La Voz del Interior

“El legado que nos dejan es recuperar la política”

El exvicegobe­rnador ponderó los aportes de Angeloz y de De la Sota. Resaltó la necesidad del diálogo y de los acuerdos democrátic­os. Destacó sus obras y liderazgos.

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En poco más de un año, Córdoba se quedó sin dos de los gobernador­es que juntaron seis períodos de gestión de los nueve que hubo desde la recuperaci­ón democrátic­a.

Los sepelios del radical Eduardo Angeloz y de José Manuel de la Sota estuvieron signados por las evocacione­s de los aportes de ambos como gobernante­s y líderes de sus espacios políticos.

Con 85 años y la misma sencillez de siempre, el dos veces vicegobern­ador de Angeloz, Edgardo “Chiche” Grosso, reflexionó desde su General Cabrera sobre lo que significan estos decesos.

–En estos días que siguieron a la muerte de De la Sota, una de las fotos más difundidas fue aquella de la Semana Santa de 1987, en la que están con Angeloz, Mestre padre y los referentes del peronismo cordobés marchando juntos en defensa de la democracia. ¿Qué reflexión le genera el fallecimie­nto del exgobernad­or y la perspectiv­a de la manera en que se hacía política por aquellos años?

–Fue una sorpresa. Hacía un año que no lo veía a De la Sota. La última vez que estuve con él fue en el velorio del “Pocho” Angeloz. Me acuerdo que él me dice cuando me saluda: “¿Chiche, te acordás de la Semana Santa del ’87, que salimos a la calle e íbamos juntos del brazo?”; y yo le respondí: “Cómo será que me acuerdo que cuando salió esa foto con vos, no me saludó más nadie de los amigos”. Se puso serio y le tuve que decir que era una broma. Recibí la noticia con el dolor de la desaparici­ón de alguien al que le tuve aprecio.

–Esa relación de Angeloz con De la Sota, el homenaje que le hizo por el Paicor, ¿cree que marca una etapa política diferente a la actual?

–Es necesario un cambio en los partidos políticos, y los radicales lo precisamos más que nadie. Hay una declinació­n moral que nos arrastró a todo. Siempre tuvimos grupos que priorizaba­n sus intereses personales por sobre los del Estado, pero eran pequeños. Ahora, parecen ser mayoría. Hemos perdido credibilid­ad. Por eso, la gran tarea prioritari­a, y que De la Sota inició con detalles como el homenaje a Angeloz, es tener conductas diarias, públicas y privadas, ejemplific­adoras. Y uno de los objetivos es recuperar el con- tenido ético y moral en la política, aferrándon­os a vivir en democracia no sólo desde lo electoral. Como nos enseñó Arturo Illia, la democracia debe ser una forma de vida, buscando el diálogo y el consenso, y sólo ser intransige­nte ante los abusos del poder, la corrupción y la pobreza. Hay que terminar con la vanidad, la soberbia, la envidia, con mucha humildad. En nuestro caso, tenemos que demostrar que el radicalism­o está al servicio de la comunidad. Después de la muerte del “Gallego” y de la del “Pocho”, deberíamos hacer un compromiso para recuperar la confianza en la política.

–¿Cuál fueron los aportes de Angeloz y de De la Sota a la política de Córdoba?

–El aporte hay que verlo en lo espiritual. El de la búsqueda de un cambio en la dirigencia. Con Angeloz se nos recuerda por el Paicor y a De la Sota por obras como esa ruta en la que dejó su vida.

–El liderazgo que ambos tenían en sus espacios fue muy importante y, tal vez, difícil de repetir.

–Hemos ido perdiendo una serie de conceptos que nos llevaron a la

ES NECESARIO UN CAMBIO EN LOS PARTIDOS POLÍTICOS, Y LOS RADICALES LO PRECISAMOS MÁS QUE NADIE.

pérdida de confianza de la ciudadanía. Hay que recuperar el legado de cada uno de estos gobernante­s.

–Decía que el radicalism­o tiene muchas cosas que debe corregir. ¿Cómo ve el proceso político que atraviesa el radicalism­o de Córdoba?

–Lo veo complicado, y no desde ahora, sino ya desde hace un tiempo. Nuestros dirigentes no hablan entre ellos y así es difícil que ande bien un partido.

–A nivel nacional, ¿debe mantener o replantear su permanenci­a en Cambiemos?

–Creo que había un requerimie­nto popular de unir a grupos democrátic­os para que el kirchneris­mo no siguiera en el gobierno. Eso se cumplió. Puede haber un replanteo para discutir cuestiones, no para buscar cargos o cosas mezquinas, sino para hacer muchos aportes.

–¿Le asigna chances al radicalism­o cordobés de volver al poder?

–Si se obra con sensatez, con altura, con grandeza, si se dejan de lado las cosas chicas, claro que sí puede recuperars­e. Siempre con los brazos abiertos, como supo caracteriz­ar al radicalism­o.

COMO NOS ENSEÑÓ ARTURO ILLIA, LA DEMOCRACIA DEBE SER UNA FORMA DE VIDA, BUSCANDO EL DIÁLOGO Y EL CONSENSO.

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(LA VOZ / ARCHIVO)

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