Emboscada homicida frente a la comisaría, en el banquillo
Faltaban pocos minutos para aquella medianoche cuando, de pronto, las tres motos con varios ocupantes frenaron en la calle. Como una verdadera emboscada, dos de los rodados se ubicaron en un extremo del pasaje, el restante cortó la escapatoria del otro lado. También se vio un auto con vidrios polarizados. Parecía un operativo policial. No lo era.
En medio de la calle, quedaron varios jóvenes, quienes no tuvieron demasiada escapatoria.
El ataque estaba en marcha y no demoró mucho en comenzar.
Todo sucedió a pocos metros de la comisaría 32ª. El único policía que había de guardia a esa hora tuvo que encerrarse para no ser víctima de las balas.
Algunos vecinos dirían que se escuchó una decena de balazos de todo calibre. Otros relatarían que fueron alrededor de 20, algunos señalaron que en total se oyó una treintena de detonaciones. La calle quedó con olor a pólvora.
Lo concreto es que, en medio de aquella terrible venganza a balazos, un joven cayó ejecutado. Se llamaba José del Valle Jatib, tenía 38 años y era miembro de una familia con ascendencia en la zona. Varios de los miembros de este grupo se encuentra en prisión purgando penas por crímenes y drogas.
Desde hace un par de días, cuatro hombres son juzgados por aquel demencial ataque a balazos ocurrido en la noche del 18 de enero de 2017 en el barrio Müller, de Córdoba Capital.
La Cámara 2ª del Crimen los juzga por el delito de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, por la participación de menores y por el uso de arma de fuego.
Los acusados son: Javier Edgardo Torres (36), su hijo A. E. R. (17), José Darío Robledo (33) y A. A. M., también de 17 años.
El juicio, que se desarrolla bajo fuertes medidas de seguridad, ha entrado en etapas definitivas y se esperan los alegatos.
Acuerdo, venganza y balas De acuerdo a la investigación, aquella medianoche de enero de 2017, “Corqui” Torres y los otros acusados (los demás sospechosos no pudieron ser identificados) habrían llegado en motos a la calle Solares al 100, a metros de la Costanera del río Suquía.
Iban a buscar a José del Valle Jatib, alias “Sapo”, por motivos no del todo aclarados.
Algunas versiones dan cuenta de que la pandilla iba a vengarse por una moto robada. Otros testimonios, en el marco de la investigación, llegaron a hacer mención a un supuesto ajuste de cuentas vinculado con el narcotráfico.
Nada de esto, por ahora, está fehacientemente establecido.
Lo que sí está comprobado es que los criminales llegaron en motos y, blandiendo armas de altísimo calibre, empezaron a disparar sin contemplaciones.
“Sapo”, que no estaba solo (había varios familiares cerca), quiso ponerse a resguardo, pero cayó malherido de un balazo 9 milímetros que le dio en la espalda. Sus familiares lo llevaron hasta la Comisaría 32ª (ubicada a metros) pero, según ellos, no obtuvieron respuestas. En un auto particular lo terminaron trasladando a un centro de salud, donde murió.
“José trabajaba en una curtiembre. Jamás hizo una mala. Lo asesinaron y no tenía nada que ver”, insistió su familia, aquel día.
A la hora de declarar, Torres (el principal acusado) dijo que ellos habían ido a reclamar por una moto sustraída y que los Jatib comenzaron a tirar.
“Uno de esos jóvenes, armados, terminó matando a José Jatib que estaba adelante de ellos. Por eso, recibió un tiro por la espalda. Mi cliente y sus amigos no mataron a nadie”, expresó el abogado Nicolás Díaz, quien defiende a Torres.
La acusación es llevada adelante por la fiscal Laura Battistelli.
Si no hay sorpresas de último momento, hoy se desarrollarían los alegatos y posiblemente horas más tarde se conozca el fallo.