Investigado por lavado de dinero, Alan García pidió asilo en Uruguay
como un problema, y ellos lo entienden como una forma de hacer política. Creo que los nuevos populismos tienen unos elementos que los acercan al fascismo que los anteriores populistas no tenían. Por eso es un momento muy raro. El populismo se acerca más al fascismo, pero hay elecciones y reglas democráticas.
–¿El populismo es el que mejor interpreta las necesidades del pueblo?
–En términos futbolísticos, es el que sabe cómo ganar los partidos al límite de las reglas y jugando de forma bastante sucia. Crisis de representación política significa que los votantes no se identifican con sus representantes y creen que estos gobiernan para sus propios intereses. Piensan “los políticos son todos millonarios y son dueños de los medios y esa no es mi condición”. La pregunta es cómo hacen aquellos que se presentan como la nueva política para convencer a votantes cuyos intereses son distintos. Es donde encuentra su lugar el discurso de la antipolítica. “Voten por mí que yo no soy político”.
–¿Qué diferencias tienen los populismos de izquierda y de derecha?
–En general, en los populismos de izquierda, si bien son intolerantes con las minorías políticas, esa característica está dada por la idea de que no están de acuerdo. Si uno no vota a Perón, es el antipueblo. No está de acuerdo con que Perón Del fascismo al populismo en la historia, de Federico Finchelstein, fue publicado por la editorial Taurus este año. El autor reconstruye la historia y las derivaciones ideológicas que explican el modo en que el fascismo se convirtió en populismo.
es el primer trabajador, por ejemplo. En los populismos de derecha, la definición de pueblo es una definición racial (el típico exponente de militante de Trump es blanco y protestante). Eso los acerca al fascismo de una forma que no es el caso del populismo de izquierda.
–¿Tiene larga vida el populismo?
–No creo que vaya a desaparecer. En Argentina es parte constitutiva de su cultura política. Se expresó de izquierda y de derecha. La Triple A fue populismo de derecha, un populismo al que el mismo Perón adhería en el final de su vida. LIMA. El expresidente de Perú Alan García se refugió en la Embajada de Uruguay y pidió asilo político a esa nación luego de que un juez le prohibió salir del país durante 18 meses, mientras se lo investiga por presunto lavado de activos y otros delitos relacionados con el escándalo de los sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht, se informó ayer oficialmente.
García “ha solicitado asilo a ese país, conforme a lo dispuesto por la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954, de la cual son parte el Perú y Uruguay”, dice un comunicado de la Cancillería peruana citado por la agencia noticiosa estatal Andina.
El exmandatario ingresó el sábado por la noche en la residencia del embajador uruguayo, horas después de que el juez Juan Carlos Sánchez Balbuena le prohibió salir de Perú durante 18 meses, pese a que, al conocer el fallo, dijo que no era “ningún castigo ni deshonor poder estar permanentemente” en su país.
Sánchez Balbuena, titular del Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria del Sistema Nacional Anticorrupción, resolvió favorablemente el pedido hecho en ese sentido por el fiscal antilavado José Domingo Pérez.
“Existen suficientes elementos de convicción que amparan los supuestos hechos ilícitos que viene investigando el fiscal”, argumentó el magistrado durante la audiencia.
Pérez, quien indaga el presunto pago de sobornos relacionados con la construcción del Metro de Lima, solicitó la medida el jueves pasado, luego de que el sitio web IDL Reporteros reveló que Odebrecht pagó 100 mil dólares a García.
De acuerdo con esa investigación periodística, Odebrecht abonó esa suma a través de su Caja 2 (o Caja B, un área corporativa para justificar contablemente el dinero gastado en sobornos) por una conferencia dictada en San Pablo, Brasil, en mayo de 2012, menos de un año después de que García finalizó su segundo mandato.
El jueves, el expresidente había reaccionado airadamente al conocer el pedido del fiscal: “Demuéstrenlo, pues, imbéciles; demuéstrenlo, encuentren algo”, dijo entonces a periodistas.
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, descartó ayer que existiera “persecución política en el Perú”, luego de dar a conocer la decisión de García de pedir asilo político en Uruguay y de refugiarse en la Embajada.
“No existe persecución política en el Perú, y todos los peruanos debemos allanarnos a la Justicia, sin excepciones”, expresó el mandatario a través de su cuenta de Twitter.