La Voz del Interior

Schiaretti trata de sumar el “efecto De la Sota”

- Julián Cañas La trastienda jcanias@lavozdelin­terior.com.ar

Militaron desde adolescent­es, pero con matices en el amplio paraguas ideológico del peronismo. Se decían amigos, pero eran diferentes. Por distintos caminos y circunstan­cias disímiles, José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti se convirtier­on en los máximos referentes del PJ cordobés en esta era democrátic­a.

Con el trágico final de De la Sota –hace 28 días–, el gobernador heredó el liderazgo absoluto del Gobierno y el PJ provincial.

Quienes conocieron bien a ambos remarcan que fueron distintos como dirigentes y como gobernante­s.

Aunque Schiaretti absorbió una de las caracterís­ticas más notables del fallecido exgobernad­or: su apego a las encuestas.

De la Sota fue un político creativo e intuitivo, pero nunca tomó una decisión sin atender lo que le marcaban los números de los sondeos de opinión.

Schiaretti también es un gobernante atento al humor que le indican las encuestas.

Hay dos consultore­s en los que más confía: uno cordobés, Luis Dall’Aglio, y otro porteño, Guillermo Seita.

Los números de ambos le indicaron a Schiaretti que el “efecto De la Sota” empujó hacia arriba su imagen positiva y la intención de votos.

Si bien falta mucho para las elecciones provincial­es –que aún no tienen fecha–, el gobernador tomó decisiones de acuerdo al nuevo escenario político en ausencia de De la Sota, el peronista cordobés más influyente de las últimas tres décadas.

Hubo medidas hacia adentro y hacia afuera del PJ. Le abrió la puerta del partido al delasotism­o, en especial a Natalia de la Sota, hija del exmandatar­io.

Hacia la oposición, aceptó el pedido de diálogo que le planteó el intendente Ramón Mestre, con quien mantenía una pulseada desde hacía más de un año.

Las encuestas le marcaban que el intendente capitalino había quedado parado como su principal opositor, si bien no les sacaba ventaja a sus rivales internos: Mario Negri, Héctor Baldassi y Luis Juez.

El gobernador retomó la relación institucio­nal con Mestre por dos motivos: cree que el municipio capitalino tiene más problemas financiero­s que los que admite el intendente. Y una crisis en la gestión mestrista terminaría salpicando al Centro Cívico.

Además, Schiaretti prefiere que Mestre mantenga firme su aspiración de ser candidato a gobernador, para seguir tensionand­o la áspera interna de Cambiemos.

No lo va a admitir el gobernador, pero sus números le marcan que hoy tendría casi asegurada su reelección. El “efecto De la Sota” le jugó a favor y trata de no desaprovec­harlo.

No obstante, no todo es tranquilid­ad para Schiaretti. Su mayor preocupaci­ón pasa hoy por la situación social, más que por sus rivales electorale­s.

El gobernador le pidió a la conducción del PJ que se movilice y “are” toda la provincia. La excusa es hablar de política, pero los dirigentes tienen la tarea de sondear el clima social en todo el interior profundo.

Cualquier reclamo genera alarma en el Centro Cívico. Ocurrió la semana pasada, cuando La Voz informó sobre una preocupant­e situación social en Cruz del Eje.

Schiaretti está atento a las encuestas, pero sobre todo, al humor social.

LOS SONDEOS MARCAN QUE CRECIÓ LA IMAGEN POSITIVA DE SCHIARETTI LUEGO DE LA MUERTE DE DE LA SOTA. Y TAMBIÉN LA INTENCIÓN DE VOTO.

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(LA VOZ / ARCHIVO) Dolor. Schiaretti, conmovido, en el velatorio de De la Sota.
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