El Paicor, los hermanitos de Quilino... y sus hijos
Que un niño coma en el colegio no es necesariamente una mala noticia. Hay experiencias en países desarrollados en los que el desayuno o el almuerzo en la escuela están íntimamente integrados al proceso de aprendizaje, diseñados como momentos importantes de la socialización escolar.
El problema aparece cuando ese plato de comida que se sirve en la escuela es la única o la principal oferta nutricional de los chicos. Entonces, ya no estamos ante una opción educativa, sino frente una necesidad primaria que no ha sido resuelta en el hogar y a la que la escuela asiste en emergencia.
Así nació el Paicor, allá lejos y hace tiempo, en enero de 1984, cuando el entonces gobernador Eduardo Angeloz conoció la historia de seis hermanitos de Quilino que se turnaban para comer en la casa y decidió abrir comedores escolares en toda la provincia.
Así nació, hace 34 años; y así sigue. Lamentablemente, sumando por imperio de la necesidad a nuevos chicos y adolescentes que, si no fuera por lo que comen en el colegio, pasarían el resto del día con poco y nada en la panza.
En nuestro Primer plano de hoy, presentamos las últimas estadísticas del programa y mostramos no sólo los números absolutos, sino también las diferentes realidades de los 26 departamentos cordobeses. No es lo mismo ser pibe en
EN ALGUNOS DEPARTAMENTOS DEL NOROESTE, HASTA EL 72% DE LOS CHICOS COMEN TODOS LOS DÍAS EN EL PAICOR.
Minas o en Pocho que en Unión o en San Justo. En los primeros, el estómago vacío hace más ruido que en los segundos.
En ciertas zonas de la provincia, particularmente en el noroeste, hasta el 72 por ciento de los chicos necesitan comer en la escuela. Un reflejo de lo fuerte que la crisis económica pega en miles de hogares.
No sabemos qué pasó con los seis hermanitos de Quilino que alentaron la creación del Paicor. Quizás comenzaron a comer en la escuela y pudieron, así, mejorar en parte su calidad de vida. Ojalá eso haya pasado. Aunque lo más probable es que hoy los hijos de aquellos niños también deban sentarse todos los días a una mesa larga con mantel de hule en el comedor de algún colegio.