El partido más difícil de Víctor López

Eran lógicas las inquietudes para Víctor López. Una lesión de rodilla a los 39 años, con dos meses de recuperación, podría haber anticipado su retiro. Al fin y al cabo, hubiera sido lo más cómodo para un “Vitrola” que arregló con Instituto para cumplirle una promesa a su viejo. El célebre “prefiero dejar el fútbol antes que sea el fútbol el que me deje a mí” podría haberse adaptado perfectamente.

Sin embargo, el exdefensor de Racing de Nueva Italia, de Talleres, de Arsenal de Sarandí, de Real Sociedad de España, de Banfield, de Newell’s, de Atlético de Rafaela y de Olimpo de Bahía Blanca dará una nueva “batalla”. Una, dos, tres batallas más. Las que hagan falta. “Vitrola” no quiere irse del fútbol sin verse ascendido con Instituto. Nada más ni nada menos.

La lesión lo va a exponer a un nuevo examen. Será más difícil llegar al partido regreso que jugarlo en sí, lo que suele suceder cuando una recuperación demanda más allá de una lesión muscular que son aproximadamente 20 días.

“Vitrola” deberá esforzarse como cuando debutó en la Academia de Nueva Italia. Deberá lograr el alta médica, llegar a la puesta a punto física y, luego, futbolística.

Ni hablar de la lucha por ganarse el puesto en la semana, además de contemplar la chance de ocupar un lugar como suplente. Será como volver a sentirse jugador.

Cómo le pasó al propio Pablo Guiñazú a poco de llegar a Talleres cuando le fracturaron el maxilar derecho, a los 38 años, y tuvo que transitar por todas esas etapas, sin dejar de pensar en el retiro, según contó.

Pero regresó siendo uno de los mejores en los últimos dos torneos de Primera División, lo que le valió un reconocimiento permanente. A los 40 años.

Ese será el partido más difícil para López. El entrenador Darío Franco tiene que recuperar al lugarteniente que necesita dentro de la cancha; sus compañeros, la voz de mando; los pibes del plantel y los del semillero, el ejemplo de cómo se puede llegar a jugar hasta esa edad, sin derrapar en el intento.

“Vitrola” ya supo ganar esas batallas. Las lesiones las borró a casi todas. López deberá empezar de nuevo y sin desconocer que no le alcanzará sólo con partir desde su optimismo. Deberá demostrar su capacidad y desarrollarla, como si recién arrancara. Ya lo sabe. Si logra hacerlo será de sus mejores victorias; si no, será él mismo, quien tome una decisión. Por eso, no se trata de una “batalla más”, sino, quizás, de “las más importantes”.

EL DEFENSOR DEBERÁ EMPEZAR DE NUEVO Y SIN DESCONOCER QUE NO LE ALCANZARÁ SÓLO CON PARTIR DESDE SU OPTIMISMO.