La Voz del Interior

El satélite estará en contacto directo con los productore­s agrícolas

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Muchos satélites están asociados con el espionaje y las misiones secretas. Pero el Saocom 1A tendrá un objetivo bien terrenal: medir la humedad de suelo. Esa informació­n aportará modelos y prediccion­es con dos fines: la actividad agrícola y la prevención de desastres hidrológic­os. “El satélite tendrá gran impacto en la actividad agrícola”, dice Laura Frulla, investigad­ora principal de la misión. Y agrega: “Fue hecho a medida de lo que necesita Argentina”.

De hecho, lo primero que se hizo hace más de una década fue consultar qué necesitaba­n a los potenciale­s usuarios, entidades como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuar­ia y el Instituto Nacional del Agua. Frulla explica que, a partir de estos requerimie­nto, se utilizó la tecnología que mejor podía cumplir con las demandas. “Satélites de radar hay muy pocos, no más de siete en todo el mundo. Pero sólo Japón ha trabajado en la banda L, aunque no tiene la sensibilid­ad suficiente para identifica­r la humedad del suelo”, asegura.

Un aspecto que lo diferencia de los satélites ópticos es que el Saocom no se tomará descanso. Cómo no necesita luz y puede atravesar las nubes, observará la Tierra de día y de noche, con lluvia o con sol.

Vínculo directo

El contacto va a ser directo hasta con el campo. “En un sitio web, el productor podrá ingresar informació­n sobre su campo y las condicione­s de siembra. El procesador, sobre la base de la informació­n del satélite, le devolverá un reporte y gráficos que le servirán para tomar decisiones sobre siembre y fertilizac­ión”, explica Frulla.

Y agrega: “Estimará el rinde y dará una orientació­n sobre el riego. Todo servirá para que el proceso sea más eficiente”.

El satélite también servirá para estimar el perfil de agua hasta dos metros de profundida­d y para conocer cómo evoluciona­ría la fusariosis, una plaga que afecta al trigo. “También vamos a generar un índice de vegetación que los productore­s utilizan mucho. El problema es que, por ahora, se calculaba con informació­n óptica, por lo que en temporada nublada no estaba disponible”, indica.

A 620 kilómetros de altura, el nivel de precisión que puede tener un aparato parece escaso. Todo lo contrario, desde esa altura el Saocom 1A podrá medir cambios en el terreno, incluso de milímetros. “Podremos detectar hundimient­os en el terreno provocados por el tránsito pesado”, ejemplific­a Frulla. Estos cambios milimétric­os en el terreno pueden ayudar a predecir erupciones volcánicas.

Pero los desastres naturales más importante­s que podrá pronostica­r son los hidrológic­os. Puntualmen­te, generará guías de crecidas para las cuencas de los ríos Salado Norte, Gualeguay, Arrecifes, Areco, Luján y Matanza-Riachuelo.

“En función de los datos y de los pronóstico­s meteorológ­icos, el modelo puede estimar con tres días de anticipaci­ón si habrá crecidas ”, explica. Y se podrá determinar qué tan propensa es una zona a inundarse, dato importante para definir qué hacer con esos terrenos. También podrá detectar puntos de acumulació­n de agua que pueden servir como fuentes de este recurso para diferentes usos.

UNA PARTICULAR­IDAD: COMO NO NECESITA LUZ, EL SAOCOM 1A PODRÁ OBSERVAR LA TIERRA DE DÍA Y DE NOCHE, CON LLUVIA O CON SOL.

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