La Nueva Generación fue puro color y calor
Ayer, el festival se celebró bajo un sol ardiente y entre diversas ofertas artísticas. La buena convocatoria, en tanto, lo consagró como “cita ineludible” de la música joven.
Ayer se desarrolló una nueva edición de La Nueva Generación, un festival que ya ha conseguido posicionarse (con Córdoba como epicentro) como la alternativa más sustanciosa para ofrecer un paneo de las nuevas tendencias de la música joven argentina.
El evento tuvo una buena convocatoria (superó las 5.000 personas, según la organización y al cierre de esta edición) y en su primer tramo se desarrolló ante un sol agobiante, que no pudo vencer la voluntad de los tempraneros, pero que sí obligó a los Valdes a tocar en bermudas y al trapero Ca7riel a afrontar su set en cuero, directamente.
Conociendo Rusia, de rigurosa camiseta de Atlanta, Un Planeta y los cordobeses USV y Telescopios completaron ese tramo inicial en el que La Nueva Generación emitía señales de ajuste, con los sonidos de los escenarios un tanto superpuestos.
A todo esto, y pese al calor, la gente puso todo el color, con destellos de brillantina, raros peinados que ya no son tan raros y prendas a tono con el fragor millennial del evento. En suma, los looks fueron más compatibles con el desprejuicio multicolor de una Lollapalooza que con la comodidad chabona de Cosquín Rock.
Agitando “el” pañuelo
Tras el entrañable show de Salvapantallas, cuya cantante Zoe Gotusso se convirtió en comodín del festival (cantó con Valdes, Hipnótica y con Louta), se produjo el primer sacudón en materia de agite. La responsable fue la rapera Sara Hebe, quien en el medio de su show agitó un pañuelo verde para el regocijo de la multitud.
En las tiras de las mochilas o en las muñecas. Y no sólo las mujeres; también los hombres se hicieron ver con el símbolo textil de la lucha a favor de la despenalización del aborto, que fue una constante como complemento de vestuario en La Nueva Generación.
El gesto no sorprendió demasiado, ya que el evento no sólo es el único que supera al cupo femenino para la programación de eventos musicales (previsto un proyecto de ley ya presentado en el Congreso), sino que sus productores apoyaron la lucha feminista desde los conciertos que organizaron a lo largo del año.
En esta oportunidad, La Nueva Generación ofreció una versión ampliada en relación a la del año pasado, que se explica en cómo sus productores advirtieron a lo largo del año el crecimiento imparable de la marca.
Esto redundó en un mayor despliegue de producción que, sin embargo, en algunos momentos no alcanzó a contener la demanda imparable del público. Ya sea para ir al baño o para comer, las filas fueron muy largas y hubo que armarse de paciencia.
Al cierre de esta edición, en el VIP se pudo ver a Paulo Londra con su crew. Y la situación llama a pensar quién será el nuevo artista masivo que alumbre este festival. Vale recordar que, antes de los millones de plays, el trapero cordobés actuó en la edición 2017, muy temprano, sólo respaldado por las bases de un pendrive y mientras un amigo mandaba stories a Instagram. ¿Acaso La Nueva Generación trae suerte?