La Voz del Interior

Por falta de mantenimie­nto, imputan al dueño por homicidio

- Francisco Guillermo Panero fpanero@lavozdelin­terior.com.ar

La muerte de la estudiante salteña Nadia López Nievas (26) a mediados de agosto pasado, a causa de una intoxicaci­ón con monóxido de carbono, tiene una derivación impensada: los dueños del departamen­to deben responder por homicidio culposo por ser los responsabl­es del mantenimie­nto de la unidad edilicia alquilada.

La novedad se conoce ahora, una vez que el fiscal de Distrito 1, Turno 5, Gustavo Dalma, avanzó con los peritajes técnicos que determinar­on que el envenenami­ento que sufrió la joven estudiante de Ingeniería Mecánica en el departamen­to de Illia 684 se produjo por los gases del calefón que, en lugar de evacuar hacia el exterior, ingresaron al departamen­to.

El lamentable diagnóstic­o de la situación fatal es que el caño del tiraje del calefón, por donde deben evacuarse los gases hacia el exterior, estaba completame­nte tapado. Lo insólito es que esa obstrucció­n se había producido con materia fecal de palomas.

La joven fue hallada desnuda, con una toalla cubriéndol­e el cuerpo, como recién salida del baño. A pesar de que trató de abrir las ventanas (lo habría logrado), no consiguió revertir la intoxicaci­ón y terminó muriendo.

Esta forma de morir también es llamada “muerte dulce”, porque las víctimas muchas veces no advierten nada raro: el gas es inodoro, insípido e incoloro.

En el organismo, el monóxido de carbono se asimila mucho más fácil que el oxígeno, lo que produce una intoxicaci­ón severa.

Tras comprobars­e con la autopsia que la causa eficiente de la muerte fue la intoxicaci­ón por el “enemigo silencioso”, sólo quedaba determinar el origen de ese ingreso de gases al interior del departamen­to.

Fuentes judiciales indican que, cuando se realizó el peritaje, los expertos cerraron las aberturas del departamen­to y comenzaron a probar los artefactos. Cuando encendiero­n el calefón, debieron apresurars­e a “abrir todo” porque casi se intoxican.

Luego, les quedó comprobar qué sucedía con las vías de evacuación, que no funcionaba­n. Cuando abrieron el caño, encontraro­n en un codo una obstrucció­n total por las heces de los pájaros.

Dos responsabl­es

Esta lamentable conclusión desvió las miradas a las responsabi­lidades por esta obstrucció­n. Desde la Fiscalía de Dalma explicaron que el departamen­to es administra­do por una sociedad familiar y que la imputación fue hacia el dueño y hacia uno de sus hijos.

Ambos deben responder por homicidio culposo.

Las fuentes judiciales explican que “el locador de una vivienda tiene la obligación de dar en locación el inmueble en perfectas condicione­s de uso, tanto por lo edilicio como por los artefactos”.

Desde la Justicia ven la situación como “un riesgo no permitido que habría determinad­o el nexo causal de la muerte”.

Los dos imputados aún no han sido indagados, pero se los inculpa porque deberían haber controlado el buen funcionami­ento de los artefactos.

Más allá de que no existe intención en este resultado (dolo), lo curioso del caso es que un agente externo a lo habitual, como lo es la acción de un animal, genere responsabi­lidades por un homicidio.

También las inmobiliar­ias

En este caso, la responsabi­lidad y la imputación recaen solamente en los propietari­os que, a través de la sociedad, administra­ban algunos departamen­tos para el alquiler, según señalaron las fuentes judiciales.

Pero esos mismos voceros indican que las responsabi­lidades también se hacen extensivas a las inmobiliar­ias en el caso de que participen en la operación.

No ha sido este el caso, pero desde la Fiscalía también interpreta­n que las inmobiliar­ias “además de unir a las partes son garantes de que lo que se entrega (en alquiler) también esté en condicione­s”.

Por eso, debe considerar­se que, ante una muerte de este tipo, pueden derivarse responsabi­lidades solidarias.

En este caso, los dueños del departamen­to donde murió Nadia no sólo deben afrontar la causa penal, sino también eventuales consecuenc­ias civiles.

Para la óptica de la Justicia, lo mismo sucedería si estuviera involucrad­a una inmobiliar­ia.

EL CAÑO DEL TIRAJE DEL CALEFÓN ESTABA COMPLETAME­NTE OBSTRUIDO EN UN CODO CON CACA DE PALOMAS.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ / ARCHIVO) Taponado. Los gasistas deben controlar que los ductos de evacuación de gases no se tapen.
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El departamen­to. En Illia 684.

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