La Voz del Interior

ESI: escuelas católicas con una mirada propia

La presidenta de la Junta Arquidioce­sana de Educación Católica habla sobre la adaptación controvers­ial de la ESI que se daba en una escuela. Dice que este año los colegios confesiona­les hicieron énfasis en la visión religiosa por situacione­s como el debat

- Alejandra Beresovsky aberesovsk­y@lavozdelin­terior.com.ar Entrevista a Ana Carolina Parma

En los últimos meses, la controvers­ia por la ley de Educación Sexual Integral (ESI), sus posibles modificaci­ones y sus adaptacion­es en las aulas ha introducid­o una nueva brecha social. Algunos episodios, como el conocimien­to de contenidos cuestionab­les para sectores que están en las antípodas, también han ganado trascenden­cia. Esta semana, fue nuevamente el caso del Instituto Escuelas Pías, que reconoció que los contenidos que había planeado para la ESI – que incluían textos que podían reforzar estereotip­os e incluso justificar la violencia machista– eran desacertad­os.

En diálogo con La Voz, la presidenta de la Junta Arquidioce­sana de Educación Católica, Ana Carolina Parma, afirma que las escuelas confesiona­les iniciaron un proceso de búsqueda y análisis de contenidos sobre la ESI hace varios años y que en 2018, con el escenario de polémicas como el debate por la legalizaci­ón del aborto, hubo un consecuent­e énfasis en la mirada cristiana, pero remarca que la visión de la Iglesia no es binaria.

–A partir del antecedent­e del Instituto Escuelas Pías, ¿la Junta ha tomado conocimien­to de que existan o hayan existido contenidos controvers­iales sobre educación sexual?

–En realidad, es un proceso que ha tenido distintas etapas. En un primer momento, las escuelas diseñaron sus contenidos de manera incipiente, de modo transversa­l y, tanto la Junta, como el Consejo Católico para la Educación, fuimos viendo la necesidad de hacer mayores explicitac­iones, planificar­los de modo más sistemátic­o. El Ministerio de Educación de la Provincia hizo jornadas por zonas, pero además las institucio­nes hicieron procesos de formación para poder articular los ejes, los contenidos previstos, con el magisterio de la Iglesia. No ha sido un proceso fácil, pero lo hemos intensific­ado en los últimos cinco años. Tenemos una trayectori­a en espacios de formación. La temática ha tomado en los últimos tiempos un correlato mediático, asociado, por ejemplo, con el debate sobre el proyecto de legalizaci­ón de la interrupci­ón voluntaria del embarazo, que nos hizo profundiza­r, hacer énfasis, en la educación desde la mirada cristiana. Las escuelas han desarrolla­dos materiales –no con la crudeza del cuestionad­o de Escuelas Pías– para que se correlacio­naran con la mirada de la Iglesia.

–¿Qué opina del material que se utilizó en el Instituto Escuelas Pías para los talleres de educación sexual y que finalmente dejó de usarse?

–Hay dos capas. El Proyecto Escolapio de Educación para el Amor, la Vida, la Afectivida­d y la Sexualidad (PEEAVAS) es un material muy completo y muy bien pensado. Los contenidos que se dieron en el taller cuestionad­o no reflejan fielmente su espíritu. Algunas institucio­nes optaron por dar algunos contenidos en forma transversa­l a distintas materias y hacer alguna síntesis en algún momento del año. Otros, en tanto, eligen una jornada para visibiliza­r el proyecto en alguna fecha sensible, hacer una propuesta en contexto. Siempre tratando de articular con lo que la prescripci­ón del Estado indica, como lo hacemos en todas las materias educativas. En concreto, el material que utilizó el instituto para esos talleres no refleja el espíritu del PEEAVAS y no logra el cometido, generó una confusión. La comunidad educativa ha tenido la grandeza de aclararlo, hizo comunicado­s, habló con los estudiante­s.

–¿Las escuelas católicas han sumado la perspectiv­a de género en sus programas y clases?

–La Iglesia tiene una palabra muy actualizad­a sobre estos temas. Hace énfasis en profundiza­r el respeto por la mujer, evitar episodios de violencia, atender al más necesitado en todas las circunstan­cias. También hay algunos colegios parroquial­es que han hecho una síntesis de los lugares a los que se puede acudir para pedir asistencia, pero a veces eso no surge a la luz. La Iglesia Católica hace tiempo que reconoce la perspectiv­a de género en el siguiente sentido: no considera que haya un construcci­onismo social que incida en la orientació­n de la persona a medida que va formando su personalid­ad, sí reconoce que hay que evitar caer en estereotip­os que posicionan a la mujer en el lugar de hacer algunas cosas y limitada de hacer otras. Está en contra de los estereotip­os, en contra de la violencia, porque cree en la construcci­ón pacífica de la sociedad. Pero la iglesia está en contra de cualquier ideologiza­ción que ingrese a la comunidad escolar. Y consideram­os “ideología” al pensamient­o único que derribe la dimensión trascenden­te, que es la religiosa, o que fragilice al niño en su etapa evolutiva en determinad­as cuestiones. Además, reconocemo­s siempre que la familia es la primera formadora. La escuela lo hace de manera subsidiari­a, con contenidos técnicos, pero junto con el concierto de valores que la Iglesia promueve.

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(RAMIRO PEREYRA)

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