La Argentina de Scaloni ya demostró seriedad
Brasil siempre será uno de los más exigentes examinadores de la selección argentina. Enfrentar al pentacampeón del mundo al inicio de un proceso de “refundación”, como el que vive la Albiceleste, implicaba muchos riesgos. Argentina decidió asumir algunos, aunque no todos.
Invirtió la prioridad que tenía el orden ofensivo por sobre el defensivo. ¿El motivo? La falta de jugadores clave y creativos como Gonzalo Martínez y Exequiel Palacios y el temor de que en el ida y vuelta pudiera darse que Neymar contara con los espacios y tiempos para hacerse un pícnic.
No terminó perdiendo por esa innovación sino por otros riesgos, de carácter individual más precisamente, que equipos como Brasil no suelen perdonar, y por aquellos que descartó, antes del juego. La presencia de Romero en el arco lo era, al igual que la de Nicolás Otamendi, dos de los integrantes de la generación de Messi y los que más jugaron con él. La salida en falso del “1” y la pérdida de la marca por parte de “Ota” conformaron un menú que Miranda se comió de un sólo bocado para anotar el 1-0 al final.
Sobredimensionó a un Brasil que sólo apostó al talento de Neymar y al que ya había controlado lo suficiente con Renzo Saravia, quien ganó casi la totalidad de los mano a mano, en un claro mensaje de aptitud y actitud para quienes realmente pretenden vestir la celeste y blanca. Es más, también se animó a subir con criterio para ser una alternativa en ataque. Sí, sí, el mismo que formó Belgrano. Lo de Saravia fue sobresaliente en un libreto medido y precavido que sólo pareció alterarse cuando ingresó un atrevido Lautaro Martínez en lugar de un Paulo Dybala al que tanto Scaloni como Sampaoli y hasta el mismo Bauza concibieron como un creativo total, siendo que su especialidad es la de ser un gran goleador. Ayer no tuvo los recursos para explotar, pero el número de 16 partidos jugados con la celeste y blanca (con Mundial incluido) sin goles y con un legajo modesto ya empieza a condicionar sus futuras convocatorias.
Como sea, caer así por riesgos menores sin haberse animado a probar qué tal es Brasil cuando lo atacan será una discusión que proseguirá más entre los hinchas de la selección que entre sus protagonistas.
Scaloni y los suyos marchan hacia el capítulo final del interinato, el que se cumplirá en los dos partidos amistosos con México, el mes que viene en nuestro país.
Su legado, a excepción de este juego, fue ofrecerle al DT que venga una alternativa de equipo rápido, veloz y agresivo, con hasta tres estrategias por juego –con la lógica excepción del partido de ayer y por el atenuante de no haber contado con Martínez, Palacios y Pavón–, y un testeo preliminar de casi 30 jugadores que no habían tenido lugar porque el único plan había sido la apuesta a lo que Messi pudiera hacer en la cancha y las disposiciones que tomó sobre convocatorias y cambios durante un partido en ese doble comando DT que formaron con Sampaoli.
Es suficiente, en poco tiempo y para el comienzo. Ahí estamos.