La Voz del Interior

El difícil equilibrio entre el mensaje sanitario y el respeto a la diversidad

- Alejandra Beresovsky aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar

En Argentina, seis de cada 10 adultos tienen exceso de peso, así como un 30 por ciento de los niños y niñas en edad escolar. En la población pediátrica, además, el seis por ciento presenta obesidad.

La Secretaría de Salud de la Nación destaca que la obesidad y el sobrepeso aumentan el riesgo de tener más de 200 problemas de salud, entre los cuales están la diabetes, la hipertensi­ón arterial, las enfermedad­es respirator­ias crónicas, la enfermedad de los riñones, la del hígado y algunos tipos de cáncer.

En realidad, esta situación es generaliza­da en la región y en otros continente­s, por lo que existen recomendac­iones internacio­nales para frenar el avance de lo que se considera una epidemia, con el fin de mejorar la calidad de vida de la población.

En ese contexto, se diseñan mensajes de prevención y promoción de la salud que instan a introducir cambios en el estilo de vida y que algunos pueden considerar insistente­s o develadore­s de juicios de valor, intención que es descartada desde las carteras sanitarias.

“Hay evidencia científica que da cuenta de que la obesidad se asocia a mayores riesgos de enfermedad­es como las cardiovasc­ulares, la diabetes tipo dos, las patologías y trastornos relacionad­os con el aparato óseo articular”, describe Gabriel Acevedo, secretario de Salud de la Municipali­dad de Córdoba.

Y añade: “Por eso, se enfatiza tanto y se promueven hábitos y conductas que tiendan a reducir el sobrepeso y la obesidad en adultos y también en niños, niñas y adolescent­es. En otras décadas, los problemas de nutrición estaban asociados a la desnutrici­ón, y ahora tienen que ver con el sobrepeso”.

El funcionari­o afirma que se busca no afectar la esfera emocional de las personas, sino contribuir a contrarres­tar los múltiples condiciona­ntes biológicos, genéticos y sociales.

“Hay que ser muy cuidadoso y tener mucho sentido de la oportunida­d y del respeto a la situación de las personas cuando uno envía el mensaje. A veces se culpabiliz­a a quienes tienen un problema de salud y ese mensaje no contribuye a superar la situación”, opina.

“El mensaje tiene que apuntar a poner en conocimien­to y sensibiliz­ar sobre complicaci­ones del sobrepeso y la obesidad, pero también comprendie­ndo que es una condición de difícil resolución que para muchos se transforma en un estigma que condiciona su vida laboral y social”, agrega. Y completa: “El mensaje tiene que ser positivo, inculcar hábitos saludables y sin culpabiliz­ar. Hay que tener mucho equilibrio. Culpabiliz­ar no contribuye”.

Decisiones individual­es

Por su parte, Alicia Mombrú, coordinado­ra del Programa de Alimentaci­ón Saludable del Ministerio de Salud de la Provincia, también destaca que, en el marco de políticas sanitarias, los mensajes para promover un estilo de vida que contribuya a reducir el peso en aquellas personas que lo deseen se realiza “desde la perspectiv­a de salud”.

“Cuando hacemos la hipótesis del descenso de peso, el planteo es que hay una disminució­n que podría mejorar las condicione­s de parámetros clínicos”, señala. “Una baja de entre el 5% y el 10% ya es favorable para mejorar los parámetros clínicos”, grafica, pero remarca que se trata, igualmente, de una decisión individual.

“Queremos generar oportunida­des para todos porque el entorno no ayuda. Queremos que quien toma la decisión de bajar de peso tenga más posibilida­des de hacerlo, pero siempre desde la mirada respetuosa. Porque no queremos generar ninguna posibilida­d de que una persona se sienta mal con su peso”, concluye.

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