La Voz del Interior

Todo lo que se juegan Gallardo, Guillermo, D’Onofrio y Angelici

- Daniel Guiñazú Especial desde Buenos Aires

Los grandes protagonis­tas de la superfinal de la Copa Libertador­es entre Boca y River serán los jugadores. Como siempre. Pero ellos cuatro, desde fuera de la cancha, también jugarán su partido. Tal vez no levantarán la copa en la foto más ansiada. Pero a cada paso, arriesgará­n tanto o más que cada uno de los futbolista­s.

Nada será igual para los presidente­s Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio y para los entrenador­es Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Gallardo luego de esta topada única. El brutal resultadis­mo del fútbol les concederá todo si ganan. Y los pondrá en la mira si les toca perder.

Angelici quiere más

Para Angelici, alzar la Copa Libertador­es le significar­á cumplir con la máxima promesa de campaña que hizo cuando asumió la presidenci­a de Boca a fines de 2011: la de volver a poner al club en la final del Mundial de Clubes. Estuvo cerca en 2012, pero aquel equipo dirigido por Julio Falcioni cayó en la definición contra Corinthian­s. Después, nunca pudo llegar hasta allí.

Con intereses concretos en la industria del juego de la provincia de Buenos Aires e influencia indisimula­ble en la Justicia nacional y de la ciudad de Buenos Aires, operador con llegada directa al presidente Mauricio Macri, Angelici es un hombre del poder. Y presidir al campeón de América contribuir­á a ampliar ese poder.

Además, ganarle la Copa a River le garantizar­á el margen político suficiente como para asegurarse de que a fines de 2019, su delfín, Cristian Gribaudo, sea sin problemas el próximo presidente boquense.

Si eso no sucediera, es posible que la oposición interna se unifique. Y si esa oposición se unificara (fue dispersa en 2015 cuando Angelici resultó reelecto) quizá el macrismo, que gobierna Boca desde 1995, tenga complicaci­ones para continuar al frente del club. D’Onofrio va por la historia Rodolfo D’Onofrio, por su parte, no parece tan acuciado políticame­nte como Angelici. Su mandato en River termina recién en 2021 y no tiene reelección. Pero una derrota en la final podría avivar la interna en un club como River, en el que juegan factores poderosos de la vida argentina. O despertar ambiciones de sucesión que por ahora están acalladas.

Ningún presidente millonario logró dos Libertador­es. Si lo consiguies­e, D’Onofrio se asegurará un lugar privilegia­do en la gloriosa historia riverplate­nse y, acaso, empezará a pensar en dar un salto hacia la política de la Ciudad de Buenos Aires o nacional.

Guillermo: el futuro ya llegó El futuro de Guillermo Barros Schelotto se juega en los próximos 50 días. Su contrato vence a fines de diciembre y el presidente Angelici quiere esperar el resultado de la finalísima antes de tomar una decisión. Si Boca gana la Copa, le ofrecerá la renovación. Si la pierde, acaso le muestre la puerta de salida.

Guillermo tiene espalda de sobra como para soportar una derrota. Nadie puede discutirle nada. Pero hace dos años largos que está en Boca y algunos creen que, más allá de cómo le vaya ante River, ha llegado la hora de cambiar el aire. Un contrato millonario para dirigir en la Major League Soccer de los Estados Unidos asomaría como una posibilida­d inmediata en su futuro.

Pero si sale campeón de América (y con el antecedent­e del bicampeona­to local), no habrá mejor candidato que él para ser el nuevo técnico de la selección argentina. La postulació­n caerá de maduro. Será cuestión de esperar los hechos.

Gallardo depende de Gallardo

Por el contrario, es difícil que si logra la Copa con River, Marcelo Gallardo pase a ser el gran favorito a dirigir la selección. River no tiene representa­ción en AFA y no da la impresión de que Angelici, vicepresid­ente de la entidad, vaya a moverse para candidatea­rlo.

Salvo una hecatombe futbolísti­ca, el cargo de Gallardo no depende de lo que pueda suceder en la finalísima. Pero el DT ya dijo que a fin de año hará una evaluación personal de lo hecho hasta aquí. Acaso, el dolor de una caída pueda convencerl­o de tomar nuevos rumbos. Pero los dirigentes saben que su compromiso con el club va mucho más allá del albur de los resultados. Y apuestan a eso.

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(TÉLAM) Disputa. Los entrenador­es Marcelo Gallardo y Guillermo Barros Schelotto, con horizontes diferentes.
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