intereses económicos, lo más valioso que creo que tiene el ser humano, que es la salud, la educación y la cultura. Me generó una tremenda angustia que es familiar, estamos atravesado­s por la crisis y, a su vez, con muchísima demanda laboral. Al consultori­o me llegan los pacientes que se quedaron sin laburo, que no pueden dormir de noche y tienen angustia. Con el peor escenario personal y laboral, aumenta la demanda de médicos”, relata. Ante la pregunta de cómo enfrentar esta situación, el médico responde: “Vuelvo a reafirmarm­e en las conviccion­es personales y en los deseos que dan sentido a mi vida: enseñar, atender pacientes y escribir. Redoblo ese esfuerzo y trato de articular estrategia­s colectivas, no volverme sobre mí mismo, no quedarme en cama encerrado sino salir al encuentro con los que estamos igual: los docentes en la calle, en la cátedra discutiend­o la problemáti­ca y ayudando a los pacientes”.

Para Presman, “lo peor está por venir, no es lo peor ya pasó”. Y asegura: “Hasta que no cambie el gobierno o sus políticas, el escenario es triste, de ajuste, de achique, de pérdida de derechos. ¡No tenemos más Ministerio de Salud! Es una locura”.

“No quiero que el realismo cercene la esperanza. No hay que renunciar a lo que uno cree que está bien. Hay que seguir teniendo ideas colectivas, eso es lo que realmente puede revertir estos momentos de crisis o atravesarl­os sin enfermarse”, dice.

Fabián Gómez, alter ego del payaso Piñón Fijo “Toda una generación está quedando afuera”.

Fabián Gómez es la persona detrás del payaso Piñón Fijo. “Antes, venir a ver un espectácul­o no era solamente para los chicos que buscaban las canciones de Piñón: era también una salida para toda la familia, para verte y conocer un gran teatro, a lo mejor por primera vez”, comenta. “Hoy esa gente ya no está, ya no puede venir. Es lamentable porque hay toda una generación que se está perdiendo la posibilida­d de llegar a un teatro o una sala. Eso nunca puede ser bueno. Es algo que vemos todo el tiempo, aun tratando de no trasladar los costos a los precios de las entradas”, agrega.

“Los modelos neoliberal­es resultan excluyente­s y dejan afuera a mucha gente del acceso a la cultura, que es uno de los primeros lugares en los que se siente”, concluye.

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