Ganancias: entre la demagogia y la equidad
La Pyme tecnológica Bitex quiere instalarse en Córdoba con su modelo de intermediación de pagos internacionales a través de bitcoins. La firma nació como una startup (emprendimiento de base tecnológica) en enero de 2014, cuando emergió el fenómeno de las monedas virtuales de manos de la tecnología blockchain.
En la actualidad, con su propia plataforma captó cerca de 50 mil compradores de bitcoins y canalizó pagos a cerca de 200 firmas.
La empresa, con sede en la Ciudad de Buenos Aires, comenzó a trabajar con el banco Másventas, que opera en Salta y en Jujuy, para canalizar pagos a Chile. Ahora ya tiene operaciones en Paraguay y en Uruguay.
Con un equipo de 21 personas y presencia comercial en estos cuatro países, Bitex mantiene negociaciones avanzadas con un banco privado que opera en Córdoba (cuyo nombre mantiene por ahora en reserva hasta terminar la negociación) para ofrecer servicios de pagos en moneda local a través de bitcoin a profesionales, a emprendedores y a Pyme.
“En general, la estrategia de crecimiento está orientada a sellar acuerdos con bancos y sociedades de bolsa”, asegura Manuel Beaudroit, jefe responsable de marketing de la empresa.
El esquema Bitex parte de su propia plataforma, en la que inversores particulares pueden comprar y vender bitcoin.
El profesional o la empresa que necesita hacer un pago deposita el dinero en el banco en moneda local y lo transforma en bitcoins a través de Bitex. Esos bitcoins se transfieren a la cuenta bancaria del cliente en otro país, cuya entidad transforma en moneda física local y concreta el pago.
Según el ejecutivo, tanto más importante que la agilidad de esta operatoria es la reducción en los costos, ya que hay menos pasos en el proceso.
“De la manera tradicional, cada mil dólares que paga al exterior, quien lo hace debe soportar un costo de 100 dólares extras. Con este esquema, esa comisión se reduce a 30 dólares. La clave es que evita muchos peajes en los procesos de pagos”, ejemplifica Beaudroit.
Ventajas de la tecnología Beaudroit se reunió días atrás en la Bolsa de Comercio de Córdoba con medio centenar de operadores locales, ante quienes remarcó que la clave es aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías.
“Bitex está canalizando muchos pagos de profesionales y de emprendedores que trabajan con otros países, por ejemplo pagos de personas que operan con Airbnb. Tecnologías como blockchain bajan la barrera del comercio internacional, pero, además, al banco le permite sumar nuevos clientes”, agregó.
A la vez, también utilizando tecnología blockchain, lanzará en poco tiempo Open Compliance, una aplicación de código abierto que chequea y certifica la existencia de una persona determinada y que sus datos corresponden a esa persona.
El objetivo de esta app es generar un “legajo” virtual con sus datos y la firma digital de esa persona, la cual podrá aplicar en sus plataformas como en otras que acepten estos protocolos.
Durante años, uno de los aspectos que se colaban en la negociación salarial de cada año era el del Impuesto a las Ganancias. La discusión –centrada en un aspecto demagógico, como el llamado “mínimo no imponible”– fue parte del problema porque impidió por mucho tiempo corregir otras cuestiones que eran necesarias y que generaron una creciente distorsión y pérdida de progresividad.
El tema se zanjó a fines de 2016, cuando se estableció la actualización automática anual en función de la variación salarial de los parámetros involucrados en el cálculo del gravamen. Así, el piso para empezar a tributar ya no fue moneda de cambio con el sindicalismo y el impuesto dejó de perder progresividad.
Ahora, el tratamiento del Presupuesto 2019 vuelve a poner el tema sobre la mesa. Esta vez, con otra cuestión controvertida, pero que también es un dato colateral de las negociaciones salariales: la exención de algunos ítems del pago del tributo a determinados sectores de actividad. Los más conocidos: petroleros, judiciales y empleados públicos y funcionarios de algunas provincias.
La ley del impuesto en cuestión rige para todo el país y contempla deducciones generales y específicas que trabajadores y jubilados pueden aplicar a sus ingresos a los fines de reducir la base imponible.
Sin embargo, los argentinos somos bastante afectos a buscar atajos y resquicios para saltarnos las normas. Así, algunos empleadores (públicos y privados) acordaron con los gremios introducir, en normas provinciales, en convenios colectivos y en otras disposiciones, conceptos que quedaron exentos de tributar.
De ese modo, lograron incrementos de remuneraciones mayores, con lo que le cargan el costo al Estado nacional vía una menor recaudación.
De esta manera, se fue configurando un esquema injusto. Mientras algunos trabajadores tributan sobre todos los ítems que se incluyen en su recibo de sueldo, otros (que no son, precisamente, quienes menos ganan) lo hacen sólo sobre algunos.
El mismo tratamiento
La incorporación en el proyecto de presupuesto nacional de un artículo que deja sin efecto la posibilidad de establecer ese tipo de atajos no es más que una ratificación de equidad contributiva y de que el impuesto sólo puede regirse por la ley nacional y sus reglamentaciones.
El texto señala, de manera expresa, los rubros que no deben quedar fuera de tributación desde el 1º de enero de 2019: gastos de representación, viáticos, movilidad, bonificaciones especial, protocolo, riesgo profesional, coeficiente técnico, dedicación especial o funcional, responsabilidad jerárquica o funcional, desarraigo, beneficios sociales, vales de combustibles, uso de tarjetas, vivienda, viajes, gastos de educación del grupo familiar o similares.
Y detalla los ítems que sí pueden ser exentos: ropa de trabajo y equipamiento para uso exclusivo en el lugar de trabajo, y cursos de capacitación o de especialización del empleado.
Aunque aún no está claro el alcance que finalmente tendrá la norma (si sólo abarcará a dependientes estatales o también a privados, o si dejará de lado a los empleados judiciales), es indudable que los empleadores de los afectados (entre ellos, algunos estados provinciales) se verán impactados a la hora de acordar condiciones salariales.
Puede no ser del agrado de los afectados, pero el Impuesto a las Ganancias es el más progresivo que tiene el régimen tributario. Las exenciones las terminan pagando todos los contribuyentes con otros impuestos que no son progresivos y sólo tienen sentido si benefician a los más vulnerables. Lo contrario tiene mucho de demagogia y nada de la equidad contributiva que debiera regir el sistema.