La Voz del Interior

Los espacios comunes para trabajar crecen en Córdoba

El formato ya cuenta con más de 20 lugares en la ciudad, con una capacidad global que supera los 2.300 puestos. Hay un abanico de perfiles y de posibilida­des que ha evoluciona­do en los últimos años.

- Daniela Tkach Especial

Según el portal de estadístic­as on line Statista, el número de coworkings que existe hoy en todo el mundo ronda los 19 mil y se estima que, hacia fines de este año, habrá unos 1,8 millones de profesiona­les eligiendo estos espacios para trabajar.

Se adjudica a Brad Neuberg, un desarrolla­dor de software radicado en San Francisco (Estados Unidos), haber sido el primero en pensar fuera de la caja e idear una manera de trabajar en forma inde- pendiente, pero a la vez rodeado de personas con las cuales compartir gastos y experienci­as.

Ese primer puntapié sucedió en 2005 y adquirió como nombre el neologismo coworking.

El concepto va más allá de alquilar un espacio con determinad­os servicios que se consideran “básicos” y que incluyen, en general, desde lo esencial, como un escritorio, conexión a internet y café, hasta otros complement­os, como casilleros, asador, pileta y estacionam­iento.

Es que, en rigor, el formato ofrece un plus que cuenta con una alta valoración entre quienes deciden sumarse a esta ola: trabajar en comunidad.

Aquí se propician relaciones que fluyen y generan sinergia, amistades, colaboraci­ón –de hecho, muchos traducen coworking como trabajo colaborati­vo–, y a veces hasta nacen sociedades y nuevos negocios.

En la ciudad, estos espacios siguen creciendo en popularida­d, en cantidad y en variedad. Ya suman, por lo menos, 25 y tienen capacidad para más de 2.300 puestos, según un relevamien­to propio.

Esto significa 10 coworkings más que hace dos años (66 por ciento de crecimient­o) y casi dos mil puestos más que en aquel entonces, ya que entre los nuevos lugares hay algunos espacios con mucha más infraestru­ctura.

La ocupación es altísima y, en el caso de los que llevan más años en el mercado, hay incluso listas de espera.

Cuánto cuesta

Las modalidade­s de contrataci­ón de estos espacios son variadas. Van desde el pago por adelantado y “de palabra”, pasando por contratos de alquiler temporario (como los de departamen­tos amoblados) o de locación de servicios, hasta las notas de adhesión.

Aunque la frecuencia de locación más popular es la mensual, también hay opción de alquilar por días y hasta por horas (90 a 100 pesos, en promedio).

Estas dos últimas posibilida­des son elegidas para salas de usos múltiples y reuniones, y son el auxilio de muchos trabajador­es independie­ntes (conocidos como freelancer­s) cuando, por ejemplo, se corta la energía eléctrica en sus hogares y el tiempo apremia para entregar un trabajo.

A pesar de la existencia de contratos formales, la flexibilid­ad de este formato permite, por ejemplo, adaptar lo acordado si, por ejemplo, surge un viaje en forma repentina.

De ese modo, las horas mensuales ya pagadas, que es la contrataci­ón más frecuente y que parte desde los 1.200 pesos por media jornada a los 6.050 en puesto full time (según los datos de este relevamien­to), se recuperan el mes siguiente sin otra dificultad que encontrar un espacio vacío en las salas de espacio, aunque no sea el propio.

La mayoría de los espacios están inscriptos en Afip como locadores de servicios y habilitado­s por la Municipali­dad como oficinas, ya que el coworking no existe como actividad regulada. También hay muchos casos de emprendedo­res de diferentes rubros que se juntan y alquilan una casa grande en la que cada habitación funciona como una oficina.

Perfiles

Aunque cualquier división tajante resulta imprecisa, se puede hablar de diferentes perfiles, tanto en lugares como en usuarios.

Con énfasis tecnológic­o. Es el perfil que suelen tener los espacios en incubadora­s y en acelerador­as, como Incutex (que funciona como ambas) o Alaya, quienes ven en el coworking un lugar fundamenta­l de trabajo.

Incutex es pionera en ofrecer ambientes que fomenten la vinculació­n y la inmersión. The Tech Pub, ubicado en el mismo edificio que el coworking, es un claro ejemplo de esas intencione­s.

Rapiboy y Quiena son emprendimi­entos en proceso de rápido crecimient­o que tienen base de operacione­s en Incutex. Alaya, en cambio, está incursiona­ndo desde hace poco en el formato, que surgió de compartir un espacio y administra­r gastos en conjunto, por lo que decidieron montar un lugar para perfiles afines, es decir, de base tecnológic­a.

Con foco en el triple impacto.

Espacio Abasto acaba de cumplir un año y es la casa de Drimcom, una incubadora especializ­ada en el desarrollo de emprendimi­entos de triple impacto y cocreadora del espacio. Aunque el lugar es abierto a todo público, los perfiles que más atrae son afines a esta impronta.

Allí funciona, por ejemplo, el espacio de vinculació­n de Tres Construcci­ones (3C), que ofrece soluciones habitacion­ales con desarrollo social, económico y de medioambie­nte a través de un sistema constructi­vo que utiliza módulos de plástico recuperado.

Con impronta artística y creativa. El Piso, uno de los primeros espacios de Alta Córdoba, invita a freelancer­s de la rama creativa (diseñadore­s y fotógrafos, por caso). Y Obra, mucho más joven y dando sus primeros pasos, abre sus oficinas a artistas plásticos y a emprendedo­res del rubro.

El lugar ofrece las habitacion­es de la casa que ocupa en barrio General Paz a docentes de distintas propuestas del formato taller.

De perfil ejecutivo y profesiona­l. Hay otros lugares que captan a profesiona­les, a emprendedo­res y a pequeñas empresas. Co-innova es uno de ellos, en espacios diferencia­dos (cada uno de los tres pisos tiene sus improntas y los coworkers son invitados a probar las tres modalidade­s hasta decidirse por la adecuada).

Así confluyen desarrolla­dores independie­ntes y nuevas empresas digitales como PedidosYa y Satellogic, que ocupan las dos mayores oficinas del espacio.

Flug es otro ejemplo de estas combinacio­nes: los espacios abiertos, que reúnen la mayoría de los puestos disponible­s, son ocupados por contadores, por abogados y por profesiona­les independie­ntes, mientras que su sala de reuniones es el espacio que Glovo (una startup de delivery) usa por excelencia para capacitaci­ones y entrevista­s.

Para empresas. El coworking de Ciudad Empresaria tiene, como valor agregado, estar, literalmen­te, sentado al lado de los líderes de mercado en diversos rubros. Además de las Pyme y de institucio­nes que tienen base allí, en el predio funcionan unas 45 empresas, en su mayoría tecnológic­as, entre las que figuran McAfee, HP y Mercado Libre.

La Maquinita también entra en esta categoría. Es una red que nació en Buenos Aires hace cinco años y que llegó a Córdoba no hace mucho (a principios de 2017 tomó cuatro pisos y medio frente al Buen Pastor), mientras sigue expandiénd­ose por el interior.

Tiene entre sus clientes, con oficinas enteras, a Aivo y a Infoxel Media Labs (ambos nacidos en Córdoba y con presencia en varias provincias).

Además, por sus caracterís­ticas edilicias, grandes empresas como Grido, Holcim y Naranja usan su salón de usos múltiples para talleres y capacitaci­ones fuera de sus oficinas propias.

PASÉ UN AÑO ENTERO TRABAJANDO DESDE MI CASA. AQUÍ ME IMPACTÓ EL AMBIENTE DE TRABAJO. Natalia Monge, traductora

OBRA ES UN COWORKING DE TALLERES, ALGO QUE NO ES TAN COMÚN. ESTOY SUPERCÓMOD­A ACÁ. Josela Ferrera, arquitecta

LOS COSTOS ERAN BÁSICAMENT­E LOS MISMOS Y LOS BENEFICIOS ERAN MUY SUPERIORES. Luis Rogero, de Glubatec

 ?? (RAMIRO PEREYRA / ARCHIVO) ?? Espacio común. La Maquinita, en Nueva Córdoba, uno de los “coworkings” de la Capital.
(RAMIRO PEREYRA / ARCHIVO) Espacio común. La Maquinita, en Nueva Córdoba, uno de los “coworkings” de la Capital.
 ?? (RAMIRO PEREYRA) ?? Ingeniero. Luis Rogero, de Glubatec, dejó una oficina que alquilaba y se mudó a Co-innova.
(RAMIRO PEREYRA) Ingeniero. Luis Rogero, de Glubatec, dejó una oficina que alquilaba y se mudó a Co-innova.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina