La Voz del Interior

Más niños trabajan en calles del Centro

Quienes desarrolla­n actividad laboral en la calle fueron relevados por la Defensoría del Pueblo. La mayoría no tiene cobertura social. La Senaf creó un programa para documentar­los y mejorar sus condicione­s de salud. Para la Municipali­dad, es clave el rol

- Matías Calderón mcalderon@lavozdelin­terior.com.ar

En el Centro de la ciudad de Córdoba y zonas aledañas crece la presencia de niños, niñas y adolescent­es que pasan la mayor parte de su vida realizando “trabajos informales”. Carecen de cobertura social, horas de descanso y perspectiv­as formales de crecimient­o.

Esta es la realidad que refleja hace 10 años el defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba, Mario Decara, y que vuelve a detallar en el informe “Niños, niñas y adolescent­es (NNyA) 2018”, publicado por el Instituto de Género y Promoción de la Igualdad (Igpi), que depende de la Defensoría.

De los 77 NNyA que reveló en 2016, la cifra subió a 94, que se encuentran en una zona delimitada por el bulevar Guzmán y por las avenidas Poeta Lugones, Pueyrredón y Santa Fe, con mayor presencia en el microcentr­o.

La Secretaría de Niñez, Adolescenc­ia y Familia (Senaf) creó este año el programa “Menos calle, más derechos” con el objeto de tener un relevamien­to propio y de “restituir derechos” de manera progresiva a los niños en situación de calle, a pesar de que sus funcionari­os señalan que en la ciudad la obligación recae sobre el municipio, tal como lo indica la ley provincial 9.944 de Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescent­es.

La Municipali­dad de Córdoba reconoció la problemáti­ca, pero destacó que los NNyA trabajan a cargo de adultos responsabl­es (por lo general, de sus padres o de hermanos mayores de edad, según la fuente). Al estar bajo tutela, desde la Dirección de Promoción Fami- liar y Lucha contra la Violencia Familiar hablaron de “un fenómeno complejo” para la intervenci­ón, porque las familias no asumen un rol de protección y de organizaci­ón de las personas.

La defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescent­es, Amelia López, contó que junto a la Comisión Provincial para la Erradicaci­ón del Trabajo Infantil (Copreti) se dan cuenta de que estos niños participan de una estrategia de vida familiar. La defensora observó que permanecen en la calle por nociones culturales más allá de sus necesidade­s materiales innegables.

Decara salió al cruce de estas declaracio­nes de funcionari­os públicos provincial­es y municipale­s. “Los niños y adolescent­es en situación de calle muestran de la manera más lamentable y brutal el fracaso compartido del Estado en todas sus variantes”, dijo a este medio. Pero también habló de las familias y consideró que la realidad muestra problemas en la crianza y en la educación adecuada de los hijos.

“A la Argentina grande y moderna no la vamos a construir sobre la base de niños y adolescent­es criados en las condicione­s extremas de la situación de calle”, manifestó.

Mucho más que números Cada uno de estos niños y adolescent­es porta una historia, un puñado de desgraciad­as anécdotas y sueños de futuro, que comentan una vez que acceden a dialogar. Fueron censados por un grupo de profesiona­les que conforma el Igpi, que además aplicó un formulario extra con quienes accedieron a hacerlo para mostrar la profundida­d de esta realidad.

Un 28,4 por ciento está en el segmento etario de entre cero y cinco años y el 68,7 no supera los 15. Andan en los brazos de sus padres o estirando la mano y levantando la mirada, con una tarjeta, una revista o un palo limpiavidr­ios.

Sólo dos viven en la vía pública y el resto cuenta con una vivienda. Para la mayoría no hay jornada de descanso, no hay feriados, ni mal clima o enfermedad que justifique una falta. Cuando hablan del lugar de esparcimie­nto, nunca lo asocian al “sitio de trabajo”. La diversión –cuando se dedican a ella– queda alejada del Centro. Dicen que quieren terminar sus estudios, pero pocos lo consiguen, aunque más de la mitad asiste intermiten­temente al colegio.

Los bebés y los niños más pequeños acompañan a sus padres, quienes los cargan mientras desarrolla­n las actividade­s. Van creciendo en edad y continúan trabajando a la par de sus progenitor­es, o forman grupos “de rebusques” o de lazos sociales. La mayoría trabaja entre seis y 10 horas por día y casi la mitad lo hace de “lunes a lunes”.

¿Qué hacen? Un 60 por ciento vende productos (libros, gadgets para celulares, portadocum­entos, medias; lo que encuentran cada día) y tratan de evitar inspectore­s municipale­s. Otra buena cantidad (casi un 40 por ciento) pide limosna, limpia parabrisas de los autos, es cuidacoche­s, abre puertas de taxis o recolecta y vende cartones.

Según los datos publicados, las recaudacio­nes diarias no superan los $ 600 y la mayoría dice que junta más de $ 200; no tramitan causas judiciales y, por lo general, se muestran alegres.

La directora del Igpi, Patricia Calandin, quien estuvo a cargo de la coordinaci­ón de la tarea, sostuvo que los datos pueden servir para desterrar prejuicios sociales que pesan sobre la población censada.

“El defensor del Pueblo se propuso visibiliza­r a las personas que están en situación de calle. Mientras otros niños se educan, reciben afecto, juegan y se divierten, estos niños trabajan en las calles porque no tienen más remedio”, relató Calandin. Consideró importante “no romantizar la pobreza”, como –según ella– “hacen algunas personas que no reconocen la terrible realidad de los NNyA en situación de calle”.

José Piñero, titular de la Secretaría de Niñez, Adolescenc­ia y Familia de la Provincia (Senaf), dijo que no desconoce la realidad que expone el Informe de la Defensoría del Pueblo.

MUESTRAN DE LA MANERA MÁS BRUTAL EL FRACASO COMPARTIDO DEL ESTADO EN TODAS SUS VARIANTES.

Mario Decara, defensor del Pueblo

ESTOS NIÑOS TRABAJAN EN LAS CALLES PORQUE NO TIENEN MÁS REMEDIO.

Patricia Calandin, directora del Instituto de Género y Promoción de la Igualdad (Igpi)

“Nosotros venimos trabajando este tema hace cuatro meses. Creamos un programa particular para relevar la situación de niños en situación de calle”, declaró Piñero en diálogo con La Voz.

Por medio de la resolución 37/2018, la Senaf creó un equipo especial, coordinado por una trabajador­a social, que recorre las calles de la ciudad para relevar las situacione­s de los niños, niñas y adolescent­es.

“Empezamos a clasificar los derechos que están vulnerados: educación y documentac­ión son los más importante­s; salud, en menor medida. Están en un límite difícil, porque, por lo general, acompañan a las familias en sus labores”, explicó Piñero a este medio.

El objetivo es que los chicos continúen desarrolla­ndo sus actividade­s para no entorpecer la subsistenc­ia, pero que de a poco finalicen estudios y mejoren sus condicione­s y calidad de vida. “No podemos desconocer y ser ajenos a la compleja situación económica que atraviesa el país. Por eso hay que avanzar con suma cautela”, consideró.

En tanto, la titular de la Dirección de Promoción Familiar y Lucha Contra la Violencia Familiar de la Municipali­dad, Natalia García, explicó que desde la Municipali­dad de Córdoba, el primer contacto de situacione­s de calle lo toma la Dirección de Emergencia Social, que es la que determina la articulaci­ón con otros organismos y sólo en casos donde se deberían tomar medidas excepciona­les se informa a Senaf.

En la Dirección de Promoción Familiar, a través de su Subdirecci­ón de Niñez y Adolescenc­ia, se trabaja en un primer y un segundo nivel, que son la prevención y la promoción de derechos, respectiva­mente. Para hacerlo, buscan a los adultos responsabl­es e indagan sobre las razones que llevan a la situación de calle. A partir de allí – describen– analizan las opciones más adecuadas para el niño y su familia.

“Cuando está el adulto, nosotros no podemos correrlos. No sería apropiado. Cuando hay un adulto, tenemos que darle un soporte. Averiguamo­s si tiene casa adonde ir, para facilitarl­e opciones”, aclaró García.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) En la peatonal. Una de las zonas de la ciudad de Córdoba donde el trabajo de niños, niñas y adolescent­es se ve con mayor claridad.
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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Primera infancia. El relevamien­to incluyó a la población que está en el segmento etario de entre 0 y 5 años.

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