Elentornopara generar vínculos, con alta valoración entre los usuarios
Para los miles de cordobeses que todos los días o algunas veces a la semana ocupan un lugar en uno de los tantos coworkings que funcionan en la Capital, el formato es mucho más que una moda.
Locadores y locatarios coinciden en que es un modelo que llegó para quedarse, ya que combina servicios con un entorno de vínculos y de economía colaborativa, todo en el mismo lugar.
De hecho, buena parte de los argumentos a favor corre por cuenta de los propios usuarios, quienes encuentran más que un lugar para trabajar.
Natalia Monge (29) es traductora y “cumple horario” tres veces por semana en jornada part time en el piso 15 del edificio de Hipólito Yrigoyen 146 (esquina Obispo Trejo), donde funciona Co-innova.
“Cuando me recibí hice de todo, hasta que decidí dedicarme 100 por ciento a la traducción y pasé un año entero encerrada trabajando desde mi casa. Me sentí demasiado asfixiada. Acá me impactaron la vista, el ambiente de trabajo que se genera y la oportunidad de conocer gente con los eventos que organizan”, explica.
Además de ayudarla a organizar su vida profesional, el fee mensual que paga incluye tres horas de uso de la sala de reuniones, donde puede citar a clientes en un entorno bien ejecutivo.
Generar vínculos. Luis Rogero (34) es ingeniero en Sistemas y hace casi dos años decidió dejar la oficina que alquilaba junto con dos socios más y trasladarse a una zona de espacios compartidos del séptimo piso de Co-innova.
“Los costos eran básicamente los mismos y los beneficios eran muy superiores”, argumenta. Glubatec, el emprendimiento que creó junto con dos colegas, desarrolla soluciones de software a medida, y lo que ellos valoran, por sobre todas las cosas, es el networking.
“Hemos trabajado con otros profesionales de ese mismo espacio, compartimos o nos pasamos trabajo, armamos redes y pensamos qué más se puede ofrecer a algún cliente en particular”, comenta.
Un espacio para desplegar la creatividad. Josela Ferrero (32) es