Por la autovía, a barajar y a dar de nuevo
Pocos proyectos de obras públicas han tenido en Córdoba tanta discusión previa como la nueva autovía de Punilla.
Puede que asombre a muchos que semejante controversia se haya generado por un trazado de apenas 15 kilómetros.
El dato que falta, en ese caso, es que impacta en una zona especialmente sensible.
Deberían estar todos más avisados de que, desde hace años, el abordaje de obras de envergadura no genera la misma reacción en zonas serranas –turísticas y con una población más enfocada en las problemáticas ambientales– que en el llano más agropecuario o industrial. Nadie podría imaginar, por ejemplo, similares debates por las mucho más extensas autovías sobre las rutas 36 y 19.
El proyecto del segundo tramo entre San Roque y Cosquín ya tenía la licencia ambiental aprobada. Técnicamente, podía ser licitada. Pero la situación de conflicto en Punilla seguía abierta.
El Gobierno de Córdoba resolvió ayer pegar un volantazo que sorprendió. Decidió archivar ese proyecto y anunció que buscará acordar un nuevo trazado, ya alejado de las montañas y del bosque nativo remanente.
¿Lo hizo para evitar un conflicto que prometía sostenerse? ¿O para esquivar la judicialización que se presagiaba y que podía frenar todo
NADIE PODRÍA IMAGINAR SIMILARES DEBATES POR LAS OBRAS DE AUTOVÍAS EN EL LLANO, COMO LA HECHA EN LA 36 O LA QUE AVANZA EN LA 19.
avance? ¿Acaso la decisión debe enmarcarse en el contexto de una economía complicada?
Desde la Provincia insisten en que se trata de un cambio que no archiva ninguna promesa. Aunque pueda demorarse.
Sobre lo que implican el cambio anunciado y las variantes que se abren ahora profundiza nuestro Primer plano de hoy
De fondo, queda que nadie discute ya que Punilla necesita una ruta más ágil y segura que la colapsada 38.
También, que la experiencia de idas, vueltas y conflictos, en este caso, deja algunas lecciones de cómo, en adelante, debieran planificarse, debatirse y definirse las obras significativas, tanto por su relevancia como por su impacto.