La Voz del Interior

“En Nueva York, entendí que lo decisivo ya lo tenía adentro”

El trompetist­a nacido en Camilo Aldao abrirá esta noche en el teatro Real el 10° Festival de Jazz de Córdoba junto a la Banda Sinfónica. Fue conocido en el rock nacional, y luego pasó años de formación jazzera en los Estados Unidos.

- Alejandro Mareco amareco@lavozdelin­terior.com.ar

El año que viene, Richard Nant cumplirá medio siglo de entender la vida con una trompeta en la mano.

Cuando estiró la mano y la eligió entre todos los bronces que estaban a disposició­n en la fabulosa Escuela de Música y Banda Juvenil Manuel Belgrano, de Camilo Aldao (sudeste de Córdoba), tenía apenas 5 años. Demasiado pocos como para tener conciencia de lo asombroso y a la vez prodigioso que puede ser arrancar la vida con una certeza tan firme.

Entonces, no podía explicarlo, claro. Sólo sabía que le resultaba tan tibio y amigable ese sonido que una y otra vez salía del tocadiscos de su padre Obdulio, cada vez que ponía a Louis Armstrong.

Obdulio, saxofonist­a irrevocabl­e (aún toca en la vieja banda del pueblo) llenaba de jazz la casa que compartía con Vilma Scandrogli­o, su esposa y mamá de Richard. Sonaban Duke Ellington, Lionel Hampton, Count Basie... y sus maravillos­as big bands.

En aquella elección, había dos certezas definitiva­s en un solo objeto: la música como el aire mismo, y el color que tendría el sonido aun en los momentos de imaginació­n más silenciosa. La tercera certeza también estaba implícita, sólo que se revelaría saliendo al camino: es que se trataría de eso, de seguir la huella de la sed por tocar, aprender, probar, descubrir y finalmente encontrar.

El primer impacto se lo dio el maestro de la banda, José María Pardal. Después vinieron los días de adolescenc­ia y de bandas de rock en el pueblo, la pronta partida a Buenos Aires a los 18 para estudiar con un maestro trompetist­a como Roberto Fats Fernández y un compositor y arreglador como Pedro Aguilar, así como trabajos con las figuras del rock argentino del momento.

Fue sólo una escala de casi una década. El próximo paso sería la célebre escuela de Berklee, en Boston, Estados Unidos, donde construyó hermandade­s musicales que persisten como con Guillermo Klein, y el cordobés Fernando Huergo.

Tres años después, una larga temporada en Nueva York terminó de consolidar una etapa que, como consecuenc­ia de las derivas de su búsqueda, lo traería de regreso.

Y esta noche, Richard y su trompeta serán protagonis­tas junto la Banda Sinfónica de Córdoba, de la apertura del 10° Festival de Jazz de Córdoba.

NUEVA YORK ES UNA CIUDAD QUE TE HACE FUERTE. NO PODÉS HACER ALGO QUE NO HACÉS BIEN O QUE NO TE PERTENECE.

ADMIRO A LOS MÚSICOS QUE SE ENROLAN EN UN ESTILO, PERO A MÍ ME CUESTA MUCHO. NO PUEDO PERMANECER, NECESITO MOVERME.

De una banda a otra

“Tocar con la Banda Sinfónica y en la apertura del festival tiene un sabor especial, como de llegada a una orilla. El de la banda es la dimensión que me formó, y ahora puedo aportar algo y ser parte de este festival. Es un placer, pero también un desafío y una responsabi­lidad”.

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(PRENSA AGENCIA CÓRDOBA CULTURA)

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