La Voz del Interior

La confianza que esconde dudas y temores

- Roberto Battaglino Politica.R rbattaglin­o@lavozdelin­terior.com.ar

La toma de decisiones en el Gobierno provincial está cada vez más centraliza­da y concentrad­a. Juan Schiaretti abre cada vez menos el juego y sigue personalme­nte, con obsesión detallista, cada acción de su gestión.

Quienes lo frecuentan tienen la impresión de que el gobernador siente que ahora tiene todo el comando en sus manos, que no debe compartir liderazgos y que –a diferencia de lo que fue su primer mandato– no le debe nada a nadie.

Por eso toma decisiones en procura de reforzar la imagen de jefatura única y tratará de jugar fuerte en varios frentes. Uno de estos será profundiza­r el control del Poder Judicial.

El fallecimie­nto de Carlos García Allocco en la madrugada de ayer le deja una vacante para cubrir en el Tribunal Superior, donde no se descartan más sillas vacías en el mediano plazo.

Si bien en el Ejecutivo aseguran que aún es prematuro entrar en las considerac­iones del reemplazan­te, más de uno da por hecho que Schiaretti sentará en ese cuerpo, que viene con algunos equilibrio­s inestables, a alguien que le responda.

El gobernador y los suyos buscan dar señales fuertes de que la continuida­d no está en duda, que el mandato recién termina en 2023 y que la estación 2019 no traerá mayores sobresalto­s a la vista.

Pero, atención, está es sólo la imagen que se pretende proyectar hacia afuera. Puertas adentro, en la cada vez más reducida mesa chica del Centro Cívico, tienen otros pareceres, a partir del análisis de otros guarismos, distintos a los que se propagandi­zan.

Primero porque saben que el año próximo será muy complejo para las finanzas de las provincias en general, y Córdoba no escapará a esa complicaci­ón de las cuentas públicas. Después porque el triunfalis­mo que exudan está fundado en los relevamien­tos de la imagen personal del gobernador, que es alta, pero no en los de intención de voto, que anda casi en la mitad de aquel primer indicador.

La idea de un cambio de gestión después de dos décadas aparece como muy arraigada en los trabajos serios de opinión pública que se hacen entre los cordobeses.

Las últimas encuestas que llegaron a la sede del Gobierno provincial muestran que con esa intención de voto que tiene hoy Schiaretti, es necesaria una fragmentac­ión opositora, como ocurrió en anteriores turnos electorale­s, para garantizar el triunfo. También marcan que el rival que tienen más cerca, en casi todos los relevamien­tos, es el diputado Mario Negri.

Pero Cambiemos Córdoba sigue enfrascado en complejas cuitas internas, cuyas resolucion­es son inciertas tanto en el modo como en los tiempos.

Ese incierto panorama llevó a algunos encumbrado­s integrante­s del establishm­ent cordobés –el “círculo rojo”, en terminolog­ía duranbarbi­sta– a intentar una osada operación política para que Unión por Córdoba (o como se vaya a llamar el peronismo provincial) y Cambiemos fueran con una lista común en la provincia y en la Capital.

Imaginaban estas personas, de diálogo frecuente con los principale­s protagonis­tas del poder nacional y local, un binomio compuesto por Schiaretti y un radical macrista y otro municipal liderado por alguien de Cambiemos con un peronista.

La maniobra no encontró eco, al menos hasta ahora, ni en la Rosada ni en el Centro Cívico.

En el edificio a la vera del Suquía, imaginan que el mejor aporte que le pueden hacer desde la fuerza gobernante nacional es presentar más de un candidato en Córdoba.

Detalle final, y no menor: el especialis­ta en fragmentac­iones opositoras ya no está entre nosotros.

SCHIARETTI Y LOS SUYOS DAN IMAGEN DE TRIUNFALIS­MO PARA EL AÑO QUE VIENE, PERO ALGUNOS NÚMEROS LOS PREOCUPAN.

 ?? (TWITTER) ?? ¿Invencible? Schiaretti proyecta una imagen triunfal, y recorre toda la provincia inaugurand­o gasoductos.
(TWITTER) ¿Invencible? Schiaretti proyecta una imagen triunfal, y recorre toda la provincia inaugurand­o gasoductos.
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