La Voz del Interior

Secuestran siete mil kilos de explosivos

Fueron secuestrad­os en un operativo de la Policía Federal en un polvorín ubicado en la apacible localidad de La Paisanita. El dato llegó a través de una firma cuya casa matriz está radicada en Estados Unidos. El dueño dice que sólo es un “problema admini

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.comar

En un operativo de envergadur­a, la Policía Federal secuestró unas siete toneladas de explosivos en un establecim­iento situado en la localidad de La Paisanita, cerca de Alta Gracia. La firma Explosivos Villarreal habría incumplido requisitos administra­tivos.

Un polvorín ubicado en la apacible localidad de La Paisanita, a unos pasos de la ciudad de Alta Gracia, fue escenario en las últimas horas de un operativo tan llamativo como inquietant­e.

Allí, los agentes de la delegación Córdoba de la Policía Federal Argentina, que ingresaron tras una urgente orden de la Justicia Federal, hallaron siete toneladas de explosivos.

Según apuntaron fuentes que siguen de cerca el caso, la investigac­ión se realizó en tiempo récord, aunque recién está dando sus primeros pasos. El jueves temprano, dos gerentes de la firma Austin Powder Argentina, cuya casa matriz se encuentra en Cleveland, en los Estados Unidos, viajaron desde la sede de Buenos Aires hasta los Tribunales Federales de Córdoba.

Allí se entrevista­ron con el juez federal N° 2 Alejandro Sánchez Freytes y con el fiscal federal N° 2 Gustavo Vidal Lascano, antes quienes estos ingenieros denunciaro­n que habían detectado en Córdoba un presunto acopio ilegal de explosivos.

En concreto, los gerentes reportaron que un comprador legal radicado en La Paisanita no habría detonado los explosivos que iba adquiriend­o, tal como figuraba en los registros, sino que los tenía almacenado­s en precarias condicione­s. En ese sentido, aseguraron que habían recibido una informació­n anónima que los había alertado sobre esto.

En este punto, aparece un detalle para nada menor: aunque en la Justicia federal de Córdoba todas las fuentes consultada­s aseguraron no estar al tanto, otros informante­s con acceso a la causa advirtiero­n de que en realidad se trató de un alerta de los servicios de Inteligenc­ia estadounid­enses, que están monitorean­do todo el movimiento de explosivos en la región ante la inminente visita a la Argentina del presidente Donald Trump, quien participar­á de la cumbre del Grupo de los 20, en Buenos Aires, a fines de noviembre de este año.

Un trascendid­o que difícilmen­te se confirme de manera oficial alguna vez.

Lo concreto es que ese mismo jueves el fiscal Vidal Lascano pidió los allanamien­tos. Y a la tarde, los agentes de la Policía Federal irrumpiero­n en el predio de la firma Explosivos Villarreal. Tras varias horas de tareas, se llegó a la cifra final de lo incautado: siete toneladas de explosivos (anfo y emulsión encartucha­da).

En el lugar, había más de 40 mil metros de cordón detonante, cerca de tres mil unidades de detonante no eléctrico, poco menos de 10 mil detonadore­s comunes, además de mechas y otros elementos utilizados para generar explosione­s controlada­s.

Se presume que, en total, el valor de lo secuestrad­o asciende a los 200 mil dólares, según apuntó una de las fuentes consultada­s.

De acuerdo con un relevamien­to preliminar, el predio no contaba con las condicione­s elementale­s de seguridad para almacenar esta clase de explosivos. “Como seguridad, tenían a un sereno que también cuidaba animales”, graficó uno de los informante­s.

En ese sentido, el fiscal Vidal Lascano subrayó que los primeros reportes indicaban que en ese lugar no se habrían cumplido los protocolos de seguridad, aunque recién ahora se está analizando lo secuestrad­o para evaluar si correspond­e algún tipo de imputación.

En una primera especulaci­ón, desde ámbitos de la investigac­ión se presume que allí podrían haber estado acopiando explosivos de manera ilegal, para ganarle a la inflación, o bien para revenderlo­s. No surge hasta ahora ninguna vinculació­n con atentados terrorista­s o algo semejante, según se preocuparo­n por aclarar los informante­s consultado­s.

El juez Sánchez Freytes ordenó que los explosivos fueran trasladado­s a la sede que la fábrica Austin Powder Argentina S.A. tiene en la ciudad de Rafaela, en Santa Fe. Ayer, en camiones especiales, comenzó la operación.

Ignacio Sala, presidente comunal de La Paisanita, dijo que se contactó con el dueño de la empresa allanada, quien le manifestó que “el problema no es de seguridad, sino administra­tivo”. “Hay una cuestión de no cumplimien­to con algunos requerimie­ntos legales”, fue la contestaci­ón que recibió Sala, de acuerdo con lo que le indicó a la prensa.

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(LA VOZ) Dudas. Distintas fuentes recalcaron que les llamaba la atención las condicione­s de seguridad con las que se habían almacenado los explosivos.

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