Llaryora, una amenaza “capital” para Cambiemos
En Unión por Córdoba aseguran que, esta vez, “sí”. Que el proyecto es ir “por todo”, lo que incluye revalidar los laureles en el plano provincial y recuperar la Capital, el bastión opositor que desde el 2003 se alternaron el juecismo y el radicalismo.
La carta del gobernador Juan Schiaretti para dar ese golpe tiene nombre y apellido: Martín Llaryora. La postal que arrojan hoy todos los sondeos –los que encarga el oficialismo y los que circulan en el arco opositor– pone al vicegobernador en uso de licencia como el mejor posicionado.
De acuerdo con esos guarismos –siempre interesados y no exentos de errores–, el sanfrancisqueño con residencia en la Capital desde que fue funcionario provincial no bajaría de entre 25 y 32 puntos cuando a los encuestados se les consulta por su voto en la ciudad, si las elecciones fueran hoy.
¿Llaryora quiere ser candidato a intendente? En el entorno del diputado nacional aseguran que no, de manera tajante.
Su cabeza traza un camino menos empinado que el de enfrentar el riesgo de gestionar una ciudad que, desde los tiempos de Ramón Bautista Mestre, no ha podido catapultar a un intendente al principal sillón del poder provincial.
Terminar el mandato en la Cámara Baja en 2021, disputar la senaduría ese año y quedar como uno de los mejores posicionados para la renovación generacional obligada que el PJ sabe que se avecina es el sendero lógico e ideal para quien fue el fundador del Peronismo que Viene.
Sin embargo, en política, lo deseado suele colisionar con la realidad. Además, Llaryora no conduce el PJ, hoy 100 por ciento en manos de Schiaretti tras la inesperada y trágica muerte de José Manuel de la Sota.
¿Podrá decirle “no” al gobernador si le ofrece esa postulación?
El año pasado, cuando De la Sota se autoexcluyó de la candidatura legislativa, Llaryora tuvo que tomar, a regañadientes, ese lugar. La historia es conocida: una derrota contundente frente a Cambiemos, pero que le valió una exposición provincial que se sumó a la que había tenido –aunque en un rol secundario– cuando recorrió la provincia junto con Schiaretti para la campaña de 2015. Son pocos los cordobeses que no asocian el apellido Llaryora con el peronismo y con Córdoba. Ese es un avance, pese a la cachetada que recibió en las urnas hace un año, aunque ese resultado haya tenido una fuerte incidencia nacional.
¿El PJ necesita ganar la Capital para asegurarse la reelección provincial? No. Lo demuestran los registros: pese a imponerse en los últimos cinco turnos provinciales, el último triunfo capitalino del PJ se dio en el lejano 1999, con Germán Kammerath. Ahora, el escenario podría ser otro.
Aquella máxima de que el peronismo hacía la gran diferencia en el interior y compensaba un desempeño más flaco en la Capital podría verse alterada para el año próximo.
Aunque no son homogéneas, en el interior algunas mediciones marcan que quien sea el candidato de Cambiemos para la gobernación arrancaría con un piso superior a los últimos turnos electorales, lo que presiona al PJ a equilibrar ese eventual desfase con un desempeño más potente en la Capital respecto del acostumbrado. Para eso, necesitará de un candidato que asegure un caudal fuerte de votos en el departamento en el que sufraga el 38,5 por ciento del padrón.
La Capital, una necesidad
En Cambiemos, en tanto, se descuenta que las elecciones capitalinas y la provincial irán juntas, aunque esa potestad depende sólo de Ramón Mestre.
También están al corriente de los buenos números de Llaryora.
Sin retener la Capital, Cambiemos no tiene chance alguna de conquistar la provincia, pero la tragedia mayor para la oposición no sería fracasar en su intento de recuperar el poder provincial: lo que desvela a los principales dirigentes, en especial del radicalismo, es la posibilidad de perder todo.
Algunos ya lo comentan en privado. Otros, en cambio, rechazan ese escenario apocalíptico y se aferran a las estadísticas de imbatibilidad que puede mostrar la UCR en la Capital en los últimos años.
Sin candidato definido hasta que se resuelva el tramo provincial, Cambiemos mira con atención la jugada del peronismo, esta vez decidido a ir por todo.