Un asalto callejero, un sospechoso ultimado y preguntas por aclarar
De un lado, desde la Policía de Córdoba se señala que se trató de un asalto callejero que terminó con la víctima golpeada, siguió un tiroteo y todo terminó con un sospechoso ultimado de un disparo en la cabeza. De otro lado, desde distintas organizaciones sociales barriales se acusa a la Policía; se dice que hubo un “fusilamiento por la espalda”; se remarca que el fallecido era un carrero que nada tenía que ver y se denuncia un “gatillo fácil”.
En el medio, la Justicia. El fiscal señala que hubo un asalto y que, en principio, el accionar policial estaría encuadrado en un legítimo accionar. Es decir, nada ilegal.
De todas formas, el funcionario judicial espera distintos peritajes, la autopsia y las declaraciones de testigos independientes para terminar de aclarar todas las preguntas que hay y surgen en el medio de esta historia, encuadrada en la inseguridad en Córdoba.
El rompecabezas comenzó a trazarse ayer a la mañana tras la muerte de Marcos Jesús Soria (33), a quien la Policía acusa de haber sido uno de los dos delincuentes que cometió un violento asalto contra un vecino en barrio Obispo Angelelli 2, en la periferia sur de la ciudad de Córdoba.
Soria falleció de un disparo de pistola 9 milímetros que le dio en la cabeza, desde atrás.
Tanto el oficial que lo ultimó como su compañero –ambos de la Patrulla Rural– se encontraban ayer en libertad y no existía acusación en su contra.
La muerte de Soria derivó en algunas escaramuzas, horas después, entre algunos jóvenes y efectivos de la Policía en la misma barriada. Hubo insultos y pedradas contra los uniformados por parte de numerosas personas que insistían en que se está frente a un “nuevo caso de exceso” policial.
Con la muerte de Soria, a todo esto, suman 10 los sospechosos de robo ultimados en lo que va del año en la provincia de Córdoba. La mayoría cayó por balas policiales.
Desde el Gobierno provincial siguen con extrema atención la evolución del caso. Primero, porque defienden el accionar policial. Segundo, por las acusaciones de las organizaciones sociales.
Soria era miembro de la Confe- deración de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), la misma organización que integraba Rodolfo Orellana, quien cayó muerto días atrás durante una pelea entre vecinos y policías en La Matanza, Buenos Aires, por una toma de tierras.
En el Gobierno de Córdoba temen por lo bajo que el caso de barrio Angelelli pueda politizarse.
¿Y qué sucedió?
De acuerdo con la investigación judicial y policial, eran poco más de las 6.30 de ayer cuando al menos dos delincuentes (que andaban a pie) asaltaron armados a un hombre que esperaba el colectivo cerca de la punta de línea de la empresa de transporte Ersa, en la manzana 27 de Angelelli.
Siempre según la versión oficial, la víctima (un vecino de 53 años) se resistió al robo y terminó con golpes y cortes en sus brazos.
Al parecer, los ladrones escaparon y la víctima alcanzó a alertar sobre lo sucedido a un suboficial que custodiaba el dispensario.
Este efectivo, a su vez, alertó a un móvil de la Patrulla Rural que recorría el sector. De acuerdo con el relato oficial, la dupla policial salió a buscar a los delincuentes y, a las pocas cuadras, logró ubicar a dos sospechosos.
“Estos hombres se dividieron y comenzaron a correr en distintas direcciones. Uno de los policías, el jefe de coche, logró controlar a uno de ellos y se trenzó a los golpes, luego escapó, sacó un arma y se produjo un intercambio de disparos”, comentó una alta fuente policial.
El oficial realizó al menos dos disparos con su pistola.
Según el vocero, el sospechoso era Marcos Soria, quien finalmente recibió un disparo y murió.
“El otro sospechoso fue capturado a los pocos metros”, indicó el informante de la fuerza.
El detenido fue identificado como Miguel Ocampo, de 45 años.
En el marco del procedimiento, se secuestró un revólver.
Desde la Policía enfatizaron que la víctima del asalto (el vecino) debió recibir atención médica debido a unos golpes y cortes que Marcos Jesús Soria había cumplido 33 años hacía poco. Era padre de un varón y de una nena de 4 y de 1 año, respectivamente. Vivía en barrio Obispo Angelelli. Según su familia, se ganaba la vida como carrero. La Policía indica que tenía antecedentes por robo y hasta un homicidio.
había recibido en el asalto.
Ocampo, el sospechoso detenido, quedó imputado por el fiscal Dalma como supuesto autor de robo calificado por el uso de arma.
“No era un ladrón”
“No era ningún delincuente. No es lo que están diciendo. Lo fusilaron”, insistía ayer la madre del fallecido, Luisa Gómez, mientras exigía justicia.
Desde el Ctep, destacaron que Soria era un carrero que no delinquía y que trabajaba para mantener a su pareja, Andrea, y a sus dos pequeños hijos de 1 y 4 años. “Además, trabajaba en la huerta. Era un buen muchacho. Él volvía de una fiesta y los policías lo detuvieron por nada, le pegaron mucho, él logró escaparse y se escondió en un corral. Lo detuvieron otra vez y le dijeron: ‘¡Corré! ¡Corré!’. Cuando iba corriendo, lo mataron desde atrás”, contó María, vecina e integrante de la misma organización social.
La Policía insiste en que Marcos Soria fue uno de los ladrones que atacó al vecino y que se enfrentó con los uniformados. Desde la fuerza, señalaron que el hombre tenía antecedentes delictivos, como un supuesto homicidio en ocasión de robo la década pasada.
Desde la fiscalía de Dalma se insistió en que el asalto callejero a un vecino está confirmado y que, en principio, no surgen elementos de un “exceso”. “Hasta ahora tenemos un homicidio con legítima defensa policial. Pero restan peritajes”, señalaron en la fiscalía.