La Voz del Interior

Último día para un servicio que lleva17año­sdeprestac­iónprecari­a

- Diego Marconetti dmarconett­i@lavozdelin­terior.com.ar

La crisis de 2001 dejó varias secuelas en la Argentina que aún no se pudieron sanar. En la ciudad de Córdoba, fue el punto de inflexión para que el sistema de gestión de residuos comenzara un proceso que recién 17 años después se confía en solucionar. Eso, claro, si la promesa de mejoras del intendente, Ramón Mestre, se cumple con el arranque de la concesión de la recolecció­n a cargo de Lusa, Urba Córdoba y Logística Ambiental Mediterrán­ea (LAM).

Hasta 2001, la gestión de los residuos sólidos urbanos era buena. Transcurrí­a el tercer año de la concesión a la empresa Cliba, del grupo Roggio, que había ganado la licitación llevada adelante por Rubén Américo Martí en 1998.

Había recolecció­n diferencia­da, planta de reciclado y sensibles mejoras en la disposició­n final en Potrero del Estado. También había campañas de educación sobre la separación de residuos, cestos amarillos y verdes y campanas para reciclar en distintos puntos de la ciudad.

Pero la crisis pegó fuerte durante la gestión de Germán Kammerath (1999-2003) y la prestación comenzó a restringir­se y a renegociar­se. El recorte fue de 700 mil pesos y, lógicament­e, significó menos calidad en el servicio.

Cliba también reclamaba por una deuda de 63 millones de pesos de entonces (unos 20 millones de dólares) que se generó en la gestión del intendente de Unión por Córdoba, y que requirió la intervenci­ón de un estudio de especialis­tas de la Universida­d Nacional.

En la gestión de Luis Juez (20032007), el servicio seguía resentido. Cliba pedía también por las actualizac­iones tarifarias y la diferencia por mayores costos.

Con Daniel Giacomino en la intendenci­a (2007-2011), se intentó una licitación en la que se presentaro­n Cliba y Covelia.

Y el servicio continuó en picada. Según recordaron a este diario varios actores que por entonces estaban vinculados con la prestación del servicio, las rutas de recolecció­n no se completaba­n y cada vez había menos camiones en la calle.

Giacomino, ya en crisis con su socio político Luis Juez, decidió que una empresa municipal tome la recolecció­n y disposició­n final de la basura. Así nació Córdoba Recicla Sociedad del Estado (Crese), gracias al voto positivo de los concejales del Frente Cívico y de Unión por Córdoba, y el rechazo de los radicales, entre ellos el actual intendente, Ramón Mestre.

El marco del nacimiento de la idea fue el Palacio 6 de Julio rodeado de camiones recolector­es y la ciudad inundada de basura por dos días sin prestación. Cliba estuvo a cargo del servicio hasta el 31 de enero de 2009, con residuos tirados por casi toda la ciudad.

Crese comenzó a operar el 1° de febrero de 2009 a las 20. Y lo seguirá haciendo hasta el último servicio de esta noche, aunque desde

2012 fue tercerizad­o y lo prestan Lusa y Cotreco. Crese fue recuperand­o el servicio, pero su paso dejó varios escándalos y permitió que el sindicato de recolector­es Surrbac multiplica­ra su poder.

Uno de los escándalos fue la fallida licitación de la disposició­n final a Innviron, una empresa estadounid­ense y con socios locales ligados al kirchneris­mo que presentó antecedent­es falsos en el proceso.

Sobre el final del mandato de Giacomino, el secretario de Economía municipal de entonces, Gabriel Bermúdez, indicó que la firma municipal había agotado su presupuest­o anual en agosto. La empresa terminó con 135 millones de pesos en rojo.

Ya con Ramón Mestre en el poder, la suerte de Crese estaba echada. El 18 de marzo de 2012, se tercerizó la recolecció­n en manos de Cotreco y Logística Urbana Sociedad Anónima (Lusa), del grupo Romero, dueño también de Ersa. La intención de Mestre era privatizar la prestación. Sin embargo, fracasó en su intento de

2014. Entonces, creó el Esop para que se hiciera cargo del barrido. Y Crese continuaba con la disposició­n final, mientras también creaba Cormecor para esa tarea.

Y recién a finales del año pasado pudo realizar un nuevo llamado, que terminó con la adjudicaci­ón de mayo pasado. El inicio del servicio debía ser en octubre, pero arrancará dos meses después.

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