River y Boca palpitan la superfinalísima
Los exjugadores cordobeses Roberto Monserrat (River) y Javier Villarreal (Boca) se anticipan al cruce de mañana, en el último juego de la final de la Copa Libertadores. Ayer, los xeneizes colmaron la Bombonera para presenciar una práctica del equipo.
Giacomo Ponta (58) sonríe más que sus alumnos. El grupo de estudiantes acaba de llegar a La Cumbrecita. Varios arrancaron la travesía horas antes, de madrugada y a caballo, desde la base del cerro Champaquí, donde viven.
El “profe” Ponta sonríe con una beba en brazos: es la hijita de una de sus alumnas que sigue estudiando pese a las distancias y los obstáculos.
“Cursa tercer año y es de las que más se esfuerza”, explica.
Los chicos se quedarán unos días en La Cumbrecita para asistir al colegio secundario local Los Tabaquillos. Completarán ahí la tarea escolar que en los demás días hacen en sus casas, allá lejos en la alta montaña.
A esas soledades rurales llega Giacomo, llevando la escuela a caballo allí donde están los chicos.
“El saber no sabe de altura y distancias” es nombre y lema del proyecto educativo que creó hace siete años.
Nació por el pedido de los papás: querían que sus hijos sigan estudiando el secundario, pero a la vez evitar dejar el sitio en el que viven y padecer el desarraigo. Y en las altas sierras, el universo educativo concluye en la escuela primaria.
“Decidimos que sea la escuela la que vaya a los que están más alejados, que también tienen el derecho a la educación”, señala Ponta. Así, lo que nació como prueba y ensayo, ya es un proyecto institucionalizado.
Cada 15 días, los jóvenes bajan a estudiar e interactuar con compañeros y docentes en la escuela.
En tanto, a las dos semanas, son los docentes los que desandarán el camino inverso.
En dos tiempos, viajan a Villa Alpina donde brindan las primeras clases y luego, a caballo, suben hasta el cerro más alto de Córdoba, para dar clases en algún puesto o vivienda.
Ponta, un italiano radicado en Córdoba hace décadas, destaca el apoyo de la comuna de La Cumbrecita, que aporta a la logística de los traslados.
Hoy, son 10 pibes que estudian porque este tano acordobesado imaginó un proyecto que los incluya. El año pasado egresó la primera promoción de ellos, de siete estudiantes.
Giacomo es licenciado en Ciencias de la Educación y Magíster en Ciencias Sociales y Humanidades. Desde hace una década, es el director de la única escuela secundaria de La Cumbrecita. Allí encontró su lugar.
Con poco más de 20 años, sacó boleto de avión desde Italia hacia América latina, trabajando con una ONG en educación popular. Vivió en varios países.
Lo que no se imaginaba es que se enamoraría de una santiagueña con quien echaría raíces en Córdoba. Se confiesa un apasionado por la labor docente.
“Ya me siento cordobés, me gusta Rodrigo y el ferné”, bromea. “Esta es la tierra donde nacieron mis hijos y la que elegí para vivir”, sostiene.