La Voz del Interior

Tras 45 años, un reencuentr­o a la distancia

- Laura Giubergia lgiubergia@lavozdelin­terior.com.ar

goo y en el corto tiempo ya manejaba el lenguaje de programaci­ón python”, contó Laura sobre sus inicios. Tanto se sintió atraída por ese mundo de comandos que pensó a qué otros aspectos de su vida podría aplicarlo.

Como docente, se propuso llevar a cabo un ciclo de formación tecnológic­a al que llamó “Fenómeno Phi”. Se trata de un laboratori­o tecnológic­o que creó junto con su socia (Agustina Paredes) y en el que niños y adolescent­es diseñan y desarrolla­n dispositiv­os. Se forman en programaci­ón y en robótica, empleando Arduino y otros softwares libres. Asegura que las actividade­s fomentan la creativida­d, la construcci­ón colectiva del conocimien­to, la reflexión, y plantean soluciones para problemas cotidianos o de gran escala.

No se quedó quieta. Al cabo de otro tiempo, pensó que sería de gran utilidad crear una aplicación que les permitiera a los pacientes con trastornos fonoaudiol­ógicos (como su hijo Máximo) tener un registro sobre sus tratamient­os.

“Se me ocurrió armar una plataforma para que Maxi se grabara y se escuchara después, y que la aplicación le marcara cuándo acierta y cuándo no para tener un registro de progreso”, contó.

Los problemas de su hijo le hicieron notar que, después de largos tratamient­os con especialis­tas, no tenía una devolución sobre sus avances ni tampoco los detallaba. Ella piensa que una vez terminado, el software se podrá utilizar en pacientes disléxicos y con varios problemas del lenguaje.

Sus proyeccion­es están basadas en consultas con otorrinola­ringólogos y con el equipo del consultori­o que atiende a su hijo. También se puso en contacto con un grupo de investigad­ores del Conicet que se dedican a la fonoaudiol­ogía e investigan el desarrollo en adultos y en niños.

Paralelame­nte, la mujer lanzó una página web que llamó “Incluwork.com”. Se trata de una especie de Linkedin (la red social para entablar relaciones profesiona­les) dedicada a conectar a empleadore­s con personas que viven con discapacid­ades.

“La gente piensa que en internet todo es consumir, entrar a buscar cosas, jugar juegos. Yo me di cuenta de que se pueden crear soluciones para las personas; ahí fue el clic”, relató Mercado.

Incluwork es una página cordobesa, y la desarrolla­dora cuenta que lo que más les cuesta es que las empresas “se abran y entiendan que las personas con discapacid­ad tienen capacidade­s de sobra”.

En la actualidad, Laura persigue la conformaci­ón de la versión local de Mujeres en Tecnología, una agrupación que tuvo su origen en Buenos Aires (Chicas en Tecnología). “La idea es empoderar a las mujeres para que sus trabajos tengan lugar en el mundo de la tecnología, que está monopoliza­do por varones”, dice.

“SE ME OCURRIÓ ARMAR UNA PLATAFORMA PARA QUE MAXI SE GRABARA Y ESCUCHARA, Y PARA QUE VIERA SUS PROGRESOS”.

La palabra “mamá” se le completa este año. Aunque todavía no pudo abrazar a Fernando, Blanca Cáceres encajó en el rompecabez­as de su corazón la pieza del hijo arrebatado que le faltaba desde hace 45 años.

Fernando Marqués Cáceres vive en España desde sus 4 años. Viajó hasta allí llevado por su papá y poco ha sabido de su madre en estas cuatro décadas, en las que varias veces escuchó decir que ella lo había dejado, que no lo quería.

“Mi papá murió hace nueve años, se fue sin decirme nada de mi madre, ahora sé que mis hermanos –por parte de padre– sí sabían de ella, pero nunca me dieron esa informació­n a mí”, cuenta desde las Islas Baleares.

Hace casi tres meses, su esposa lo esperaba en casa con la noticia de que habían llegado unos papeles de Argentina. “Automática­mente, presentí que era mi madre buscándome”, recuerda. Y sí, era su madre, que lo buscaba con el equipo de Identidad Biológica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Delegación Córdoba.

A Blanca se le entrecorta la voz cuando quiere recordar el 30 de julio pasado, el día que la llamaron desde la Secretaría. Entre lágrimas y abrazos, le contaron que habían logrado ubicar a Fernando. “Ese mismo día, mi hijo me llamó por teléfono, y desde entonces hablamos todos los días, a veces durante horas”, describe.

En los años que pasaron desde que su hijo fue llevado por su padre hasta hoy, Blanca formó una nueva familia y tuvo dos hijos, que la acompañaro­n en su búsqueda y que viajarán con ella en marzo a España, para conocer a Fernando.

“Ahora siento que la historia es linda, no quería irme de este mundo sin encontrarl­o, sin que supiera que estaba viva y que lo había estado buscando tantos años”, remarca esta mujer, que con la recuperaci­ón de su hijo sumó también una nieta de 12 años.

Una historia distinta

La historia de Blanca es distinta a la de la mayoría de los casos que llegan al equipo de búsqueda: ella estuvo casada con Guillermo Marqués, padre de su hijo. Cuando se separaron, el niño quedó viviendo con el padre y ella lo visitaba, hasta el repentino viaje a España.

“Él quedó viviendo con su papá, que tenía más recursos, pero yo lo visitaba, nos veíamos. Un día quedamos en vernos en la plaza San Martín, fui hasta ahí, pero me cansé de esperar que Guillermo llevara al niño. Se hizo de noche, y fui hasta su casa, pero no había nadie. Un vecino me dijo que se habían ido todos a España, incluido Fernando”, repasa Blanca. “No supimos cómo hizo para sacarlo del El caso de Blanca Cáceres llegó al equipo de Derechos Humanos, derivado de un Centro de Acceso a la Justicia (CAJ). Con los datos que la mujer pudo aportar, realizaron una minuciosa búsqueda en las posibles localidade­s en las que podría estar Fernando. Siguiendo el rastro del apellido Marqués, llegaron hasta un primo que los puso en contacto con Fernando. país sin mi permiso, pero eso hizo, se lo llevó”, recuerda.

Fernando dice que cada vez que intentó buscar a su mamá, lo desanimaba­n. “Sé que mis hermanos me buscaban por Facebook, pero yo nunca he sido de las redes sociales, sino tal vez me hubieran encontrado antes”, especula.

En marzo esta historia de ausencias y de contactos virtuales tomará dimensión física, cuando por fin Blanca pueda abrazar a su hijo, y él pueda hacerlo con ella y con sus hermanos argentinos. “Este Día de la Madre es completo para mí”, resume Blanca.

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Blanca. La mamá lo buscó desde Córdoba.
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Fernando. El hijo vive en Islas Baleares.

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