Ahora la discusión es por la educación sexual
La reforma que se plantea para la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) que discute el Congreso nacional plantea que la formación debe ser “laica” y con apoyo en “conocimientos científicos”. A su vez, elimina el apartado que plantea que cada escuela podrá enseñar los contenidos según “el ideario” de la institución y las convicciones de sus miembros. Y obliga a actualizar los materiales con perspectiva de género, inclusiva y no discriminatoria.
La respuesta a esta iniciativa es una nueva grieta: desde las comunidades evangélicas, se auspició un envío masivo de cartas de padres a escuelas para solicitar que sus hijos no reciban más contenidos de educación sexual integral.
Lo hicieron con el lema que fue muy eficaz en Perú: “Con mis hijos, no” (estrategia que nuestro columnista Claudio Fantini revisita hoy en la sección Opinión). Y desde el órgano específico de la Provincia que gestiona la aplicación de la ESI se elaboró un instructivo para responder, con un rechazo fundado, cualquiera de estos planteos.
Los colegios católicos también se oponen a la modificación, pero sin participar de esta estrategia de presión. Defienden la adecuación de contenidos al ideario institucional y no aceptan que se deba utilizar un único material de soporte de contenidos.
Estos dos aspectos son claves para quienes impulsan este cambio
LOS EVANGÉLICOS RECHAZAN LA EDUCACIÓN SEXUAL, Y LOS CATÓLICOS, QUE NO PUEDAN ADECUAR LOS CONTENIDOS.
legislativo para torcer la falta de un enfoque integral en la educación sexual, que en los colegios confesionales toma un cariz más vinculado a nociones morales y suma conceptos como abstinencia, fidelidad y valores religiosos que no están presentes en la ESI. Ni en esta modificación ni en la ley original de 2006.
Dedicamos nuestro informe de Primer plano de esta edición para precisar las posiciones en este nuevo debate que promete ocupar cada vez más espacio en la agenda social. Y lo hacemos presentando todos los argumentos: los de quienes rechazan la reforma y los de quienes la defienden, con opiniones de referentes autorizados, a favor y en contra, como la psicóloga Mariana Dapuez y el abogado provida Rodrigo Agrelo.