La Voz del Interior

Facebook, Google y las caídas que duelen Pablo Leites

- Pablo Leites Nativo digital pleites@lavozdelin­terior.com.ar

Con horas de diferencia y en eventos aparenteme­nte no relacionad­os, Facebook y Google experiment­aron esta semana caídas de distinto tipo y alcance que sumaron al clima de debilidad bursátil que vienen experiment­ando desde hace un par de semanas todas las firmas de tecnología.

Como si no fuera suficiente que Wall Street mire de reojo y baje las proyeccion­es de crecimient­o y ganancias, la red social volvió a ser opaca en la explicació­n del inconvenie­nte que durante unos 40 minutos hizo aparecer el mensaje “Perdón, algo salió mal. Inténtalo nuevamente más tarde” a quien buscaba acceder vía web o app.

“Hoy, una prueba de rutina causó problemas a los usuarios para acceder o publicar en todos los servicios de Facebook, incluidos WhatsApp e Instagram. Rápidament­e investigam­os y restauramo­s el acceso para todos. Lamentamos las molestias”, fue el escueto comunicado difundido ayer.

Lo de Google fue un tanto más complejo. Técnicamen­te, una desviación en internet que redireccio­nó el tráfico de datos a Rusia y China afectó el lunes a varios de los servicios de Google, incluyendo los de búsqueda y almacenami­ento en la nube. Y puesto que hay otros servicios, como Spotify o YouTube, que se basan en esos servicios, no solamente afectó a quienes usan los productos más visibles de la marca.

Sobre qué tan grave fue, hubo opiniones divididas. Aunque para la compañía de inteligenc­ia y redes ThousandEy­es, fue “el peor incidente en contra de Google” del que haya noticia, para el Alphabet (casa matriz de Google) la cosa ni siquiera puede calificars­e como hackeo y no hubo datos comprometi­dos. Puede que sea cierto, ya que casi el 95 por ciento de todos los datos que pasan por Google están encriptado­s, pero no deja de preocupar que todo lo que moldea nuestra vida hoy descanse en compañías cuyas políticas de seguridad no dependen de entes supranacio­nales, sino de firmas privadas que mantienen sus protocolos bajo siete llaves y lejos de cualquier control.

Bastaría con el inquietant­e crecimient­o del impacto que fenómenos como las “fake news” representa­n para las democracia­s actuales en cualquier parte del mundo, de Brasil a Estados Unidos y de Argentina a Italia, para llamar la atención sobre lo muerto de la letra de iniciativa­s que alguna vez fueron nobles, como la de la Gobernanza de Internet.

De hecho, toda la internet y los desarrollo­s que de ella dependen se basan en un principio de confianza en la buena fe: los ingenieros asumían (allá lejos y en 1990) que los usuarios solamente tendrían buenas intencione­s al utilizar la web. Tim Berners-Lee, considerad­o el padre de internet tal como la conocemos, sigue creyendo que el de hoy no es el modelo altruista que pusieron a funcionar hace casi tres décadas.

“Necesitamo­s un nuevo contrato para la web, con responsabi­lidades claras para aquellos que tienen el poder de mejorarla”, dijo BernersLee hace menos de 10 días en la conferenci­a Web Summit, de Lisboa. La iniciativa se llama “For the web” (“Para la web”) y busca compromete­r a los gigantes y a los gobiernos a buscar una internet más libre y segura, donde se protejan los derechos de los usuarios y se ponga fin a los abusos y la manipulaci­ón on line.

Entre las más de 50 organizaci­ones que ya se han comprometi­do a unirse, además de administra­ciones como el gobierno de Francia o el ex primer ministro británico Gordon Brown, figuran Google y Facebook.

Tal vez un soñador como Berners-Lee –alguien que claramente no está en la Internet Foundation por la plata– ayude a los dos gigantes a levantarse de su peor caída: la simbólica.

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(FOTOILUSTR­ACIÓN DE OSCAR ROLDÁN)
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