Boca sigue en caída libre
En el Kempes, Gimnasia pasó a cuartos de la Copa Argentina.
Boca es el actual campeón del fútbol argentino y la base del equipo se sostuvo de una temporada a otra, pero su pobreza de juego se acentuó más en la presente y de a ratos parece un conjunto que no sabe bien qué hacer.
Así, en el partido de octavos de la Copa Argentina con Gimnasia La Plata anoche en el estadio Kempes, terminó perdiendo con el Lobo 1 a 0, quedó eliminado del torneo, volvió a mostrar que su poder de fuego ofensivo no es tal y se llevó un cargamento de preocupaciones y cuestionamientos.
Gimnasia encontró en Jan Carlos Hurtado, un juvenil venezolano de apenas 18 años, la potencia que los millones que Boca ha gastado en sus delanteros no pudieron darle. Entonces, a falta de un minuto, el moreno se vistió de héroe y los menos fueron más. Y el poderoso quedó de rodillas ante un rostro jovencito y que exhibió su blanca sonrisa para el mundo.
El Lobo nunca se dejó llevar por delante y logró el pase a cuartos del torneo sabiendo que ante “este” Boca se puede todo, porque no es un equipo en serio. Es más bien un puñado de ególatras vestidos de jugadores.
¿Qué te pasa, Boca?
Lo que realmente le sucede a Boca es que sus futbolistas tienen una carga extra en cada partido, porque durante largos pasajes no saben qué deben hacer en el terreno de juego y en otros se muestran egoístas con sus pares, despreocupados del bien común y pensando siempre en la jugada propia.
Así, haber perdido el clásico con River el fin de semana poco tiene que ver con el nivel general del equipo. Porque son tantas las fallas que no se puede culpar a un partido, sino a un proceso que está en una etapa oscura de juego en la que poco y nada sale como se pretende. Un proceso que huele a fin de ciclo más allá de la suerte que tenga en el torneo continental.
Impreciso, y muy impreciso por largos pasajes, hacen del “poderoso” Boca un equipo más de nuestro medio, incapaz de someter a un adversario que por presupuesto está lejísimo, pero que en cancha estuvo por encima suyo.
Que Zárate es “el morfón” del barrio, no es ninguna novedad. Pero que lo haga con sus compañeros en un partido de eliminación simple es grave, porque nadie sabe cuándo la va largar, entonces parece que los demás no lo entienden o él no se hace entender.
Hay que sumarle a lo del ex-Vélez el andar cansino y de a ratos lentísimo de Cardona, las flojas subidas de los laterales Buffarini y Más, la ausencia de un delantero de área (Benedetto se fue lesionado a los 12 minutos) y el cóctel es bien feo.
Entonces, más allá que Gimnasia tiene una billetera más floja y una convocatoria mucho menor, con sus armas se las arregló para emparejarlo todo, desnudar falencias de su adversario y sostenerse en partido hasta encontrar en el minuto final el botín de Hurtado.
Pero no es que los platenses hicieron todo aguantando y esperando ver qué pasaba, sino jugándole de igual a igual, porque supo desde el inicio del partido que podía hacer y lo hizo.
La “cabeza” estará puesta en la Copa Libertadores o en recuperarse en la Superliga, pero jugando así todo le va costar el doble a este Boca de Guillermo, porque lo hace casi todo mal, como desconectado.
Boca fue más “Boquita” que nunca. Son varios “Boca” en uno mismo, porque está el de Pérez y sus fastidios, el de Zárate y su jugar para él, el de Cardona con su falta de compromiso, el de los defensores que dan ventajas. No le será fácil recuperarse, porque no parece que ellos quisieran jugar en conjunto y, cuando no hay equipo, el éxito es casi una quimera.