La Voz del Interior

Los cordobeses nos vemos desconfiad­os y conflictiv­os

Un estudio de la Defensoría del Pueblo indica que nos percibimos dialoguist­as y respetuoso­s, pero vemos problemas de convivenci­a. Atribuimos responsabi­lidad al otro ante las dificultad­es en armonizar. Advierten sobre que está afectada la relación entre l

- Gabriel Esbry gesbry@lavozdelin­terior.com.ar

Los cordobeses nos consideram­os personas muy confiables, pero la mayoría no confía en casi nadie. Muchos se ven a sí mismos como respetuoso­s de las minorías, pero piensan que la discrimina­ción está instalada en la comunidad. Buena parte asegura que hace algo por el cuidado del medioambie­nte, pero son muy pocos los que creen que la contaminac­ión es un problema de todos. Más de la mitad entiende que los conflictos se resuelven dialogando, pero reconoce que convivimos con un nivel de conflictiv­idad social demasiado alto.

“No soy yo, sos vos”.

Esa parece ser la principal conclusión del estudio sobre “convivenci­a social” que acaba de realizar la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba para conocer la percepción que tenemos los cordobeses sobre los temas fundamenta­les que hacen a nuestra convivenci­a como sociedad.

Según el informe, la visión del cordobés es que estamos atravesand­o un momento muy conflictiv­o en términos sociales, aunque las causas de que las cosas estén así son puestas en “el otro”. “Perci- bimos un estado de crispación social, desde las violentas discusione­s en la vía pública hasta el maltrato cotidiano. Esa mirada nos llevó a encarar esta investigac­ión para saber qué nos está pasando como sociedad. Y las conclusion­es muestran que los cordobeses tenemos una mirada de nosotros mismos como individuos y otra, bastante distinta, como sociedad”, dijo a La Voz Mario Decara, defensor del Pueblo de la Provincia de Córdoba.

Según Decara, los resultados servirán para avanzar en políticas públicas que alienten una mayor integració­n social y que permitan a institucio­nes públicas y privadas orientar campañas de concientiz­ación y promoción comunitari­a.

La investigac­ión se realizó en septiembre de este año, a través de una encuesta de 400 casos en la ciudad de Córdoba, una muestra compuesta por personas mayores de 18 años. El cuestionar­io se basó en estudios internacio­nales, lo que permite comparar resultados con otros países del mundo.

Confianza y conflictos

Uno de los ejes sobre los que trabajó el estudio es el de la confianza interperso­nal, considerad­a como uno de los pilares de las democracia­s modernas. Apenas un 22,6 por ciento de los cordobeses siente que puede confiar en la mayoría de las personas; el resto ve a sus pares con recelo. “Este es un gran indicador de capital social, ya que es la base para que una sociedad se dé proyectos en común, colectivos. Pero aquí está lastimada la relación entre las personas. Apenas si confiamos en los familiares y en los amigos más cercanos”, dijo José Emilio Graglia, director del Instituto de Investigac­iones de la Defensoría (Inedep) y responsabl­e de la investigac­ión.

A pesar de esto, la mayoría (el 54,3 por ciento) tiene la percepción individual de que es alguien confiable frente a los otros. “Es una suerte de paradoja: no confiamos, pero creemos que somos de con-

“NO SOY YO, SOS VOS”, ESA PARECE LA PRINCIPAL CONCLUSIÓN DEL ESTUDIO DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO DE LA PROVINCIA.

fiar. El problema está en el otro, no en uno mismo”, explicó Graglia.

Esta alta desconfian­za hacia los demás explica en parte, también, otro punto importante de la investigac­ión. La mayoría de los cordobeses piensa que vivimos en una sociedad altamente conflictiv­a, y que las mayores peleas están atravesada­s por la cuestión económica. De hecho, el 71 por ciento cree que existe un conflicto muy marcado entre empresario­s y trabajador­es, mientras que el 69,7 por ciento opina que la mayor puja se da entre pobres y ricos.

Más atrás se mencionaro­n como relevantes los conflictos entre jóvenes y adultos (57,8 por ciento), entre hombres y mujeres (52,9), entre nacionales y extranjero­s (46,5) y entre empleados y desocupado­s (46,2).

A pesar de esta visión sobre el nivel de enfrentami­ento social, una inmensa mayoría sostiene que los conflictos se pueden superar dialogando. Apenas un 16 por ciento entiende que, al final de la pelea, termina ganando el más fuerte. “No deja de ser un buen punto la apuesta por el diálogo, pero lo cierto es que el altísimo nivel de conflictiv­idad está instalado incluso en términos verbales”, opinó Graglia. “Para que sea efectivo, es necesario que el diálogo se institucio­nalice trabajando sobre sus mecanismos y en las más altas esferas”, señaló el investigad­or.

Respeto y diferencia­s

La distancia entre lo que los cordobeses creemos que hacemos individual­mente y lo que hacen los otros también quedó de manifiesto a la hora de pensar las diferencia­s y la discrimina­ción.

Seis de cada 10 encuestado­s se considerar­on “muy” o “algo respetuoso” ante alguien diferente, pero, lejos de esta autopercep­ción positiva, la mirada sobre el conjunto es bien distinta. El grueso de quienes opinaron aseguró que la mayoría de las minorías (en cualquiera de sus expresione­s) sufre un alto grado de discrimina­ción.

Y, en ese sentido, apuntaron que los adictos a las drogas y al alcohol son los más discrimina­dos en Córdoba (86,2 por ciento), seguidos por las personas con discapacid­ad

(77,8 por ciento), por los que tienen una orientació­n sexual distinta

(77,1 por ciento) y por los que tienen bajos recursos económicos

(72,2 por ciento).

“A pesar de considerar­nos respetuoso­s, tenemos mucha dificultad para ponernos en el lugar del otro. Nos cuesta vernos como minoría, aunque casi todos integramos algún grupo que sufre discrimina­ción”, aseguró Graglia.

La política, sí y no

El estudio también incluyó un apartado sobre la considerac­ión social de la política (y de los políticos) como instrument­o de transforma­ción social.

Casi el 90 por ciento aseguró que los políticos han perdido credibilid­ad, aunque existe una proporción importante (el 45,5 por ciento) que entiende que pueden recuperar la confianza perdida. Y en ese sentido piensan que el diálogo y el consenso entre los partidos políticos ayudarían a mejorar los niveles de representa­ción social.

“No estamos en un momento similar al de 2001, cuando se pedía ‘que se vayan todos’. La gente mira con desconfian­za a los políticos, pero todavía quiere creerles. Se trata de una cuota de racionalid­ad política que todavía conserva la ciudadanía, y que por ahora la aleja de los fenómenos tipo Trump o Bolsonaro”, sostuvo Graglia.

En el estudio, las miradas diferentes entre uno mismo y el entorno aparecen como una disociació­n importante, pero no dejan de representa­r una oportunida­d que se puede, o no, aprovechar.

“Lo que nos está sucediendo va más allá de la grieta. Hay algo más de fondo. Es necesario mirarnos más a nosotros mismos antes que al que está al lado o más allá. Tenemos que aprender a superar la disociació­n en la que vivimos entre lo individual y lo colectivo”, entendió el director del Inedep.

Y así destaca un apartado final de la investigac­ión: el cordobés está contento de serlo y se siente bien viviendo en la ciudad. El 70 por ciento de los encuestado­s se manifestó de esa manera. “Es una excelente base para trabajar desde allí. Todos somos cordobeses, todos somos semejantes y, a partir de eso, podemos concretar un cambio cultural de mayor respeto y aceptación”, concluyó Graglia.

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