La Voz del Interior

Una emboscada mortal frente a una comisaría quedó impune

- Claudio Gleser cgleser@lavozdelin­terior.com.ar

Faltaba poco para la medianoche cuando las motos frenaron de un lado y del otro de la calle. La emboscada, tramada, comenzaba a ejecutarse. Los recién llegados sacaron pistolas y comenzaron a tirar contra un grupo de jóvenes. Nunca quedará claro si estos respondier­on con más disparos. Que el robo de una moto, que peleas por drogas, que rivalidade­s en una creciente espiral de violencia... Las versiones son diversas.

Lo preciso es que aquella noche del 18 de enero de 2017 se registró una tremenda balacera en la calle Solares al 100, en barrio Müller de la ciudad de Córdoba, a metros de la Comisaría 32.

José del Valle Jatib (38), vecino de la cuadra y miembro de una familia con ascendenci­a en la zona y con varios de sus miembros presos por graves delitos, cayó muerto de un balazo por la espalda.

Un amigo de él se convirtió en “testigo clave” y “pata central de la investigac­ión”, y terminó acusando a cuatro integrante­s de un grupo enfrentado con los Jatib: la banda de “Corqui” de barrio Yapeyú.

Así fue que Javier Edgardo Torres (36), alias “Corqui”; A. E. R. (17); Darío Robledo (33) y A. A. M., también de 17 años, cayeron presos y llegaron a juicio en la Cámara Segunda del Crimen de Córdoba.

La acusación era digna de un grupo mafioso: homicidio calificado por el concurso premeditad­o de dos o más personas, la participac­ión de menores y el uso de arma de fuego. La pena era la perpetua.

Sin embargo, como un castillo de naipes, la acusación se vino abajo. El “testigo clave”, a diferencia de lo que había declarado en la instrucció­n, entró en contradicc­iones en la sala de audiencias y no supo dar una declaració­n concreta y firme. “Yo no vi nada, pero estos, seguro que fueron…”, declaró mientras señalaba a los principale­s acusados en la sala.

La duda beneficia al reo. Y con semejante brecha de incertidum­bre, a la fiscal Laura Battistell­i no le quedó otra que pedir las absolucion­es para todos.

Los abogados defensores, por caso Nicolás Díaz, insistiero­n en que no había pruebas.

Sin pedido de condena, los jueces absolviero­n a los acusados, quienes recuperaro­n la libertad.

Impune, el crimen de Jatib vuelve ahora a fiscalía para ser investigad­o desde cero.

El juicio terminó este lunes con serios cruces entre algunos miembros de las familias del joven asesinado y los acusados en la puerta de Tribunales 2. La Policía evitó que pasara a mayores.

Sin entrar en polémicas con la investigac­ión previa, la fiscal Battistell­i dijo que la “columna vertebral” de la causa era el testimonio del amigo del joven muerto. “No teníamos armas secuestrad­as, testigos independie­ntes, ni balas secuestrad­as… Sin pruebas, no podía pedir condena”, dijo ayer.

“En este caso, como en otros, queda claro que fue una pelea entre fuertes, entre pesados. Acá, los débiles son los vecinos, que terminan siendo rehenes de ellos y deben sufrirlos y vivir bajo normas no escritas. De ahí que no sea fácil que haya testigos”, sostuvo.

“En estos casos, lamentable­mente, las reglas las ponen los más fuertes”, se lamentó la fiscal, quien indicó que en ciertas zonas copadas por la violencia urbana “hay que entender que hay otros códigos, estructura­s que en otras barriadas de Córdoba no se ven”. “Es otro mundo”, indicó la funcionari­a judicial, quien remarcó que ni la Policía es respetada. “Esa comisaría es atacada a tiros desde motos y a los patrullero­s los apedrean”, afirmó.

UN JOVEN FUE MUERTO DE UN TIRO EN UNA VENGANZA EN BARRIO MÜLLER, EN 2017. LOS TESTIGOS Y LAS PRUEBAS FUERON INSUFICIEN­TES. UNA FISCAL LAMENTÓ QUE EN ESTOS CASOS DE VIOLENCIA URBANA GANAN “LOS FUERTES”. Y SON QUIENES “PONEN LAS REGLAS”.

 ?? (RAMIRO PEREYRA / ARCHIVO) ?? Absueltos. Darío Robledo y Javier Torres, dos de los acusados, fueron absueltos por un tribunal.
(RAMIRO PEREYRA / ARCHIVO) Absueltos. Darío Robledo y Javier Torres, dos de los acusados, fueron absueltos por un tribunal.

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