Otro duro golpe a los “levantaautos”
En sólo 15 días, dos duros golpes judiciales recibió la industria del “desguace” de vehículos robados en la provincia de Córdoba. Al megaoperativo del pasado 30 de agosto, que finalizó con 24 acusados, ahora se le sumó una nueva investigación, que culminó ayer con 12 imputados.
En ambas causas, los pesquisas de Sustracción de Automotores de la Policía detectaron una estructura “celular” similar: pequeñas bandas coordinadas entre sí. Ante esto, los fiscales que han actuado en estos casos avanzaron con todo el Código Penal, y ordenaron imputaciones y detenciones por asociación ilícita, la figura legal a la cabeza de otras acusaciones, como encubrimiento, estafa y robo de automotor.
La última de estas investigaciones, que derivó ayer temprano en 21 allanamientos en los que intervinieron 180 agentes, entre policías y gendarmes, se inició hace seis meses, cuando se secuestró un auto robado.
Fue a partir de este hallazgo que el fiscal Rubén Caro y un grupo de agentes de Sustracción de Automotores e Investigaciones Criminales comenzaron a trazar lo que se terminaría por convertir en un detallado mapa criminal.
La investigación se concentró en una serie de talleres, chacaritas, desarmaderos y domicilios particulares de la zona sur de la ciudad de Córdoba, sobre todo en los barrios Sachi y Villa El Libertador, y en la localidad de Despeñaderos.
En la madrugada de ayer, cerca de las 4, se concretaron los 21 allanamientos simultáneos. En total, hubo 11 varones detenidos, una mujer imputada, pero que a las pocas horas recuperó la libertad, y dos prófugos, según indicó el fiscal Caro.
Se hallaron varias autopartes y 12 vehículos enteros con pedido de secuestro, la mayoría de media gama (los que más demanda de repuestos generan). También había un camión de auxilio mecánico que, según se presume, era utilizado por los ladrones para llevarse los autos sin generar sospechas.
Pero esto no es todo: los investigadores conjeturan que, en varios casos, los propios dueños de los vehículos se ponían de acuerdo con los delincuentes para hacer desaparecer sus rodados y así lograr que las compañías de seguro les abonaran una suma mayor que la que pensaban obtener si los vendían.
Esto abrió otro capítulo en la causa que puede derivar en una futura imputación de aquellos dueños.
De acuerdo con lo que contaron fuentes que siguen bien de cerca la investigación, más que una sola banda con estructura vertical y roles definidos, en ese caso había varios grupos pequeños que se comunicaban entre sí permanentemente según sus necesidades.
Así, en un lugar se cortaban y enterraban autos robados; y en otro taller se utilizaban las autopartes. Había quienes se dedicaban sólo a “levantar” los vehículos de la vía pública (se secuestraron inhibidores de alarma) y otros que se dedicaban a “enfriarlos” hasta que lograran ubicarlos en algún lugar donde no fueran encontrados por la Policía. También están los que conseguían “nueva” documentación para los autos sustraídos.
A través de las tareas de inteligencia desplegadas durante estos meses, se detectó que entre todos estos grupos había una comunicación constante y espontánea de acuerdo con lo que cada uno iba demandando.
En los operativos también se encontró un uniforme policial, por lo que ahora la investigación se va ampliar hacia algunos robos de 2016 y 2017, cuando se denunció que un falso policía simulaba un secuestro para llevarse los rodados.
Los investigadores también destacaron el aporte de vecinos a partir de llamadas anónimas. En la mayoría de estos casos, se indicaba sobre extraños ruidos entre la noche y la madrugada, lo que significaba que a esa hora desguazaban los automotores.
Esto fue corroborado ayer temprano en uno de los operativos cuando los agentes irrumpieron y encontraron a los sospechosos desarmando un utilitario Renault Kangoo con pedido de secuestro.
Durante las tareas de seguimiento preliminares, en algunos de esos domicilios sólo se había detectado actividad nocturna, mientras que en el resto del día no se advertían mayores movimientos.
Al finalizar los operativos, el fiscal Caro resaltó la investigación realizada por los agentes de Sustracción de Automotores y Investigaciones Criminales.
El otro caso
El 30 de agosto pasado, 300 policías bajo las órdenes de la fiscal Milagros Gorgas ejecutaron una serie de allanamientos en una causa diferente, también por robo de vehículos. Hubo 24 personas sospechadas de integrar diferentes células de lo que se entiende que sería una asociación ilícita, entre ellos cuatro policías en actividad.
En este caso, el epicentro de la banda estaba en La Calera. También hubo operativos en domicilios y en talleres de la ciudad de Córdoba, de Unquillo, de Río Ceballos y de Icho Cruz.