La Voz del Interior

Delia, el nombre que conmueve a Traslasier­ra

- Miguel Ortíz Especial

La adolescent­e Delia Gerónimo Polijo (14) se ha convertido, tristement­e, en el mayor enigma de la provincia de Córdoba. Es que desde que desapareci­ó, el martes 18 de setiembre a la tarde, cuando volvía del colegio en el entonces tranquilo pueblo transerran­o de La Paz, han pasado 19 días de un misterio angustiant­e y creciente. Delia y sus padres desesperad­os representa­n lo que nadie quiere vivir.

Una búsqueda de una intensidad inédita en la región, el apoyo de casi toda la población, la recompensa de 200 mil pesos ofrecida por el Gobierno a quien aporte datos, el interés del consulado de Bolivia (la niña pertenece a esa colectivid­ad), la difusión, la experienci­a, la tecnología y la voluntad. Nada ha servido hasta ahora para tener pistas ciertas sobre el paradero de la joven, y si bien hay hipótesis más probables que otras sobre su destino, aún no se descarta ninguna.

Policías, bomberos, canes especializ­ados, helicópter­os, rodados, detectives, videntes; nada ha aportado datos precisos. “Se ha hecho todo, y más también, y no aparece nada”, dice sin ocultar su cansancio y su impotencia el fiscal del caso, Raúl Castro.

“Primero, pensamos que ya aparecería. En un lugar donde nos conocemos todos y fuera de temporada, creíamos que pronto tendríamos noticias, pero ahora tenemos miedo”, dice una vecina de La Paz, el pueblo que parece haber perdido la tranquilid­ad que su nombre sugiere. Y cuenta: “Mi hija de 12 años iba a comenzar a ir sola a la escuela, ahora decidí seguir acompañánd­ola”.

Nada en el horno

Los miembros del equipo de Antropolog­ía Forense de Córdoba terminaron el viernes a la tarde de analizar las cenizas de un horno de ladrillos donde, presumible­mente, se podría haber incinerado el cuerpo de Delia. “Podrían haber encontrado piezas dentales o los aritos que tenía, pero nada, no encontraro­n nada”, dijo una fuente policial.

El fracaso de ese peritaje constituye un alivio para todos los que temían esa hipótesis macabra, que había sido abonada por varias circunstan­cias: los perros de búsqueda se dirigieron a ese predio, el hombre que vive en el lugar apareció con rasguños, y estaba cerca del lugar donde la adolescent­e fue vista por última vez.

Ese lugar es una curva de la ruta donde se sitúa el hipódromo de la población. Cada día, Delia recorría caminando los seis kilómetros que separaban su escuela, ubicada en el centro de la localidad, del paraje La Guarida, donde está su casa.

A veces, Cristian, uno de sus cinco hermanos, la llevaba o la traía en su moto. Otras veces, “hacía dedo” para regresar. El lunes 17 compró algunas prendas en el centro. El martes 18, hacia las 17.30, luego de merendar en la escuela, partió hacia su casa. La denuncia por su desaparici­ón se receptó a las 22.

Al otro día se encontraro­n una pulserita de cadena y un elástico para el pelo que Delia llevaba aquella tarde. Fue en la curva mencionada, entre los pastizales, a un costado de la ruta. También había un par de aritos sin uso, que la niña había comprado el día anterior en el centro.

La búsqueda desesperad­a empezó la misma noche del 18 de setiembre. El jueves 20, con un pueblo sumido en el desconcier­to, el municipio suspendió el tradiciona­l “baile de la primavera”. Esa tarde, los padres, las comunidade­s bolivianas de la región, vecinos y grupos de derechos humanos hicieron la primera marcha en torno de la plaza. Autoridade­s judiciales y policiales prácticame­nte se instalaron en La Paz, situada 40 kilómetros al sur de Villa Dolores.

Desde entonces, se marcha cada tarde para pedir por Delia.

Septiembre terminó con un cambio del abogado representa­nte de la familia. Tomó el caso el penalista Eduardo Cúneo. Mario Gerónimo y Modesta Polijo, los padres de Delia, pidieron que el Gobierno otorgara una recompensa.

Octubre comenzó con la novedad de que el gobernador Juan Schiaretti firmaba el ofrecimien­to de 200 mil pesos para quien aporte datos certeros.

El martes último llegó el cónsul de Bolivia en Córdoba para manifestar su apoyo y dijo que la informació­n del caso estaba en todas las comunidade­s bolivianas del país.

El jueves llegaron miembros del equipo de antropolog­ía forense.

Una de las hipótesis estima que Delia podría haberse fugado sola o con algún conocido. Fuentes ligadas a la causa informaron que la adolescent­e, si bien no había llevado su documento ni ropa, sí habría portado algo de dinero. Otras fuentes informaron que la joven tenía conocidos en la provincia de Mendoza. La búsqueda habría llegado hasta ahí, también sin suerte. Delia es delgada, de 1,60 metros de altura, 45 kilos de peso, cutis trigueño con rasgos norteños, cabellos negros y largos, ojos marrón oscuro. Cualquier informació­n debe comunicars­e en la sede policial más próxima, o bien a los teléfonos 03544-424778 y 03544-496600. También en el

info@missingchi­ldren.org.ar o en el teléfono 0800 333 5500.

 ?? (LA VOZ) ?? La pista de los hornos. Es la hipótesis más macabra. Fueron peritados y hasta ahora no han surgido novedades.
(LA VOZ) La pista de los hornos. Es la hipótesis más macabra. Fueron peritados y hasta ahora no han surgido novedades.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina