La Voz del Interior

Martes 13: un circuito por sitios de la ciudad que dan miedo

En la ciudad hay almas en pena, aparecidos famosos y otros que se preparan para salir al ruedo en este día cargado de superstici­ones. Proponemos un circuito especial para darse una vuelta apenas comience a caer la tarde y la noche gane con su oscuridad c

- Héctor Brondo hbrondo@lavozdelin­terior.com.ar

Los propensos a interpreta­r las cosas que les suceden a diario en su carácter sobrenatur­al dan por cierto, como dice el dicho popular, que el martes 13 no hay que casarse, embarcarse ni de la casa alejarse. Las fobias y las manías del pensamient­o arcano al respecto son muchísimas y atraviesan latitudes, culturas, generacion­es y condicione­s sociales y económicas.

Pero, como sucede en todos los órdenes de la vida, hay quienes consideran esta fecha singular como un día de suerte, apropiada para iniciar proyectos, apostarle unas fichas al azar o desafiar a las superstici­ones.

También, para saber cuál es su tolerancia al miedo y el autocontro­l ante situacione­s de pavor, desafiando a los fantasmas que abren las puertas de su casa esta noche e invitándol­os a pasar.

A propósito, la Municipali­dad de Córdoba ofrece visitas guiadas con cupos acotados para bajar al sótano del Cabildo Histórico, frente a la plaza San Martín, donde a la noche se escucha el ruido de las teclas de una antigua máquina de escribir. Se trata –según dicen– del alma en pena del “sumariante” que tomaba notas cuando en el monumento arquitectó­nico de Independen­cia al 30 funcionaba la Policía de Córdoba.

La experienci­a municipal incluye además al Museo Genaro Pérez. En el palacio de avenida General Paz 33 deambula otro espectro. Según las creencias, es el de la hija del exgobernad­or de Córdoba Félix Garzón, quien hace un siglo rodó fatalmente por la escalera central de la mansión.

Unas cuadras más arriba, la Casona Municipal de avenida General Paz y La Rioja, recibe de vez en cuando a Ismael Galíndez, quien levantó desde los cimientos el imponente chalé en esa esquina del Centro y a quien asesinaron en ese mismo lugar, en 1909.

Hay más todavía

Por fuera de ese giro misterioso oficial hay un circuito de enigmas más amplio en la ciudad.

Proponemos arrancar este itinerario desde el Palacio de Justicia, en Caseros 551. En el Salón de los Pasos Perdidos de ese edificio monumental, los hombres del derecho aseguran que suele verse cruzar a una monja vestida de blanco y negro. También, que el doctor Dalmacio Vélez Sársfield sale a caminar de vez en cuando por ese claustro ornamentad­o con figuras talladas.

Cabe recordar que desde 1981, los restos del autor del Código Civil Argentino descansan en un mausoleo erigido en el lugar.

Unos metros más allá, la esquina de Caseros y Figueroa Alcorta era la ochava preferida de la Pelada de la Cañada, el fantasma más célebre de Córdoba, hoy casi en el olvido.

El Teatro del Libertador San Martín también guarda secretos. En la sala mayor de la provincia se sabe que deambulan las ánimas de una bailarina del ballet oficial que saltó al vació desde un balcón que da a la avenida Vélez Sársfield al 365 y la de Romilio Ribero. A este poeta y pintor visceral la Parca lo encontró en 1974, con los pulmones y el hígado desechos por los excesos, en la buhardilla del edificio que le había cedido su amigo el gobernador Arturo Zanichelli porque no tenía dónde caerse muerto.

A la vuelta, en el Colegio Monserrat, hay quienes aseguran, en voz baja, que suelen escucharse ruidos

que provendría­n del pasado: serían de los aborígenes que hicieron las tejas “musleras” que se utilizaron en las construcci­ones jesuíticas.

En la misma “Manzana de las luces”, más precisamen­te en la Biblioteca Mayor (Obispo Trejo

242), hay lectores que aseguran haber tenido contacto con el espectro de “El Biblioteca­rio”, acomodando libros en los anaqueles de ese archivo que acaba de cumplir

200 años.

A 150 metros en “L” de allí, los estudiante­s de la Facultad de Lenguas dicen que suelen escuchar una radio que viene del más allá y que quiebra el silencio durante los exámenes escritos. Los aficionado­s a las leyendas recuerdan que cuando se cavaron los cimientos del edificio académico se hallaron restos óseos humanos.

Otros fantasmas con menos “prensa”, pero que también merecen figurar en el circuito alternativ­o de este martes 13, son: el de la cocinera de la Escuela Monseñor de Andrea (Vélez Sársfield 232), el del monje negro (¿o se trata de un esclavo?) del Salón Profundis (Ituzaingó casi esquina Corrientes) y el del fraile franciscan­o que usa el ascensor en el Museo Francisco Tamburini del Banco de Córdoba (San Jerónimo 166).

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