La Voz del Interior

El choque fatal de De la Sota marcó los siniestros viales del mes

Sin ser el peor del año, septiembre pasó a la historia por el choque fatal de De la Sota. La desgracia del exgobernad­or en una vía de alta velocidad y circulació­n deja diversas enseñanzas.

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

La historia de la insegurida­d vial en la provincia de Córdoba dejó escrita en septiembre una página para la historia.

La tragedia de tránsito que el sábado 15, a las 20, se cobró la vida del exgobernad­or José Manuel de la Sota en la autovía 36 que une Córdoba con Río Cuarto generó, entre otros puntos, una intensa reflexión sobre el cruce entre velocidad, cansancio, vías seguras y vehículos de alta gama.

De la Sota fue una de las 30 víctimas fatales que el tránsito se cobró durante los 30 días del mes que ayer terminó. Su nombre se agregó a una extensa nómina que sólo en los primeros nueve meses de este año ya tachó 326 biografías en territorio provincial. Porque la insegurida­d vial hace tiempo que es una de las principale­s causas de muerte no natural en Córdoba y en el resto del país.

Nueve de los 30 fallecidos en septiembre chocaron en vías de alta velocidad, rutas, autopistas y autovías. En este mes, fueron abrumadora mayoría quienes colisiona- ron y murieron en zonas urbanas, calles en las que se transita a mucho menos velocidad.

Motociclis­tas encabezaro­n por lejos este nefasto ranking: 19 de las víctimas fatales del mes.

Aquellos que intentan concientiz­ar sobre este drama casi silencioso y cotidiano subrayan que la muerte en el tránsito es una de las más democrátic­as de las problemáti­cas urbanas. Porque afecta al peatón, al joven en moto y a aquel que puede invertir en un vehículo veloz y ostentoso. Nadie se puede sentir exento de ser víctima de esta epidemia social.

Al momento de producirse el choque en el que se mató, De la Sota viajaba solo desde Río Cuarto hacia Córdoba al volante de una camioneta SUV Volvo, una de las “más seguras del mundo”, según los medios especializ­ados.

La velocidad a la que viajaba cuando impactó de atrás a un camión cerealero con acoplado que iba en la misma dirección, pocos kilómetros después de Despeñader­os, aún no está confirmada por la Justicia de Alta Gracia.

No obstante, nadie pone en duda que circulaba de manera veloz.

Tampoco los peritos han concluido si el exgobernad­or se distrajo, se durmió, se desvaneció o qué le hizo perder el control de su camioneta para chocar de atrás al camión sin intentar frenar. Esto tal vez nunca se pueda precisar.

Pero lo concreto es que este caso, dejó en evidencia que a la ruta siempre hay que respetarla.

Fue la organizaci­ón civil Luchemos por la Vida, que hace años aboga por un mayor compromiso con el tránsito, la que le puso palabras y reflexión a lo sucedido.

“Sin duda, él (por De la Sota) era uno de ellos. Que como mucha gente, al encontrars­e con una autovía o autopista en buen estado, piensa que puede circular a más velocidad que la permitida, mucha más, y más todavía con un buen vehículo, con alta tecnología para la seguridad. Se genera la creencia de que nada malo les va a pasar, surge el ‘exceso de confianza’, más todavía cuando es una ruta muy conocida y transitada con frecuencia, se da el ‘aprendizaj­e de probabilid­ades’: tantas veces recorrida, ‘si nunca me pasó nada, nunca me va a pasar’”.

“Pero esa creencia niega la realidad fáctica de que en el sistema del tránsito no estamos solos, dependemos unos de otros y de que las leyes de la física siguen rigiendo aún en las autopistas más grandes, bien mantenidas y seguras y aún con los mejores autos”.

La idea no era achacarle culpas al fallecido, sino enseñar a partir de un caso de amplia repercusió­n. Aprender y tomar conciencia sobre aquello que nos sacude desde la misma realidad.

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