La intensidad de una pasión urbana
Sacó las manos del bandoneón y abrió los brazos a todo lo ancho de la cruz. El gesto de la pasión de Damián Torres fue una fugaz estampa subrayada por la intensidad amarilla del foco a su espalda, que encendía los contornos de su silueta e impregnaba su cuerpo de latente penumbra.
Sobrevino al final de los primeros dos temas (Para la muchachada y El Chuno). El frenesí, la potencia, el ardor urbano de la música del bandoneonista y su quinteto estaban por fin en escena. El caudaloso arranque reflejaba no sólo la ansiedad expresiva que impulsó al nuevo disco de la formación, Ritmo de ciudad, sino también la espera por presentarlo.
El viernes, en el teatro Real, el Damián Torres Quinteto fue otra vez elocuente: su capacidad musical y creativa es extraordinaria. Mientras tanto, su búsqueda está tan atravesada por esa necesidad expresiva que otra vez (luego de Abriendo cancha ,el primer disco) viene a dar un testimonio de tango en presente alimentado todo de composiciones originales. Es decir, desde Córdoba levanta su bandera de música urbana con inspiración, energía y, sobre todo, asumiendo riesgos artísticos.
Torres es un protagonista de la cultura musical de Córdoba (es director de la Orquesta Provincial de Tango) y en el quinteto se encuentra con una confluencia de talentos que construyen y sostienen.
El pianista Jorge Martínez contribuye también con composiciones, en algunos casos compartidas, como el tema que le da nombre al disco. Luego, el temperamento del violín de Leandro Luizzi es decisivo en la sustancia de muchas melodías en vuelo. Así también, la guitarra de Dante Ascaíno (que también aporta letras de buena factura) contiene y además suelta su vela, como en el tema El idiota, que compartió sólo junto a Luizzi y a Federico Seimandi en el contrabajo. Seimandi, con su dispuesta versatilidad, reemplazó al titular, Christian Esquivel, ausente temporario.
El nuevo trabajo es doble, y una de las partes es música con letra. Entonces, Mery Murúa y Gustavo Visentín, dos de los cantores invitados en la grabación, pusieron palabras en escena con su acostumbrada solvencia interpretativa.
El concierto de presentación del disco había sido programado inicialmente para septiembre (fue cancelado por la muerte de José Manuel de la Sota) y después la cita fue quedando a contramano hasta que por fin se hizo posible.
EL DAMIÁN TORRES QUINTETO PRESENTÓ, FINALMENTE, SU NUEVO DISCO, “RITMO DE CIUDAD”, EL VIERNES EN EL TEATRO REAL.
El viernes, finalmente, la sala no estuvo todo lo colmada que se esperaba, pero el hecho artístico que el Damián Torres Quinteto representa para Córdoba y también para el país no sólo sucedió otra vez, sino que su real consistencia se quedó empapando las sensaciones y las conversaciones por un rato largo.
Una nueva estación
Jorge Martínez (piano), Pablo Jaurena (bandoneón) y Mauro Ciavattini (vientos) son el trío MJC. Desde aquellos anhelantes días de juventud fresca que los puso en un búsqueda artística compartida, hace ya 13 años, las brisas de notas y tiempo que han ido soplando los han traído hasta esta orilla de temperamento maduro.
El sábado presentaron su nuevo disco en Cocina de Culturas. Se llama Frutal, y sí, se siente el sabor con el que fluye la música. Es como en la intensidad serena de una siesta de pueblo: el trío estira la mano para tomar las frutas de una nueva estación (los tres, que son de pueblos interiores, saben de esa fecundidad).
Sobre la variedad de formas folklóricas a las que respetan sus estructuras esenciales, desplega- ron sus notables recursos de instrumentistas, en un ensamble de sonidos cada vez más claro y profundo. Todos los temas son propios (así como los tangos que adelantaron del próximo disco) y eso también es parte del retrato de esta sustanciosa afirmación.