Claves para evitar ahogamientos
En Argentina, es la segunda causa de muerte en niños y adolescentes. Tailandia explica su modelo para reducir el riesgo. Desde 2006, el país del sudeste asiático disminuyó en más de un 50 por ciento la tasa de decesos por esta causa.
El ahogamiento infantil es una de las 10 principales causas de muerte de niños y jóvenes en el mundo. Tailandia diseñó un modelo de actuación para reducir el riesgo de este tipo de tragedias. Aplicándolo, logró disminuir más de un 50 por ciento los decesos por esa causa.
El ahogamiento infantil es una epidemia silenciosa en todo el mundo. El reporte global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que es una de las 10 principales causas de muerte de niños y jóvenes en todas las regiones del planeta.
En países como Tailandia, es la primera explicación de las defunciones en este segmento etario, y la segunda en Argentina. Sin embargo, en el país asiático están convencidos de que la tragedia puede prevenirse a través del trabajo mancomunado de múltiples sectores, tal como lo demuestra con Merit Maker, la estrategia nacional de prevención de ahogamiento que implementa desde 2006.
En el marco de la 13ª Conferencia Mundial de Prevención de Lesiones y Promoción de la Seguridad, Safety 2018, que se realiza en Bangkok hasta el miércoles, La Voz visitó el viernes pasado el distrito de Muang, en la provincia de Surat Thani, al sur Tailandia, para conocer el trabajo que realiza aquel país. Es que, tal como nos informaron las autoridades de los ministerios del Interior, de Salud Pública y de Educación en la reunión con medios internacionales y expertos de organizaciones como la OMS y la Royal Life Saving Society, Merit Maker logró disminuir en más de un 50 por ciento la cantidad de muertes por ahogamiento. De todos modos, reconocen que hay mucho por hacer porque, aun así, en 2017 fallecieron 708 niños.
El compromiso de todos
La estrategia de Tailandia tiene 10 elementos: políticas de largo plazo, gestión pública, información, manejo del cuerpo en el agua, jardines maternales, diseminación de conocimientos, entrenamiento de técnicas para supervivencia en el agua y para reanimación cardiopulmonar (RCP), comunicación pública e investigación y evaluación.
En la práctica, hace foco en la educación de los niños y de los padres. ¿Cómo? A partir de comunicarles medidas de seguridad en el hogar, cómo flotar, rescatar a alguien sin arrojarse al agua y aprender a hacer RCP. “Para esto, cuando un bebé nace, a la mamá le entregamos un manual con información sobre los cuidados mater- no-infantiles”, en los que, además del calendario de vacunación y consejos, se incluye una guía acerca de cómo prevenir ahogamientos, según explicó, en un encuentro en el centro de atención primaria Health Promoting Hospital, Boonta Tawornwa, la jefa de enfermería. Luego, en las visitas de control, además de chequear peso y aplicación de vacunas, se comprueba que los padres recuerden la información sobre prevención que recibieron en sus visitas anteriores. Al mismo tiempo, las enfermeras trabajan con los niños para, mediante el juego, comenzar a diferenciar las buenas prácticas de las malas prácticas en función del riesgo en su contacto con el agua; y les facilitan material para seguir jugando y aprendiendo en el hogar.
Además, se decidió incluir la prevención de ahogamiento en la currícula del jardín de infantes y de la escuela primaria. A los más pequeños, a través de actividades y de canciones, se los alienta a no jugar nunca cerca del agua, a no intentar alcanzar juguetes que allí se encuentren ni a asomarse en contenedores como jarras, bañeras y palanganas. Además, promocionan entre padres y cuidadores la creación de espacios controlados y delimitados por una cerca para proteger a los menores de 2 años. De hecho, en las comunidades, las autoridades congregan grupos de padres para que, juntos, busquen maderas locales (como las de bambú) y construyan –a partir de indicaciones como la altura ideal (51 centímetros) y la distancia justa entre los barrotes (66 centímetros o el ancho de una lata clásica de vegetales)– sus propias cercas.
Escuela primaria
En la escuela primaria, a partir de los 6 años, además, les enseñan estrategias básicas de supervivencia en el agua. La idea es que sean capaces de patalear boca arriba para acercarse a la orilla y flotar durante más de una hora mientras esperan ser rescatados. No se trata de saber nadar crol o pecho, sino de no sobrevivir. De hecho, en familias en permanente contacto con el agua, los padres tienen el hábito de enseñar a nadar a sus hijos. En este sentido, David Meddings, miembro de la OMS, quien también participó de la visita a Surat Thani, explicó a La Voz que “la mejor edad para entrenarlos es alrededor de los 8 años; está comprobado que logran resultados más eficientes”.
Salvavidas
En la escuela primaria, además, los chicos son capacitados para rescatar a otros niños o adultos con la advertencia fundamental de que nunca deben saltar al agua para hacerlo. Para evitar esa medida riesgosa, deben gritar para pedir auxilio con un mensaje tan breve como claro: “¡Ayuda, un niño/alguien se está ahogando!”. Luego, tienen que arrojarle a la víctima elementos que floten, como bidones o botellas vacías, para que pueda sujetarse.
La clave es aprovechar los recursos existentes. Luego, tienen que alcanzarle un palo largo, una rama extensa, cuerda, telas o ropa –incluso podrían ser toallas enlazadas– para, una vez que la persona se haya agarrado al objeto, poder arrastrarlo hacia la orilla.
Y, por si hiciera falta, los chicos también son entrenados para hacer RCP. “Ahora ellos tienen la tranquilidad de saber que pueden ayudar a alguien; además, flotar les da mayor confianza en sí mismos”, reflexionó Thuamen Pinkland, una abuela de la comunidad, ante la consulta de qué había aportado Merit Maker a su familia.
LA ESTRATEGIA DE TAILANDIA TIENE 10 ELEMENTOS. HACE FOCO EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS Y DE LOS PADRES.