ESI: escuelas católicas con una mirada propia
La presidenta de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica habla sobre la adaptación controversial de la ESI que se daba en una escuela. Dice que este año los colegios confesionales hicieron énfasis en la visión religiosa por situaciones como el debat
En los últimos meses, la controversia por la ley de Educación Sexual Integral (ESI), sus posibles modificaciones y sus adaptaciones en las aulas ha introducido una nueva brecha social. Algunos episodios, como el conocimiento de contenidos cuestionables para sectores que están en las antípodas, también han ganado trascendencia. Esta semana, fue nuevamente el caso del Instituto Escuelas Pías, que reconoció que los contenidos que había planeado para la ESI – que incluían textos que podían reforzar estereotipos e incluso justificar la violencia machista– eran desacertados.
En diálogo con La Voz, la presidenta de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica, Ana Carolina Parma, afirma que las escuelas confesionales iniciaron un proceso de búsqueda y análisis de contenidos sobre la ESI hace varios años y que en 2018, con el escenario de polémicas como el debate por la legalización del aborto, hubo un consecuente énfasis en la mirada cristiana, pero remarca que la visión de la Iglesia no es binaria.
–A partir del antecedente del Instituto Escuelas Pías, ¿la Junta ha tomado conocimiento de que existan o hayan existido contenidos controversiales sobre educación sexual?
–En realidad, es un proceso que ha tenido distintas etapas. En un primer momento, las escuelas diseñaron sus contenidos de manera incipiente, de modo transversal y, tanto la Junta, como el Consejo Católico para la Educación, fuimos viendo la necesidad de hacer mayores explicitaciones, planificarlos de modo más sistemático. El Ministerio de Educación de la Provincia hizo jornadas por zonas, pero además las instituciones hicieron procesos de formación para poder articular los ejes, los contenidos previstos, con el magisterio de la Iglesia. No ha sido un proceso fácil, pero lo hemos intensificado en los últimos cinco años. Tenemos una trayectoria en espacios de formación. La temática ha tomado en los últimos tiempos un correlato mediático, asociado, por ejemplo, con el debate sobre el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, que nos hizo profundizar, hacer énfasis, en la educación desde la mirada cristiana. Las escuelas han desarrollados materiales –no con la crudeza del cuestionado de Escuelas Pías– para que se correlacionaran con la mirada de la Iglesia.
–¿Qué opina del material que se utilizó en el Instituto Escuelas Pías para los talleres de educación sexual y que finalmente dejó de usarse?
–Hay dos capas. El Proyecto Escolapio de Educación para el Amor, la Vida, la Afectividad y la Sexualidad (PEEAVAS) es un material muy completo y muy bien pensado. Los contenidos que se dieron en el taller cuestionado no reflejan fielmente su espíritu. Algunas instituciones optaron por dar algunos contenidos en forma transversal a distintas materias y hacer alguna síntesis en algún momento del año. Otros, en tanto, eligen una jornada para visibilizar el proyecto en alguna fecha sensible, hacer una propuesta en contexto. Siempre tratando de articular con lo que la prescripción del Estado indica, como lo hacemos en todas las materias educativas. En concreto, el material que utilizó el instituto para esos talleres no refleja el espíritu del PEEAVAS y no logra el cometido, generó una confusión. La comunidad educativa ha tenido la grandeza de aclararlo, hizo comunicados, habló con los estudiantes.
–¿Las escuelas católicas han sumado la perspectiva de género en sus programas y clases?
–La Iglesia tiene una palabra muy actualizada sobre estos temas. Hace énfasis en profundizar el respeto por la mujer, evitar episodios de violencia, atender al más necesitado en todas las circunstancias. También hay algunos colegios parroquiales que han hecho una síntesis de los lugares a los que se puede acudir para pedir asistencia, pero a veces eso no surge a la luz. La Iglesia Católica hace tiempo que reconoce la perspectiva de género en el siguiente sentido: no considera que haya un construccionismo social que incida en la orientación de la persona a medida que va formando su personalidad, sí reconoce que hay que evitar caer en estereotipos que posicionan a la mujer en el lugar de hacer algunas cosas y limitada de hacer otras. Está en contra de los estereotipos, en contra de la violencia, porque cree en la construcción pacífica de la sociedad. Pero la iglesia está en contra de cualquier ideologización que ingrese a la comunidad escolar. Y consideramos “ideología” al pensamiento único que derribe la dimensión trascendente, que es la religiosa, o que fragilice al niño en su etapa evolutiva en determinadas cuestiones. Además, reconocemos siempre que la familia es la primera formadora. La escuela lo hace de manera subsidiaria, con contenidos técnicos, pero junto con el concierto de valores que la Iglesia promueve.