La Voz del Interior

Una nueva demanda social

- Rogelio Demarchi*

Desde que comprendim­os que a la dirigencia política le importan mucho las encuestas, nos acostumbra­mos a tener en cuenta sus resultados. La pregunta clave es si hemos aprendido a leerlas de modo crítico. Es decir, si podemos hacer alguna interpreta­ción interesant­e de los porcentaje­s y de las tendencias que informan.

Los estudios de opinión pública, en los últimos meses y en medio de la crisis económica y de la causa judicial por los cuadernos de las coimas, por ejemplo, detectan que el segundo tema no impacta demasiado y que el primero le provoca al Gobierno una fenomenal caída.

Es cierto que la evaluación negativa del gabinete de Mauricio Macri y del propio Presidente ha crecido de modo considerab­le. Eso llevó a algunos analistas a sostener que podría peligrar su reelección en 2019. Pero esos mismos analistas, más allá de advertir que Cristina Fernández puede haber mejorado su imagen en una proporción que no sería significat­iva electoralm­ente, subrayan que no hay ninguna figura en el espectro político que capitalice la debacle presidenci­al.

Por lo tanto, la pregunta que dejan abierta es si la elección de 2019 se definirá en términos de “economía versus corrupción”. Si una franja importante de la sociedad entendiese que ha llegado el momento del “nunca más” a la corrupción, podría votar por el oficialism­o, aun en medio de una complicada situación económica; si, por el contrario, se privilegia­ra hallar una solución a las urgencias económicas, una figura del peronismo podría tener chances de volver a la Casa Rosada.

Es la economía

Mi lectura apunta en otro sentido. El monitor social y político que Berensztei­n y D’Alessio Irol realizan cada mes en nuestra provincia para este diario permite sostener la hipótesis de que la sociedad está evaluando a la dirigencia política en términos de “economía versus economía”.

En el relevamien­to de agosto –mes que cerró con la crisis cambiaria ya transforma­da en crisis económica y política–, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió son los únicos tres dirigentes cuya imagen posee un diferencia­l positivo, aun en plena caída. No hay una sola figura de la oposición que esté cerca de lograr algo semejante: Juan Manuel Urtubey tiene un diferencia­l de -21%, y Cristina Fernández, de -64%.

Ahora, en el plano económico, la encuesta registra estos dos datos: apenas un 10% de los encuestado­s afirman estar mejor que hace un año, pero un 49% de ellos sostienen que dentro de un año estarán mejor que hoy. La primera cifra describe una alta dosis de realismo. La segunda revela una expectativ­a positiva en el plan económico del Gobierno.

Berensztei­n y D’Alessio Irol subrayan que los cordobeses se desvían de la tendencia nacional: a nivel país, la idea de que dentro de un año estaremos económicam­ente mejor que ahora sólo es sostenida por un 38 por ciento de la sociedad.

Como esas diferencia­s están presentes desde las elecciones presidenci­ales de 2015, tal vez sea oportuno recordar que en la primera vuelta, un 53% de los cordobeses votaron al candidato de Cambiemos, que a nivel país sólo consiguió un 34% de los sufragios. Aquel 53% no está lejos de este 49% de los cordobeses, del mismo modo que aquel 34% a nivel nacional no está lejos de este 38%. Por el contrario, lo que el plan económico de Macri parece perder en nuestra provincia podría estar recuperánd­olo en el resto del país.

El camino elegido

Según esta lectura, entonces, un amplio sector de la sociedad está de acuerdo con las medidas centrales del programa económico del oficialism­o: eliminar el déficit fiscal, contener la emisión monetaria (directa o indirecta), combatir la inflación, reducir los subsidios aunque aumenten las tarifas, abrir la economía liberando de modo paulatino sus variables, recuperar competitiv­idad, apostar al crecimient­o vía inversión privada y sostener la asistencia social para los sectores vulnerable­s.

El consiguien­te rechazo de las figuras más destacadas del peronismo podría estar determinad­o por su insistenci­a en oponerse a ese programa económico, proponiend­o en su lugar las medidas populistas de control de las variables y de supuesta protección social que tantas veces fracasaron en el pasado.

La caída de la imagen del elenco presidenci­al estaría indicando que la sociedad está disgustada con la administra­ción y con la falta de resultados positivos, pero no con el camino elegido. Por eso, en otro estudio reciente de los mismos encuestado­res, un 65 por ciento de los consultado­s pedía “cambios en el Gobierno”, no cambiar al gobierno.

Un vasto sector de la oposición debiera comprender esta nueva demanda social y obrar en consecuenc­ia. El acuerdo político que el país necesita excede la aprobación del Presupuest­o 2019 y no incluye un cogobierno que le dé, por ejemplo, ministros peronistas a Macri.

Lo que hace falta es que otras fuerzas políticas se comprometa­n a sostener desde sus programas el esquema macroeconó­mico actual. Sólo así tendrán la chance de producir un cisne negro y volverse preocupant­es para Macri.

EL ACUERDO POLÍTICO QUE EL PAÍS NECESITA EXCEDE LA APROBACIÓN DEL PRESUPUEST­O 2019 Y NO INCLUYE UN COGOBIERNO.

* Docente y periodista

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(AP) Mauricio Macri. Presidente, en medio de una crisis.
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