La Voz del Interior

El posdelasot­ismo

- Daniel Gattás*

Más allá del impacto emocional que despertó en el ámbito político la muerte de José Manuel de la Sota, es prudente hacer algunas reflexione­s sobre los movimiento­s que este episodio está generando en el tablero político nacional, provincial y municipal.

En primer lugar, y tratando de alejarme de las múltiples valoracion­es que se hicieron sobre su figura, en algo hubo consenso: murió un verdadero “animal político”, en el sentido aristotéli­co de la expresión; un personaje con un histrionis­mo tan particular que le permitía incluso hacer política cantando tangos o encabezand­o el desfile de su marca comercial de ropa para hombres.

En el ámbito nacional, De la Sota era uno de los pocos dirigentes del justiciali­smo que tenía diálogo con todos los sectores, incluso con la expresiden­ta Cristina Fernández. Su objetivo era claro, y quedaba expresado en el nombre elegido para el programa de TV que iba a conducir, el cual estaba pronto a estrenar: Puentes.

El espíritu era convocar a invitados de distintos sectores a los efectos de dialogar sobre “las cosas que nos unen”, dejando a un lado momentánea­mente las discusione­s sobre lo que nos divide. Dentro del peronismo

El objetivo de De la Sota era mostrarse ante la ciudadanía como un generador de consensos, como un hombre capaz de sintetizar una agenda común de cara al futuro; está claro que detrás de ello subyacía otra intención, legítima, por cierto: intentar constituir­se en candidato presidenci­al de un peronismo unido.

Su pérdida tiró por la borda todo este esfuerzo metódico, y desde un punto de vista político, su desaparici­ón física favorece al Gobierno nacional, cuya estrategia “duranbarbi­sta” es mantener saludable la cruenta interna del justiciali­smo. Habrá que escudriñar si alguien puede tomar su posta, lo que al menos hoy parece difícil.

A nivel provincial, la situación es diferente. El gobernador Juan Schiaretti, quien va por otro período, viene trabajado desde hace mucho tiempo en cohesionar a todo el peronismo local; así, incorporó en la gestión a dirigentes reconocido­s que estaban en la diáspora.

Por otra parte, mantiene una excelente relación de convenienc­ia mutua con Mauricio Macri, lo que eriza la piel de los socios locales de Cambiemos.

Lo que sí es fácil de verificar es que referentes del peronismo “delasotist­a” que aspiraban a ocupar lugares importante­s en las listas de 2019, hoy son huérfanos políticos. De los gestos de Schiaretti hacia ellos, dependerá que trabajen detrás de un solo objetivo.

Del lado de Cambiemos

En el otro rincón, los sindicados en Cambiemos, que intentarán quedarse con la provincia, están cada uno en su juego y disputando una feroz interna, la que no trasciende a los medios por expreso pedido de las autoridade­s nacionales; la UCR con Ramón Mestre ya lanzado a la gobernació­n, y otros que, asegurando estar bendecidos, quieren ponerse el mismo traje.

No se puede soslayar que el radicalism­o sufre una crisis interna. No es para menos, ya que el partido centenario tiene un papel secundario en la alianza; los dirigentes cordobeses que “sostienen” el acuerdo están muy cuestionad­os.

En el PRO, pasa algo parecido: la lucha es sin cuartel, con el agravante de que goza de menor peso territoria­l que la UCR.

Un párrafo especial para el Frente Cívico, que si bien tiene un líder definido, la visión crítica de Luis Juez a las políticas nacionales lo pone en una situación de debilidad frente al resto; habrá que esperar qué camino tomará.

Todos esperan que Macri baje líneas y discipline la tropa, pero frente a este panorama complejo, y de no suceder algo extraño en el horizonte, si se despega la elección provincial de la nacional, Schiaretti quedará en una cómoda posición para repetir otros cuatro años.

En el nivel municipal, la cosa es mucho más compleja. Al peronismo siempre le ha sido muy esquiva la Capital, principal distrito de la provincia. Tiene muchos candidatos, pero hasta el momento, ninguno con peso y carisma propio para intentar pelear con chances la intendenci­a.

Por su parte, el radicalism­o siente que, sin lugar a dudas, el sillón de lord mayor de la ciudad le pertenece, aunque no tenga un candidato definido. En el PRO y el juecismo no piensan lo mismo, y van a dar batalla.

Los aliados en Cambiemos van a tener una ardua tarea para ponerse de acuerdo, primero internamen­te, y luego con sus socios.

DE LA SOTA ERA UNO DE LOS POCOS DIRIGENTES DEL JUSTICIALI­SMO QUE TENÍA DIÁLOGO CON TODOS LOS SECTORES.

* Doctor en Ciencia Política Docente UNC y UCC

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(LA VOZ) José Manuel de la Sota. Su ausencia afecta al peronismo.
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