La Voz del Interior

Otro revés al acusado de “entregar” el golpe de Nueva Córdoba

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Acusado de ser uno de los “entregador­es” del golpe delictivo comando que en febrero sacudió a Nueva Córdoba, Miguel Ángel Mitre (65) recibió un nuevo revés judicial. En las últimas horas, la Cámara de Acusación confirmó la prisión preventiva dictaminad­a por el fiscal que lleva adelante la investigac­ión, Rubén Caro, por lo que el hombre continuará detenido en una celda del penal de Bouwer.

Se trata del segundo intento que su defensa realiza para devolverlo a la libertad. Antes, fue la jueza de Control Anahí Hampartzou­nian la que le había denegado la misma petición.

O sea, ya hay dos instancias superiores que confirman lo actuado por el fiscal Caro que acusa a Mitre como presunto cómplice necesario por los delitos de robo calificado por el resultado de lesiones graves y por uso de arma de fuego operativa y violación de domicilio.

En el fallo conocido ahora, la Cámara de Acusación consideró que existen una serie de indicios que permiten inferir su supuesta participac­ión en el resonante golpe comando que comenzó en la noche del pasado jueves 15 de febrero y que derivó en un trágico tiroteo ya en la madrugada del viernes 16.

Mitre se encuentra preso desde el pasado 9 de marzo, cuando fue capturado en su casa de barrio Güemes.

Aunque en más de una oportunida­d esgrimió presuntos problemas de salud con la idea de salir en libertad o, al menos, obtener la prisión domiciliar­ia, los médicos forenses que lo han controlado hasta ahora considerar­on que las dolencias que tiene pueden ser tratadas y controlada­s por el servicio médico de la cárcel de Bouwer.

Cuando el martes 21 de febrero los policías fueron a detener a la hermana de Mitre, Luisa Teresa (69), acusada por los mismos delitos, a más de uno le llamó la atención el hombre. Pese a que en la cuadra varios se mostraron sorprendid­os cuando los agentes se llevaban a la mujer esposada y con el rostro tapado, Miguel Ángel sólo se asomó desde su casa, a unos 50 metros, y no atinó a acercarse.

Aquel olfato policial luego fue engrosado con otras pruebas más sólidas, en las que figuran registros telefónico­s y el entrecruza­mientos de llamadas.

Es que los Mitre son tíos abuelos del único ladrón que durante la madrugada del tiroteo fue atrapado con vida, Diego Tremarchi (34), quien durante el asalto habría oficiado como “campana” en la vereda del edificio de Rondeau 84, según se sostiene en la causa.

Luego de que se produjera la balacera, Tremarchi salió corriendo y fue detenido varias cuadras más adelante. A esa altura, estaba herido de bala en una pierna. Llevaba encima una pistola Bersa Thunder Pro 9 milímetros que había sido robada de Jefatura en mayo de 2015.

¿Por qué se los acusa a sus tíos abuelos? Porque Luisa Teresa era empleada doméstica en los departamen­tos El expediente “madre” tiene cinco imputados.

La causa principal por el trágico tiroteo tiene tres presuntos actores directos presos y otros dos detenidos acusados de suministra­r informació­n clave a la banda. Además, otros dos delincuent­es fueron muertos esa noche. Según la investigac­ión, no hay más sospechoso­s de integrar la banda. La acusación contra los tres primeros se agravó por el asesinato del policía Franco Ferraro (29).

de Guido Romagnoli (30), en el 7° y en el 8°A del edificio de Rondeau 84, donde se produjo el resonante robo.

Los investigad­ores están convencido­s de que la mujer (que goza, por problemas de salud, de prisión domiciliar­ia en la casa de una sobrina desde el pasado 23 de marzo) les entregó informació­n clave y las llaves a Miguel Ángel y a Tremarchi, quienes luego pasaron estos datos a la banda que concretó el golpe comando.

Durante el robo, el joven se comunicó por teléfono con su tío abuelo.

El resto de la historia ya es conocida. En medio del asalto, falló el potente inhibidor de señales de celulares que la banda había llevado, una vecina que había escuchado ruidos extraños llamó a la Policía y los primeros agentes que llegaron terminaron por enfrentars­e a balazos con los delincuent­es que intentaron emprender una fuga salvaje.

Hubo más de 90 balazos. El infernal tiroteo dejó como saldo un policía asesinado (Franco Ferraro, 29) y dos delincuent­es abatidos (Ricardo Serravalle, 53, y Rolando Ricardo Hidalgo, 62). En tanto, tras saltar a edificios contiguos, lograron escapar Ariel Murúa Rodríguez (43) y Ariel Gramajo (43), quienes fueron atrapados meses después en otras provincias.

Tremarchi, Murúa Rodríguez y Gramajo hoy están con prisión preventiva firme. Se enfrentan a una dura acusación: homicidio criminis causae agravado, figura penal que sólo contempla la prisión perpetua.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Después de los tiros. La tremenda balacera de febrero continúa generando capítulos judiciales.

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