José Villarejo, el policía preso que pone en jaque a España
MADRID. En unos meses, sus grabaciones pusieron contra las cuerdas a una ministra española y hasta al rey emérito Juan Carlos I. El excomisario José Manuel Villarejo, en prisión preventiva desde hace casi un año, es uno de los personajes más polémicos y oscuros de la historia reciente de España.
Durante más de dos décadas, se movió en la sombra entre las elites y grabó con un micrófono oculto conversaciones con políticos, jueces y empresarios. Imputado en varios casos, en noviembre de 2017 fue detenido acusado de integrar una red de blanqueo y migración ilegal. Ahora, parte de esas grabaciones tiene en jaque al país.
La difusión de unos audios con controvertidas declaraciones de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, devolvió al primer plano a un policía que, ya sin placa ni pistola, parece guardar un arma más valiosa.
Villarejo, de 67 años, ingresó en la Policía Nacional a principios de la década de 1970. Años después, formó parte de un grupo antiterrorista que luchaba contra el grupo armado vasco ETA. Entre 1983 y 1993, en el marco de una excedencia como policía, manejó una serie de empresas a través de las que realizó trabajos de investigación.
Su nombre aparece en los expedientes de algunos de los casos de corrupción más importantes en España y fue incluso señalado por apuñalamiento en el marco de un turbio caso de abuso sexual.
Controvertido
“No creo que el malo sea Villarejo. Yo lo tuve siempre por un profesional que tenía mucha información, que trabajaba siguiendo las órdenes de los superiores”, dijo en una ocasión Baltasar Garzón, con quien el excomisario trabó una relación de amistad.
En noviembre de 2017, el turbio comisario fue enviado a prisión acusado de pertenencia a organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales.
“Si no me sacan pronto, habrá novedades a final de septiembre. Y el golpe final... antes de Navidad”, dijo a sus compañeros de la cárcel de Estremera (Madrid) hace unas semanas, según relató uno de los presos al diario español El País.
Al parecer, esa cruzada para “salvarse” a sí mismo tiene relación con la difusión, el pasado julio, de unos audios que habría grabado durante una conversación con la empresaria alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga especial del rey emérito Juan Carlos I, en la que esta atribuía ciertas irregularidades al monarca español.
La Justicia española archivó el caso por falta de indicios y por la inviolabilidad penal del rey emérito, quien en junio de 2014 ya había abdicado tocado por otros escándalos. Poco después, las grabaciones del excomisario hacían estallar una nueva crisis en España, esta vez en el Gobierno.
El portal digital Moncloa.com difundió esta semana una conversación distendida de hace nueve años entre el propio Villarejo, el exjuez Baltasar Garzón y la actual ministra española de Justicia, la exfiscal Dolores Delgado, así como varios mandos policiales.
Además de mostrar un presunto vínculo entre la ministra y el polémico excomisario, que ella había negado antes, en las grabaciones se escuchan algunos comentarios de la titular de Justicia que la pusieron en el ojo del huracán, como cuando llama “maricón” al actual ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska.
“No aceptaré el chantaje de nadie”, dijo Delgado tras descartar su dimisión en uno de los momentos más delicados para el gobierno de Pedro Sánchez, a quien la oposición pide elecciones anticipadas tras varios escándalos en poco más de 100 días de mandato.
La sombra de Villarejo es larga. Incluso entre rejas. “Yo soy un tipo paciente”, dijo el propio comisario en una conversación grabada hace un año y difundida ayer por el diario El País.