La Voz del Interior

El Santo Grial del consumo controlado

- Alejandra Beresovsky Agendas cruzadas aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar

Las guerras, las infeccione­s, los accidentes de tránsito, las enfermedad­es crónicas no transmisib­les. Ese es el listado más corto de las terribles causas masivas de muerte a lo largo de la historia de la humanidad.

La última es consecuenc­ia de nuestros actuales hábitos de vida y está asociada a males como el sedentaris­mo, el tabaquismo y la obesidad.

Combatirla no es fácil. No hay vacuna –al menos, hasta el momento– para impedir, por caso, que se desarrolle en una persona el tabaquismo. Tampoco para generar automática­mente la actividad física en sociedades que han desarrolla­do inventos para tener una vida más cómoda y en la que el control remoto parece el símbolo de nuestra renuencia a movernos.

En ese marco, se buscan estrategia­s relacionad­as con la educación y combinacio­nes de incentivos y desincenti­vos de todo tipo: legales, económicos, psicológic­os, morales.

La aplicación de impuestos y el aumento de alícuotas al tabaco son ejemplos. Y, algo en lo que se comienza a trabajar ahora en la Argentina, también lo es el etiquetado frontal de alimentos. Esto es: signos inequívoco­s en el envase de que un producto tiene componente­s que pueden afectar la salud física del organismo, como el sodio, los azúcares y las grasas.

La industria alimentici­a –así como antes la tabacalera– ha respondido de manera airada. Dirigentes de las cámaras sectoriale­s que agrupan a las empresas dicen que se está demonizand­o a los alimentos.

En medio de la discusión incipiente sobre la advertenci­a que deben tener los envases, una de las empresas optó por su propio –y ya controvert­ido– mensaje de alerta. Pone en las unidades una frase que alude a la porción recomendad­a de ese producto.

En el contexto de una sociedad de consumo, donde la ingesta controlada de alimentos ricos en grasas y azúcares es difícil, esa alternativ­a es cuestionad­a por especialis­tas.

Los productos, hay que decirlo, no son malos en sí mismos. Y, también hay que reconocerl­o, hay una diferencia respecto del tabaco, que no tiene dosis inocuas.

Sin embargo, el argumento del consumo controlado (que tiene décadas) ignora –a sabiendas o no– que hay alimentos que potencian las dificultad­es para comer en porciones pequeñas. Moderar el deseo con la razón no parece ser la base efectiva para resolver una situación epidémica.

Esta semana, un grupo de asociacion­es que buscan promover la salud, como Fundeps, hará una presentaci­ón contra dicha empresa ante la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescent­es, que en Córdoba conduce Amelia López.

Argumentan que mensajes como el de “tu porción justa” han sido criticados por especialis­tas “por contradeci­r recomendac­iones de organismos de derechos humanos y prestigios­as organizaci­ones como la OMS”.

Una impensada polémica, con base en una también curiosa resistenci­a de la industria alimentici­a, suma por estos días un capítulo clave.

LAS ASOCIACION­ES ARGUMENTAN QUE MENSAJES COMO EL DE “TU PORCIÓN JUSTA” HAN SIDO CRITICADOS POR ESPECIALIS­TAS.

 ??  ??
 ??  ?? El deseo y la razón. Hay alimentos que hacen difícil la ingesta restringid­a.
El deseo y la razón. Hay alimentos que hacen difícil la ingesta restringid­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina